■ Mi novia, la tristeza es un compendio de tres tomos, más allá de la suma de anécdotas
Agustín, al tratar de definir a la mujer, la inventó: Pável Granados
■ Es un hombre que se creó una vida e hizo de su biografía una obra de arte, agrega
■ Con María Félix sostuvo una relación muy cerebral; ¿cuánto pueden amarse dos monstruos sin destruirse?: Guadalupe Loaeza
Ampliar la imagen El Flaco de Oro fue un símbolo del progreso que vivió México a partir de los años 30 Foto: tomada del libro Mi novia, la tristeza
¿Qué significa hoy Agustín Lara? “Un enigma”, contestó la escritora y periodista Guadalupe Loaeza, quien añadió otra palabra que marcó una faceta de la vida del llamado músico poeta: “un seductor”, en entrevista realizada en el edificio de Editorial Océano, donde habló sobre el famoso Flaco de Oro (30 de octubre de 1900, Tlacotalpan, Veracruz-6 de noviembre de 1970, ciudad de México), con motivo de la presentación de un compendio literario-auditivo sobre el creador de Farolito, de su autoría, junto con Pável Granados y Adriana Landeros; ésta grabó 14 joyas “poco conocidas”.
El nombre completo del compositor romántico fue Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino.
Loaeza, Granados y Landeros se manifestaron orgullosos de lo que lograron: una investigación seria, más allá de la simple suma de anécdotas. Loaeza: “Lara sigue siendo un enigma por muchas razones. Fue un hombre que tuvo mucho éxito, sabía quién era, y se sabía compositor, no por soberbia.
“Lo que me llama la atención de la vida de Lara es la búsqueda constante del amor. Sus relaciones lo que más duraron fueron 10 años. Después de la primera, que creo que es la más significativa, a partir de 1938 siempre fueron mujeres jóvenes o que tenían un hijo, o… siempre había motivaciones que forman parte de este enigma. Él no pudo tener hijos. Era un ser solitario. ¿De verdad llegó a enamorarse? ¿De verdad llegó a sentirse realmente amado por lo que era, no por lo que representaba?
“En ese sentido me quedo con la primera relación, con la de Angelina Bruschetta. Creo que ella sí se enamoró de él, sí se entregó a él y sí fue un amor totalmente desinteresado, pero, ¿él a qué grado llegó a valorar esa relación?, porque al cabo de 10 años se relacionó con (Carmen) la Chata Zozaya y, por más que buscó a Angelina, ya no la encontró. Eso al principio de su vida profesional.”
Enfermera o administradora
Agregó: “Cuando terminó –en sus últimos años–, se casó con la hija de Chabela Durán, una de sus intérpretes, Rocío, quien llegó a su casa con María Félix, sola, porque su mamá siempre se encontraba de gira. La diferencia de edad era de cuarenta y tantos años. Me pregunto: ¿cuál fue su verdadera motivación para relacionarse con Rocío Durán? ¿Fue de verdad el amor? ¿Estaba muy solo? ¿Necesitaba casi una enfermera, una administradora?
“¿Cuál fue la última mujer en quien pensó? Eso lo hemos hablado Pável y yo; pensamos que fue su madre. A partir de la década de los años 60 ya no pegó mucho y eso lo enojó. Terminaba sus relaciones con mucha brutalidad, con mucha violencia. ¿Qué tanto amaba a las mujeres? Eso para mí seguirá siendo un enigma.”
–¿Ni siquiera a María Félix?
–María Félix provocaba admiración, pero creo que fue una relación muy cerebral, porque les convenía a ambos. Eran dos monstruos. ¿Qué tanto se pueden amar dos monstruos sin destruirse?
Esta obra está dividida en tres volúmenes y habla de las relaciones con todas sus mujeres. “Es un homenaje a Agustín y a ellas. En el libro hablamos de 10 mujeres, oficiales, pero en el ínter…”
–¿Le parece guapo o feo?
–No le pondría ningún adjetivo. Es Agustín Lara y no se parece a nadie (…); bebía una botella de coñac al día.
Pável Granados, de amplia y versátil trayectoria en el ámbito de las letras, tuvo un acercamiento a Lara “paulatino, porque me di cuenta de que era el símbolo de toda una época en la que se había instaurado una forma de amar, de vivir la ciudad de México, de sentir. Todo eso estaba representado en él. Me siento heredero de todas las nostalgias ajenas.
“Agustín, al tratar de definir a la mujer, la inventó. Las mujeres de ese entonces se emocionaron tanto con esa imagen que inmediatamente cundió esa manera de amarlas. Me encontré con un personaje interesantísimo, entrañable, que fue Maruca Pérez (La Mocosita), una tanguista jorobada de los años 20 a la que una vez su novio le llevó serenata. El pianista que contrató era Agustín Lara, entonces desconocido.
“Para mí, Agustín era como un personaje de novela. El libro Mi novia, la tristeza respeta esa condición novelesca. Es el mexicano cosmopolita, pero del art decó; es una búsqueda de modernidad por parte de los mexicanos, de una modernidad muy curiosa porque las canciones de Agustín duran tres minutos. Su voz combinaba con los nuevos edificios, con las nuevas licuadoras, con los elevadores; era una música que combinaba con la modernidad.
“Por muy anticuado que hoy parezca a mucha gente, la verdad es que fue un símbolo del progreso que se vivió en México a partir de los años 30. El mito siempre perdurará porque es el alimento de las historias, de la admiración. Hay que amarrar a Agustín a su historia, a su contexto, a sus relaciones. Bajado de su pedestal nos dimos cuenta de que es mucho más complejo y más atractivo. Es un hombre que se inventó una vida e hizo de su biografía una obra de arte”, añadió Granados.
Apasionadas, cachondas, la mayoría de sus canciones
A los tres tomos de Mi novia, la tristeza (sobre sus relaciones, cancionero y fotografías) se suman los dos discos titulados Rarezas y uno más, el citado de Adriana Landeros, quien expuso que de las canciones de Lara hay “una que otra cursi, pero la mayoría son apasionadas, románticas, amorosas, cachondas, sabrosas, algunas bailables. La mayoría para enamorar. De mi edad para atrás todos somos hijos de Lara. Nuestros papás, los abuelos… todos se enamoraron con la música de Agustín Lara. Quien diga que no, miente.
“Nos enseñó a amar de manera romántica, amorosa, gentil, espléndida, a las posibilidades de cada quien. No te tienen que llenar de rosas un tapete rojo y poner un piano al lado de la cama con una botella de champaña, y cantar un tema original, pero te pueden poner un disco muy bonito y llevarte una rosa, así como decirte cosas bonitas. Cada quien a su modo. Agustín a todas las mujeres las hacía sentir únicas”, dijo Landeros.
De este compendio, producto de 10 años de investigación, hay ediciones rústica y de lujo. Los entrevistados comentaron que hay planes para presentarlo en España y ciudades como Monterrey y Guadalajara.