Los retos de la Cocopa
La Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) surgió en medio de un escenario complejo y difícil. En el mes de diciembre de 1994, el presidente Ernesto Zedillo propuso al Congreso de la Unión la conformación de una comisión parlamentaria paritaria, integrada por un diputado y un senador propietario y suplente de cada uno de los partidos con representación legislativa.
El compromiso inicial del Ejecutivo federal fue el de realizar un esfuerzo sincero por la paz en Chiapas. Los partidos representados en el Congreso de la Unión correspondieron al gesto inicial del presidente de la República y asumieron en forma corresponsable las tareas de pacificación, aprobando la conformación de la inicial comisión paritaria legislativa en el mismo mes de diciembre del primer año de Ernesto Zedillo como presidente de México. Los pilares de este esfuerzo legislativo fueron Heberto Castillo y Luis H. Álvarez, acompañados de un grupo de entusiastas parlamentarios que mucho aprendimos de ellos.
En los primeros días de esta comisión legislativa, algunos sectores pensaron que se estaba creando un instrumento para desplazar a la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), en el incipiente proceso de negociación que se había producido en los primeros meses de 1994, después del levantamiento armado. Los legisladores incorporados a la comisión legislativa para la paz acreditamos en los hechos nuestro deslinde de cualquier pretensión presidencial y establecimos una relación productiva y respetuosa con los miembros de la Conai, la cual ha perdurado a través del tiempo.
A escasos dos meses de haber creado la comisión legislativa para la paz, Ernesto Zedillo dio la primera muestra de su doble lenguaje al emitir sendas órdenes de aprehensión en contra de la dirigencia zapatista, en una acción que tuvo una respuesta firme, rápida y directa de los miembros de la comisión parlamentaria, incluyendo los legisladores del PRI, partido en el poder en ese momento. No hubo duda ni actitudes tibias, todos los legisladores de la comisión encararon al presidente de la República y le reprocharon su imprudente actitud.
La estrategia presidencial profundizó la crisis y fracasó en el intento por apresar a la comandancia zapatista. El yerro gubernamental había sido desastroso. A los legisladores nos quedó claro que el poder en México es un sinuoso camino de intereses y actitudes que, en apariencia contradictorias, corresponden a una lógica que las dirige, impuesta por las cúpulas económicas y políticas del país, en un esquema de acuerdos y componendas entre grupos de poder, los cuales trascienden las fórmulas tradicionales partidarias.
En este escenario, Esteban Moctezuma, secretario de Gobernación, asumió una actitud sincera y autocrítica frente a los legisladores de la comisión para la paz y nos pidió, primero por medio de Heberto Castillo y luego a los demás legisladores, que hiciéramos un último esfuerzo por rencauzar el diálogo. La discusión fue intensa y enriquecedora.
El procurador de la República, el panista Antonio Lozano Gracia, propuso la creación de una ley de amnistía, lo que significaba en los hechos eludir la construcción de acuerdos y compromisos que atendieran las causas que habían originado el conflicto. La postura que generó el mayor de los consensos en ese momento de crisis fue la de la conformación de un instrumento jurídico que constituyera las bases de una estrategia de negociación entre el gobierno federal y el EZLN y, al mismo tiempo, brindara un respaldo legal a la decisión de contener las órdenes de aprehensión emitidas por el Ejecutivo.
De esta manera se conformó el primer borrador de la iniciativa de Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas, el cual se puso a consideración del EZLN mediante una estrategia de comunicación a través de medios escritos y electrónicos, nacionales y locales. Nos apersonamos en radiodifusoras de Ocozingo, Comitán, Las Margaritas, Altamirano y San Cristóbal de las Casas para dar a conocer el contenido de la iniciativa de ley. El mensaje llegó a su destino y el EZLN nos contestó en forma pública que la iniciativa de ley no era aceptada por ellos en los términos originales, dado que carecía de una serie de definiciones, las cuales enumeraba, y exponía cómo describirlas. Los argumentos expresados públicamente por el EZLN fueron aceptados en su totalidad e incorporados al texto definitivo de la iniciativa de ley que fue aprobada casi por unanimidad en el Congreso de la Unión. Es con esta ley donde nace formalmente la Cocopa como órgano de coadyuvancia en el proceso de diálogo.
El primer encuentro entre el gobierno federal y el EZLN se produjo el 9 de abril de 1995, en la comunidad de San Miguel, del municipio de Ocozingo, un lugar cercano a los poblados de La Garrucha, San Alejandro y Hermenegildo Galeana, donde en semanas pasadas se apersonó un convoy de soldados para investigar, según ellos, sembradíos de mariguana, cuando está documentado en los hechos el rechazo del EZLN al cultivo de enervantes y a cualquier acción de carácter terrorista. Este ha sido un tema superado durante toda la etapa del conflicto. Reanimarlo en la actualidad tendría un tufo provocador y terminaría por crear una escalada cuyas repercusiones trascenderían las fronteras del estado y del país.
Describo estos momentos iniciales en la creación de la Cocopa cuando se requiere la creación de una estrategia convincente y verificable que permita reconstruir lo andado en el proceso de negociación. Ese es el reto de todos los actores políticos actuales, entre ellos el de la Cocopa actual.