■ Intentan desmoronar la causa penal, denuncia Novaya Gazeta
Filtran la ubicación del presunto asesino de la periodista Politkovskaya
Moscú, 1º de julio. El asesino de la periodista Anna Politkovskaya, abatida a tiros en esta capital en octubre de 2006, se esconde en algún país de Europa Occidental, reveló hoy el titular del Comité de Investigaciones de la procuraduría de Rusia, Aleksandr Bastrykin.
Apenas unas horas después, un anónimo subordinado de Bastrykin filtró a una estación de radio local que el presunto autor material del crimen, identificado como Rustam Majmudov, de 34 años y originario de Chechenia, “se encuentra en Bélgica y las autoridades rusas ya solicitaron su detención y extradición”.
En Novaya Gazeta el bisemanario donde Politkovskaya publicó los últimos años sus duras críticas y denuncias, la noticia causó malestar y preocupación.
“Es absolutamente inadmisible dar a conocer el lugar en que se encuentra el asesino. Esto sólo puede interpretarse así: las personas que tienen acceso a la información (confidencial), están haciendo todo lo posible para que huya el sicario y nunca se siente en el banquillo de los acusados”, se afirma en un comunicado difundido por Novaya Gazeta.
Para los compañeros de la periodista asesinada, lo sucedido “es una injerencia directa en la investigación y un nuevo intento por desmoronar la causa penal”. Y agregan: “Estamos convencidos de que si se determina el origen de esta filtración, se podrá llegar hasta la peresona que dio la orden de matar a Anna Politkovskaya”.
Desde hace ya casi dos años, Novaya Gazeta no se conforma con los “avances” que anuncia la procuraduría al calificar, con invariable tono triunfal, de “caso resuelto” este crimen. Por el contrario, reitera su exigencia de que se esclarezcan los hechos, se detenga al fugado asesino a sueldo y, sobre todo, se finquen responsabilidades penales al autor intelectual.
De los diez detenidos en relación con el asesinato de la periodista que, el verano pasado, informó el entonces procurador, Yuri Chaika, en espera de juicio permanecen en prisión sólo tres: Dzhabrail e Ibrahim Majmudov, hermanos del supuesto sicario, y Serguei Jadzhikurbanov, sospechoso de haber actuado como intermediario.
Los demás, inicialmente acusados de tener distinto grado de participación en labores de vigilancia y otros aspectos logísticos, casi todos agentes en activo o retirados de la policía y los servicios secretos rusos, fueron puestos en libertad por aparente falta de pruebas.