■ Cada noche llega a costar hasta 13 mil dólares en el Toya
En medio de la crisis mundial, líderes del G-8 se hospedan en hotel de hiperlujo
Tokio, 3 de julio. Los líderes del Grupo de los Ocho (G-8) países más industrializados se reunirán entre el 7 y el 9 de julio en un lujoso hotel, cuya noche llega a tener un costo de entre 300 y 13 mil dólares, en momentos en que el alza del petróleo, la inflación alimentaria y la crisis mundial de crédito amenazan su estabilidad económica y social.
Miles de manifestantes se disponen a viajar a esta nación para protestar contra la cumbre, a pesar de las fuertes medidas de seguridad. George Bush se alista para su participación en el encuentro e intentará disipar las dudas que provoca en Tokio su política hacia Corea del norte y ayudar a África.
Aislado en las montañas de Hokkaido, en el norte de Japón, el Windsor Hotel Toya, que recibe a la cumbre del G-8, es un hotel hiperlujoso con una historia agitada, que sobrevivió a la quiebra y a una erupción volcánica, y donde el hospedaje por noche en una suite presidencial cuesta unos 13 mil dólares.
Inaugurado en 1993 con el nombre Hotel Apex Toya, el establecimiento, un imponente trapecio blanco con impresionantes vistas al lago volcánico Toya y al paisaje montañoso, era visto con malos ojos en esa época por los habitantes de la región, que criticaban su extravagancia en plena naturaleza salvaje.
Fue apodado entonces “torre de burbuja”, por la burbuja especulativa de fines de los años ochenta en Japón, cuando los proyectos inmobiliarios delirantes vivían su apogeo, el dinero sobraba y los promotores inmobiliarios se llenaban los bolsillos. El hotel, que habría costado la friolera de 65 mil millones de yenes (390 millones de euros), casi no sobrevive al estallido de la burbuja en cuestión.
Las tarifas por una noche van desde los 35 mil 700 yenes (215 euros) por la habitación más simple en temporada baja hasta los mil 365 millones de yenes (8 mil 175 euros) por 24 horas en la “gran suite presidencial” de 230 metros cuadrados con una vista impresionante sobre el lago Toya y el océano Pacífico.
Japón, que preside este año el club de las grandes potencias, desea hacer del calentamiento climático y del desarrollo de Africa los temas centrales de la cumbre de Tokio, a la cual invitó la cifra récord de 14 países ajenos al club, entre ellos Brasil y México, así como a cinco organizaciones internacionales.
Pero las cuestiones económicas corren el riesgo de ocupar gran parte de las conversaciones de los jefes de Estado y de gobierno del G-8, que estarán recluidos tres días en el aislado hotel de lujo, en medio de un deslumbrante paisaje volcánico.