■ Rotundo no de Nicaragua; en mi país son pecado mortal: Ortega
Sí de Calderón a producción de biocombustibles en México
■ Dicen en cumbre de Tuxtla que su uso paliará la crisis de energéticos
Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón platica con su homólogo de Nicaragua, Daniel Ortega, en el contexto de la cumbre de Tuxtla Foto: Ap
Villahermosa, Tab., 28 de junio. El uso de biocombustibles para enfrentar la crisis de energéticos en el mundo dividió opiniones de los presidentes asistentes a la décima Cumbre de Tuxtla. México, Colombia y El Salvador se alinearon en favor de su utilización, e incluso acordaron aliarse para la construcción de plantas en la región –incluyendo una en territorio mexicano–, mientras Nicaragua dio un no rotundo.
La discusión sobre el encarecimiento de los alimentos y del petróleo en el mundo dio como resultado que los nueve jefes de Estado y de gobierno anunciaran también que pugnarán porque se concrete pronto la reunión de “alto nivel” convocada por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki Moon, para abordar esta crisis.
Al dar a conocer los resultados del encuentro, el salvadoreño Elías Antonio Saca, en su calidad de presidente saliente de la Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, indicó que dicha reunión podría efectuarse antes del periodo de sesiones de la ONU (en septiembre), pero “ojala no sea muy tarde, cuando ya tengamos el barril de petróleo a 200 dólares”.
Disculpa a Lula da Silva
Tras esta intervención, la primera sesión de trabajo se desarrolló sin sobresaltos, hasta que el mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, después de escuchar una exposición sobre la política de Colombia en favor de los biocombustibles, afirmó que en su país son un “pecado mortal”. Dijo que lo hacía ofreciendo una disculpa al presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, quien no asistió al encuentro, pero quizás fue el más mencionado en el debate, por ser uno de los principales impulsores de los biocombustibles.
Teniendo como telón de fondo los recientes conflictos entre Nicaragua y Colombia, Ortega y Álvaro Uribe defendieron en público sus posiciones, a pesar de que Felipe Calderón, anfitrión del encuentro, intentó trasladar el debate a la mesa que se realizaría horas después a puerta cerrada. Como testigos estaban los nueve gobernadores del sur-sureste de México, quienes tuvieron un papel marginal en la cumbre.
Ortega no sólo rechazó la producción de biocombustibles, sino que buscó dar respuesta a las acusaciones de Colombia, en el sentido de que cobija terroristas, por haber dado protección a jóvenes heridos en el campamento de las FARC. Sin mencionar directamente el tema, el nicaragüense pidió que los países no se aferren a las concepciones del “imperialismo yanqui”, que tildaban de terroristas al gobierno de Nicaragua y a las guerrillas de Guatemala y El Salvador.
Aunque Uribe criticó la sustitución de la producción de alimentos, defendió las bondades de su programa, e incluso anunció planes para apoyar la creación de tres plantas en El Salvador, Guatemala y Honduras para promover la producción a pequeña escala.
Calderón y Saca coincidieron con el colombiano, aunque el mexicano matizó su postura y confesó que hace algunos años hacía una “entusiasta defensa” de los biocombustibles, pero cuando platicó con el científico mexicano Mario Molina, premio Nobel de Química, comprendió que no se puede hacer un uso “acrítico “ para producir etanol. Por eso, consideró conveniente promover el uso de biocombustibles, pero elaborados con productos que no sean alimentos, como la higerilla o la jartrofa.
Aprovechó para pedir a Uribe que a las tres plantas que se proyecta instalar en Centroamérica, agrege una cuarta en México, proporcionando sólo el apoyo tecnológico, porque el financiamiento correrá por cuenta del gobierno mexicano.
“Con el mayor gusto, presidente Calderón, y usted nos ayuda con una cosita”, contestó Uribe. Su homólgo mexicano intentó bromear y dijo: “lo que se ofrezca, menos de dinero”, así que su par colombiano le pidió que aportara la maquinaria para otros países del Grupo Panamá-Puebla, a lo que el mexicano respondió con un “bueno, va”.
En la lectura de las conclusiones, Saca destacó que todos coincidieron en impulsar los biocombustibles, pero que no se use el maíz amarillo, lo que provocó una última protesta del nicaragüense, quien dijo estar en desacuerdo. El salvadoreño respondió frente a la prensa: “tú no te incorporas, pero recibiste la información, Daniel, de cómo vemos nosotros el tema”.