■ Seguirán los próximos 20 o 30 años, advierte en el Senado el secretario de Hacienda
Ni la reforma calderonista resolverá ya los problemas de Pemex: Carstens
■ Imposible pensar que permitirá dividir de tajo la relación de dependencia de ingresos del gobierno por venta de hidrocarburos
■ Necesario, flexibilizar la realización de contratos y adquisiciones, dice
Ampliar la imagen El titular de Hacienda, Agustín Carstens, dialoga con sus asesores durante el debate sobre Pemex realizado en Xicoténcatl Foto: Cristina Rodríguez
El secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, reconoció que es “imposible pensar que de tajo” la reforma a Petróleos Mexicanos (Pemex), propuesta por el presidente Felipe Calderón, permitirá “dividir la relación” de dependencia de ingresos del gobierno por venta de hidrocarburos, y resaltó que “la reforma energética no resolverá los problemas” de la empresa en los próximos 20 o 30 años.
Pemex “puede enfrentar los retos de este momento. Está vivo, coleando y fuerte. El gobierno le tiene confianza a la paraestatal. (La empresa) sigue siendo factor importante del desarrollo del país… pero eso no quiere decir que no debamos preocuparnos”, afirmó ayer el funcionario al participar como invitado en el décimo cuarto foro de debate, con el tema Situación financiera y presupuestal de Petróleos Mexicanos: vías para mejorarla.
También aseguró que las iniciativas presidenciales no pretenden ceder soberanía ni rectoría del Estado en el manejo de los hidrocarburos o compartir la renta petrolera, sino modificar la relación entre Petróleos Mexicanos y el gobierno federal para darle mayor autonomía.
“Necesitamos un nuevo arreglo jurídico que precise el papel del gobierno federal respecto de Pemex como dueño, como regulador y como recaudador”, expuso Carstens. La autonomía –agregó– pasa también por la sustitución de los controles externos del gobierno a otros, internos, “con la más amplia transparencia y rendición de cuentas”, así como por otro régimen fiscal para poder acometer la exploración en aguas profundas y “flexibilizar” la realización de contratos y adquisiciones.
En ese sentido, durante el debate que sobre la propuesta presidencial se realiza en la Cámara de Senadores, Carstens aseguró que se busca que Pemex realice todas sus adecuaciones presupuestarias y de calendario de gasto, así como contratación de deuda y uso de un porcentaje de sus ingresos excedentes propios, todo ello sin autorización de la Secretaría de Hacienda.
Se trata, dijo el titular de la SHCP, de “acometer con urgencia” cambios que fortalezcan a la paraestatal, porque las plataformas de producción y exportación siguen declinando y las importaciones de combustibles crecen.
Ponderó que las iniciativas de Calderón proponen “romper la desconfianza mutua que ha caracterizado las relaciones entre el gobierno federal y Pemex e iniciar una nueva etapa en la que ésta goce de amplia autonomía”.
Definió que una de las causas principales que hicieron difícil dicha relación se centra en la regulación estricta en el manejo de las finanzas públicas –derivada a su vez de las crisis económicas de las décadas recientes–, pero que ahora “resultan excesivamente rígidas para normar el desempeño de una empresa de carácter competitivo”.
Aseguró que los problemas de la empresa se centran no en la falta de recursos, sino en la falta de capacidad de ejecución y en su baja eficiencia operativa, por lo que lo urgente es dotarla de “instrumentos idóneos para superar esas limitaciones”.
Porque, informó, las reformas de 2005 y 2007 al régimen tributario aplicable a Petróleos Mexicanos permitieron que el Estado recaudara la renta petrolera de manera adecuada, que haya recibido recursos adicionales para disminuir su deuda neta en 27 por ciento, con lo cual se incrementó su patrimonio en 80 mil millones de pesos y su gasto total en 25 por ciento. También, agregó, que el régimen fiscal no sea causa de pérdidas, y que la subsidiaria Pemex Exploración y Producción cuente con “utilidades significativas después de impuestos”.
Para fortalecer la paraestatal, agregó, se requiere “crearle las condiciones” que le permitan operar con mucha mayor eficiencia y productividad. Al respecto expuso que el paquete enviado por Calderón a las cámaras de Senadores y de Diputados avanza en tres ejes:
Modernizar la relación fiscal y presupuestal entre la empresa y el gobierno; darle mayor flexibilidad operativa y financiera, a través de “más y mejores herramientas, y cambiar los controles a su operación.
Consideró que el marco de decisiones autónomas en torno a la definición del presupuesto, contratación de deuda, contrataciones y uso de ingresos propios, sin la intervención de Hacienda, constituyen un “cambio radical” en cuatro aspectos sustanciales para su operación cotidiana, “pero que también han sido cruciales para la secretaría y las finanzas públicas”.
Refirió que como mecanismo de control para el ejercicio responsable de esa autonomía es que se propuso incorporar al consejo de administración de Pemex a cuatro “consejeros independientes”, la constitución de tres comités para apoyar las labores del consejo, así como un comisario que sería designado por el Presidente.
Defensa de los bonos petroleros
Defendió asimismo la figura de los bonos petroleros que, aseguró, permitirían ejercer un “inapelable control social” a los rendimientos esperados en la empresa petrolera. Los tenedores de los bonos, afirmó, exigirían rendimientos efectivos “y se convertirán en persistentes vigilantes de que Petróleos Mexicanos haga el mejor uso de su autonomía”.
Afirmó que en el núcleo de las propuestas de Felipe Calderón está “la firme intención de modernizar Pemex”, y delineó que el paquete se basa en “seis pilares”: autonomía financiera y de gestión a la empresa; otorgarle facultades de decisión, de administración y de contratación, esto es, un “régimen idóneo” para contrataciones, adquisiciones y obras públicas, “acorde con la Constitución”.
Darle además ventajas comparativas en refinación, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos, sin perder su control; ponerla “a la altura de las mejores empresas del mundo; reforzar su vínculo histórico con los mexicanos, mediante los bonos, y concederle “un régimen fiscal adecuado” para el desarrollo de zonas como Chicontepec y aguas profundas, así como campos abandonados y en aguas profundas.