■ La juventud asistente a los conciertos “busca un mundo más justo”
Quilapayún refrenda su mensaje en defensa de los derechos humanos
A más de cuatro décadas de su fundación, el mensaje del grupo chileno Quilapayún sigue siendo el mismo: “de fraternidad y denuncia frente a los atropellos a los derechos humanos, no sólo en Latinoamérica sino en el mundo; sobre todo de paz, porque los conflictos armados siguen ocurriendo”, señala Ismael Oddó, el benjamín de esa agrupación musical.
En entrevista telefónica, a propósito del concierto que –como adelantó ayer La Jornada– ofrecerán el 3 de julio en el teatro Metropólitan de la ciudad de México, el hijo de Willy Oddó Parraguez –integrante del conjunto, asesinado en 1991 en Santiago de Chile– explicó que si bien en la actualidad “no hay ningún proyecto como el de hace 30 años, al que uno pueda girarse”, existen bases, “fundamentos: lo que nos dejaron Salvador Allende, el Che Guevara, modelos de personas y direcciones políticas que marcan nuestra vidas.
“La juventud que viene a ver los conciertos está en la misma búsqueda de un mundo más justo, más equitativo, menos contaminado, más preocupados el uno por el otro, pues ese era el gran caballo de batalla de hace tres décadas de la izquierda, pero que se ha perdido en el individualismo absoluto, en la búsqueda por el ascenso. Por eso la lucha continúa.”
Ismael informó que los tribunales franceses, que llevan la controversia en torno al otro grupo que con el nombre Quilapayún, dirigido por Rodolfo Parada, por años ha hecho uso comercial del mismo, “nos han dado el derecho exclusivo del uso y el nombre de Quilapayún en Francia; es cuestión de trámites que la decisión se extienda al resto de la Comunidad Europea. En Chile también nos han dado la razón y hemos recuperado el uso del nombre y la marca”.
Ricardo Venegas, colaborador desde 1972 de Quilapayún, también vía telefónica, puntualiza: “lo que diga Parada nos tiene sin cuidado. Los hechos, el tiempo y la historia determinarán quién tiene la razón. Basta ver el disco que acabamos de sacar, titulado Siempre; quien lo escuche va a reconocer al mismo Quilapayún de los años 60, 70 y 80, es el mismo contenido de entonces: denuncia, provocación, humor, amor”.