Desde Otras Ciudades
Corrupción policial en Madrid
Ampliar la imagen Un bar en Madrid Foto: tomada de Internet
Madrid, también conocida como “la capital del Reino”, se ha convertido en los meses recientes en el centro neurálgico, el meollo, la raíz o, incluso, la savia de una práctica milenaria y no por ello en desuso: la corrupción policial. Igual que en otras ciudades en las que el crimen organizado copula de forma habitual con el erario y sus administradores, en Madrid se han descubierto tramas tan sofisticadas e inverosímiles que las firmaría sin protestar el escritor Mario Puzo, autor de la novela que inspiró la trilogía de El padrino.
Sólo unas semanas después de que se descubrió que más de 20 funcionarios municipales estaban a las órdenes de la vulgar mordida para conceder licencias de operación a bares, discotecas y cafés de la capital española, surgieron dos nuevos escándalos, quizá de proporciones aún más graves.
El primero fue el desmantelamiento de una especie de mafia policial, lidereada por Ginés Jiménez, el jefe de la policía de la localidad de Coslada, un municipio de más de 40 mil habitantes, que se dedicaba a extorsionar a comerciantes, a controlar el mercado negro de droga y prostitución y a corromper a jueces para favorecer a las mafias de traficantes y sicarios. Lo más llamativo es que este personaje y su camarilla impusieron su ley en la zona durante más de 16 años.
La segunda trama, también descubierta por los servicios secretos de la propia policía, señala a una parte de los grupos de uniformados encargados de proteger la frontera del aeropuerto de Madrid-Barajas para evitar el ingreso de drogas al país. Pues bien, según los datos de la investigación, al menos 37 personas, entre ellas un subinspector, trabajaban a sueldo, blanqueaban dinero y comercializaban la droga de una red internacional dedicada al narcotráfico.
Armando G. Tejeda, corresponsal