■ En 2004 fue discriminada por su obesidad y retirada del protagónico en Ariadna en Naxos
Esbelta, la soprano Deborah Voigt regresa al Covent Garden de Londres
Ampliar la imagen Deborah Voigt, en imagen de 2004 (a la izquierda), durante un ensayo de Las valquirias, en la Metropolitan Opera de Nueva York. Ahora la cantante estadunidense luce notablemente con menos peso (imagen de la derecha), razón por la cual el londinense Covent Garden, en una reivindicación a medias, decidió llamarla para protagonizar Ariadna en Naxos, papel del que fue retirada hace cuatro años en ese mismo recinto Foto: Ap
La soprano estadunidense Deborah Voigt regresó este lunes al Covent Garden de Londres para protagonizar Ariadna en Naxos, de Richard Strauss, luego de que hace cuatro años fue retirada de ese mismo papel por su obesidad, lo cual generó un candente debate sobre la discriminación en el bel canto.
Sin embargo, la reivindicación no es cabal, pues la cantante debió cumplir la condición reclamada por el recinto: bajar de peso.
Voigt encabezará seis funciones, desde este lunes 16 de junio y hasta el primero de julio, presentaciones que marcan su retorno al recinto londinense con la obra de Strauss.
La carrera operística de la cantante se limitó en los años recientes, debido a que los administradores operísticos y directores de escena consideraban que su figura no era apropiada para representar a las frágiles heroínas que caracterizan el mundo de la ópera.
Hace cuatro años el escándalo se inició con las polémicas sobre la forma en que el vestido negro se ceñía al cuerpo de la intérprete, razón por la cual fue despojada del protagónico de Strauss.
Deborah, entonces, fue remplazada por la alemana Anne Schwanewilms, quien, a juicio de los productores, sí lucía los “elegantes y modernos vestidos de noche” preparados para la protagonista.
“Mis caderas son grandes y el Covent Garden tiene un problema con ellas”, se defendió en su momento la Voigt, quien se consideró “una mujer afortunada” y comprometida con el público para compartir el don de la voz.
Ancestral bastión
Un año después del controversial incidente, Voigt había perdido 50 kilos, debido a una operación que se realizó en Nueva York, llamada bariatric surgery o bypass gástrico, la cual le redujo el estómago y además se realizó otro bypass (desvío) en una parte de su intestino para reducir la absorción de alimentos.
Después de las cirugías, la cantante sólo comía pequeñas porciones y solucionó los problemas de obesidad que tuvo desde niña, a pesar de haber emprendido muchas dietas. Desde entonces, dijo Voigt al New York Times, le encargan papeles con los que antes “sólo podía soñar”.
La expulsión que la condujo de manera directa a la clínica, pese al riesgo de perder la voz, generó desencuentros en el medio operístico y muchísimas voces en apoyo a la soprano, quien se ha caracterizado por su magnífica voz.
Unos meses después de su marginación en el Covent Garden, Voigt estuvo en México para presentarse en un concierto especial, en el contexto del aniversario 70 del Palacio de Bellas Artes, con la Orquesta Sinfónica Nacional.
Este diario siguió a la cantante durante su estancia en la ciudad de México y en su presentación en ese recinto, donde Voigt interpretó las joyas del lied alemán, las Cuatro últimas canciones de Strauss.
Juan Arturo Brennan, colaborador de La Jornada, escribió: “Voigt las interpretó con autoridad, potencia, estilo y atención a las sutilezas en la escritura vocal, aunque quizá le faltó añadir un poco de pasión arrebatada a su ejecución, particularmente en la última canción, En el crepúsculo, que es una de las más dolientes despedidas de la vida jamás expresadas por un músico”.
Para cerrar el programa –continuó Brennan– la soprano cantó, ahora sí con la flamígera intensidad que el asunto requiere, la escena final de Salomé.
En entrevista, la exitosa intérprete dijo a La Jornada que el rechazo para protagonizar el papel de Ariadna en Naxos, debido a su sobrepeso, se convirtió en un estigma,.
Esta clase de rechazo, dijo, es un “ancestral bastión de la discriminación abierta que existe en nuestras sociedades.
“No siempre las grandes voces nacieron en cuerpos hermosos”, agregó entonces la soprano quien sufrió algo similar a la bailarina rusa Anastasia Volochkova, cesada del Ballet Bolshoi por sobrepeso, agrupación a la que no pudo reintegrarse no obstante que interpuso una demanda.