■ Advierten de nuevo aluvión de 30 millones de metros cúbicos de lodo, piedra y escombros
En riesgo, al menos cien mil habitantes de Chiapas y Tabasco, alertan CFE y CNA
■ Las presas La Angostura y Malpaso se encuentran por debajo del nivel crítico, informan
Al menos 100 mil habitantes de Chiapas y Tabasco se mantienen en riesgo de un nuevo aluvión de por lo menos 30 millones de metros cúbicos de lodo, piedra y escombros que quedaron inestables luego del deslave en el río Grijalva ocurrido en noviembre del año pasado, reconocieron los directores de las comisiones Federal de Electricidad (CFE) y Nacional del Agua (CNA), Alfredo Elías Ayub y José Luis Luege Tamargo, respectivamente.
En entrevista por separado en la celebración del Día Nacional del Ingeniero, cada uno de los funcionarios manifestaron su preocupación porque el fenómeno vuelva a presentarse con la presente temporada de lluvias, pero más por las precipitaciones invernales que regularmente se presentan en los Altos de Chiapas.
Luege Tamargo precisó que son alrededor de 20 mil casas localizadas en los municipios de Villahermosa, Cárdenas, Nacajuca y Cunduacán, entre otros de la llanura tabasqueña, los más propensos a volver a sufrir inundaciones.
Elías Ayub informó que las presas de La Angostura y Malpaso se encuentran por debajo del nivel crítico de seguridad y por el momento “podemos afirmar que el sistema hidroeléctrico del Grijalva está en condiciones, como todos los años, de recibir y controlar los escurrimientos y las lluvias de la presente temporada” de lluvias.
Sin embargo acotó: “Ante la inestabilidad del material del caído, por ahora y por muchos años más, (se mantiene) el riesgo de un nuevo deslizamiento del bloque, parcial o total, que bloquee de nueva cuenta el curso del río, por lo que se continúan trabajos inmediatos, para evitar que esto suceda, o cuando menos, bajar las posibilidades”, “el riesgo aún no ha desaparecido del todo y por tanto no podemos bajar la guardia”.
Por su parte, el director de la CNA, Luege Tamargo, recordó que el deslizamiento ocurrido el 4 de noviembre del año pasado, que “fue un fenómeno geológico de los más grandes en la historia de nuestro país”, deslavó cerca de 50 millones de metros cúbicos de piedra y tierra, de los cuales 15 millones quedaron en el río y sólo se removieron 3 millones de metros cúbicos. “El reto ahora es darle mayor estabilidad a esa masa, de forma que no haya filtraciones de agua al plano de deslizamiento; se están haciendo todas las obras tanto con CFE y empresas mexicanas con el más alto nivel de calidad; vamos a minimizar ese riesgo, pero es un riesgo potencial, efectivamente”. Precisó que ese riesgo se mantiene, además, por la pérdida de selva en la parte alta de la cuenca, en el estado de Chiapas, a causa de uso de suelo con prácticas agrícolas “depredatorias”.
Señaló que las autoridades continúan con el programa de reubicación de los habitantes que viven en las zonas de mayor riesgo y su intención es hacerlo antes del mes de octubre para evitar las lluvias invernales, que son las que provocan un mayor riesgo de inindaciones. “La conjunción de un frente frío con ondas subtropicales es lo que produce en la parte invernal, las lluvias invernales, precipitaciones mayores; a lo que le tenemos más respeto es a la lluvia invernal y por eso muchas de las obras de protección las tenemos que concluir antes de octubre y en paralelo ir trabajando con las autoridades municipales en el reordenamiento de asentamientos humanos”.