■ “Un libro tiene que ser un hacha”, escribió en una carta
Se cumplen 125 años del nacimiento de Franz Kafka
Ampliar la imagen Franz Kafka nació en Praga, el 3 de julio de 1883
Hamburgo, 1º de julio. Hace 125 años, el 3 de julio de 1883, Franz Kafka nació en Praga y murió a los 40 años, en 1924.
“Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo en la cabeza. ¿para qué lo leemos? (...) Un libro tiene que ser el hacha para el mar congelado en nosotros”, escribió Kafka en una carta.
El escritor nos dejó muchas hachas. La metamorfosis, por ejemplo, en la que Gregorio Samsa se despierta convertido en insecto.
Tuvo dos vidas: de 8 a 14 horas se ocupaba de accidentes de trabajo en fábricas, y en la noche, cuando la casa por fin estaba en calma, escribía sus historias.
Cuál de las vidas era la auténtica, para él estaba claro, pero nunca pudo hacérselo entender a sus padres.
“Tenía conciencia de que vivía en la lengua. La lengua fue por así decirlo su oxígeno, su material de vida”, asegura su biógrafo Reiner Stach. Escribir era su trabajo, casi una adicción.
Con su lenguaje, el autor de La condena y El proceso creó mundos e historias que a menudo se describen como surrealistas, irreales, oníricos. Pero los relatos de Franz Kafka deben tener algo muy real, de otro modo no conmoverían a tantas personas, desde el continente europeo a Japón, de 1908 hasta la actualidad.
Como nadie, Kafka dominaba los relatos e historias narradas con precisión. En su testamento incluyó sus siete obras publicadas y en el lecho de muerte seguía escribiendo.