La gran venta al desnudo
En las salas cinematográficas de la ciudad de México han comenzado a exhibir los adelantos de la película La gran venta o Der grobe ausverkauf, que es su título original. El filme es una producción alemana de Félix Blue y Arne Ludwig, con guión del documentalista Florián Opitz, historiador, escritor y periodista egresado de las universidades de Colonia y Heidelberg, quien expone en sus distintos trabajos las consecuencias de la globalización en distintas sociedades del mundo. En este caso, es la historia documental de las llamadas privatizaciones de servicios públicos estatales y cómo impactan a comunidades en América, Africa y Europa.
La narración dividida en episodios presenta los relatos de ciudadanos en países distintos y que padecen diariamente los efectos de la privatización impuesta desde organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Para ello entrevista a los responsables de esta forma de corporativismo global e incluye comentarios críticos del premio Nóbel de Economía, Joseph Stiglitz, sobre un concepto que es, más que una abstracción, una realidad que pone en desventaja a los ciudadanos frente a sus necesidades básicas como el acceso a la salud, los servicios de energía o de agua. Así, la historia se entrelaza con las vivencias de protagonistas como Minda, de Manila, Filipinas, que no tiene dinero para pagar la diálisis que requiere su hijo para sobrevivir porque el sistema de salud ha sido mayoritariamente privatizado; o de Bogani, un electricista de Soweto, Sudáfrica, que pertenece a un grupo llamado guerrilleros eléctricos, que se dedican a restablecer ilegalmente la luz en las casas de quienes no pueden pagar los altos cobros de la compañía de electricidad, que está en vísperas de ser privatizada.
A estos testimonios se suman los de un conductor de tren en Brighton, Inglaterra, de nombre Simon, que tiene que trabajar a lo largo de su vida para distintas compañías privadas como la British Rial con casi nulas ventajas laborales y culmina con los relatos de ciudadanos de Cochabamba, Bolivia, que enfrentan a las fuerzas de seguridad que protegen los intereses de un gran corporativo estadunidense que pretende privatizar el agua.
Las historias desnudan ante el espectador los falaces argumentos de los grupos privatizadores que rechazan la planificación económica a favor de las leyes de la oferta y la demanda o las fuerzas del mercado, que nada tienen que ver con el desarrollo humano, la equidad económica, la defensa de los recursos naturales o la protección del medio ambiente, la promoción de la cultura o alguna acción de solidaridad social. Por lo contrario, con imágenes de los discursos de personajes como Margaret Tatcher, se muestra la falta de sensibilidad social de quienes hablan de “reforma del Estado”, “desregulación”, “descentralización”, “racionalización” y “modernización” con el objetivo de disminuir la participación gubernamental para entregar los negocios más rentables y atractivos del sector público a manos privadas. Si bien la realidad que se retrata en esta película de 94 minutos es igual o parecida a la que vivimos hoy los mexicanos o cualquier habitante del planeta, es también un mensaje de esperanza ante la codicia y ambición que despierta en los grupos más favorecidos por el capital la transferencia de la gestión administrativa o el dominio de los activos y bienes que pertenecen al Estado, para ser remplazados por unos cuantos monopolios, ahora de carácter global, que manejan a su vez unos cuantos magnates, lo que conlleva a la renuncia de la promoción de la democracia económica y la justicia social, abandonando a su suerte a los sectores de la población menos favorecidos o marginados, con procesos de privatización que ocultan la corrupción, el tráfico de influencias, el uso de información privilegiada y la falta de transparencia que generan para una minoría la enajenación de los bienes públicos, que son de todos.
La gran venta es una reflexión oportuna en un momento en que la disputa entre el poder económico y el poder político se enfrentan para lograr la adquisición de la industria petrolera de nuestro país.