■ “¡Luis, quédate!”, pedían a coro los aficionados de la Furia Roja

Explosión de júbilo en España; también en Alemania festejaron

Agencias

Madrid, 29 de junio. Tras 44 años de espera, millones de hinchas españoles inundaron hoy las calles de todo el país para celebrar el título de la Eurocopa. “¡Qué honor, qué honor ser español!”, se cantó como un solo grito.

Más de 30 mil aficionados acudieron a la céntrica Plaza de Colón de Madrid para presenciar el triunfo sobre Alemania. Hubo muchos nervios, especialmente en la segunda parte, pero al final todos estallaron de alegría.

En el momento en el que concluyó el partido, el Paseo de la Castellana, la arteria principal que cruza Madrid, comenzó a colmarse de aficionados. También se llenaron las plazas importantes de las afueras.

Será muy difícil dormir esta noche. Muchos hinchas sacaron sus megáfonos para gritar el habitual “campeones, campeones”. Sonaban las bocinas de los coches, los bombos de los aficionados, las fanfarrias de las trompetas. Una celebración espectacular en la que se escuchó el grito de “¡Luis, quédate!”, pidiendo la continuidad del entrenador.

En el centro de la ciudad la policía hizo tres disparos de advertencia para frenar a seguidores que tiraban botellas a la calle.

Pero no sólo Madrid se inundó de orgullosos seguidores. La Plaza de Jerez, en Sevilla, pronto se convirtió en un lugar intransitable en coche. La capital andaluza siempre ha sido una de las más emotivas en las celebraciones de los triunfos de la selección, y este domingo no fue diferente.

También resultó muy llamativa la celebración en Barcelona, un lugar que muchas veces se presenta como una ciudad hostil para quienes expresan sentimientos españoles.

No fue el caso hoy. Miles de hinchas saltaban en la Plaza de Cataluña pocos minutos después de que Iker Casillas levantó el trofeo de campeón.

Héroes locales como Xavi, Andrés Iniesta o Carles Puyol se llevaron los mayores vítores en una Barcelona que se llenó de banderas españolas como nunca antes.

El norte del país también vivió su gran noche. Por ejemplo, en la localidad gallega de La Coruña, donde casi 10 mil aficionados se congregaron en la Fuente de Cuatro Caminos. Lo mismo sucedió en Santander, Oviedo o Gijón.

La nota más discordante se dio en el País Vasco, donde sonaron con timidez los estallidos de unos pocos cohetes como máxima muestra de alegría. Fue la región que antes se marchó a dormir, apenas unos minutos después de concluir el partido.

La congregación más numerosa ocurrió en Bilbao, con la presencia de mil personas viendo el partido en una pantalla gigante. Pero había “truco”: fue una idea de una hamburguesería alemana y casi todos los seguidores eran hinchas de aquel país.

Orgullo germano

Una masa de más de medio millón de alemanes congregada junto a la Puerta de Brandeburgo de Berlín y cientos de miles en las principales ciudades del país festejaron a la selección, pese a la derrota.

Un mar de banderas negro-roja-doradas siguió inundando la marea de gente que abarrotó la llamada Milla del aficionado, en Berlín, haciendo caso omiso a la derrota, aunque también se vieron lágrimas de desesperación por la oportunidad perdida.

Una situación similar se vivió en Hamburgo, donde la gente saturó el espacio público delante de las pantallas gigantes instaladas frente al estadio Sankt Pauli.

En Stuttgart, 40 mil personas soportaron la amenaza de una tormenta, pero el único temporal que sufrieron fue ver los ataques de Fernando Torres que volvieron loca a la defensa alemana.