■ Más de 250 millones de mujeres en el mundo la padecen, asegura Rossana Arroyo
Estudian en el Cinvestav método para detectar la tricomonosis
■ En la mayoría de los casos es asintomática, por lo que no se descubre a tiempo, explica la líder del equipo apoyado por el GDF
■ Aunque no es mortal, predispone al cáncer y al VIH
Con la finalidad de desarrollar nuevos métodos para detectar la tricomonosis, enfermedad de transmisión sexual que afecta cada año a más de 160 mil personas en nuestro país, el Gobierno del Distrito Federal, por medio del Instituto de Ciencia y Tecnología (ICyTDF), apoya a un equipo de científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, que estudia desde hace más de 14 años al parásito Trichomonas vaginalis, causante del padecimiento, cuya característica principal es su difícil diagnóstico.
La tricomonosis se encuentra entre las enfermedades bacterianas de transmisión sexual más comunes en el mundo, ya que más de 250 millones de mujeres la padecen. “El problema de esta enfermedad es su diagnóstico”, explicó Rossana Arroyo, líder del proyecto. “Éste se hace por medio de la observación en fresco, ya que si no se practica inmediatamente la posibilidad de detectarlo se reduce, pues al enfriarse la secreción el parásito pierde movilidad.”
La tricomonosis no es una enfermedad mortal, pero sí crónica, y esa condición puede ocasionar complicaciones mayores. Además “predispone a las mujeres a dos problemas mortales, como el cáncer cérvico-uterino y a infectarse del VIH”, señaló Arroyo, por lo que su detección a tiempo es muy importante.
De acuerdo con la investigadora, otro factor que complica la detección es que casi la mitad de los pacientes no presenta ningún síntoma, por lo que no saben que tienen la enfermedad y no acuden a revisión médica.
Aunque la tricomonosis está presente en hombres, éstos sólo son transmisores por lo que no manifiestan síntomas, en cambio, las mujeres pueden tener flujo amarillo-verdoso con olor desagradable; comezón, ardor y dolor vaginal; irritación o enrojecimiento vaginal, así como dolor durante la relación sexual.
“Actualmente, trabajamos en la identificación de moléculas que puedan ser blanco para diagnóstico, para eso contamos con el apoyo del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal”, dijo Arroyo.
Identifican moléculas y proteínas
Los patólogos del Cinvestav han identificado moléculas y proteínas que son producidas y secretadas por el parásito. A partir de esta identificación se han dado a la tarea de producir anticuerpos que permitan detectar esas moléculas y proteínas para saber si está presente la Trichomonas vaginalis.
“Hemos identificado una adesina, que es una proteína de superficie, que tiene mucho potencial para diagnóstico, porque es propia del parásito, no producida por el humano”, puntualizó Arroyo.
“Es altamente inmunogénica; es decir, las personas que están infectadas producen anticuerpos contra ella. Es uno de nuestros candidatos en el diagnóstico, pues al ser una proteína única en el parásito tiene potencial de vacuna y también de posible tratamiento.”
La intención de este grupo de investigación es acercarse a la industria una vez que se tenga un método de diagnóstico, para que los estudios puedan llegar a la población y beneficiarla, ya que “nuestros hospitales no cuentan con los métodos más adecuados , especialmente los públicos”, afirmó la especialista.
Este estudio es apoyado por medio del Fondo de Fomento al Uso de Tecnologías de Punta en la Investigación Científica y Tecnológica del Distrito Federal, que financia proyectos de genómica, proteómica, nanotecnología y nuevos materiales que tuvo un monto total de 16 millones para 2007 y cerca de 10 millones de pesos para 2008.