■ La adquisición de vestimenta y equipo ascendió a $40 millones
Cambia uniforme de militares; tendrá “camuflaje mexicano”
■ Sedena: las prendas se adecuan a colores de los ecosistemas del país
Ampliar la imagen Soldado camuflado con el nuevo uniforme Foto: Sedena
Desaparece el color verde olivo de los uniformes que utiliza la tropa en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, y próximamente todos los efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que participen en “campaña” cambiarán de vestimenta.
Las nuevas prendas fueron especialmente diseñadas en ciertos materiales y colores para que “los soldados se confundan en los ecosistemas mexicanos”, confirmó el general brigadier Félix Molina Contreras, director de la fábrica de vestimenta y equipo de la Sedena, al hacer la presentación de los nuevos uniformes camuflados.
Esta vestimenta en producción permitirá un mejor ocultamiento de los efectivos de la Sedena en todo tipo de terreno en donde se desarrollan acciones contra la delincuencia.
De acuerdo con el general Molina Contreras, la necesidad de desarrollar un nuevo camuflaje para el uniforme militar mexicano surgió para dar solución a problemáticas como la rápida decoloración, tela con una textura muy dura y áspera; olor desagradable del uniforme; colores y diseños adoptados por imitación de patrones extranjeros, con poca o nula efectividad para los entornos naturales del país.
Se determinó modificar “el proceso de estampado y el diseño integral a un camuflaje mexicano, debido a que el uniforme anterior era estampado por medio de un proceso denominado por pigmentos, el cual básicamente consiste en el pintado superficial de la tela; esto ocasionaba que al primer lavado la pintura se disolviera dejando una decoloración evidente, con la apariencia de uniforme desgastado a la primera lavada”.
Para lograr que el color del estampado en los nuevos uniformes “se fijara a la tela, penetrando en las fibras que la componen y con ello aumentar la durabilidad de los colores, fue necesario investigar otros procesos de estampado, tomando como referencia uniformes de otros países que presentaban telas de alta calidad y con una adecuada solidez de color”.
Para desarrollar los nuevos uniformes, la Sedena debió construir una nave industrial, “adquirir la mejor maquinaria del mundo para este fin, reuniendo equipos de diferentes nacionalidades”.
El diseño de los nuevos uniformes y la adquisición de equipo ascendió a unos 40 millones de pesos, informó el general Molina Contreras.
“Para llevar a cabo lo anterior se realizó un estudio de los diferentes ecosistemas y vegetación existentes en nuestro país, tomando como base información generada por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática determinando dos grandes áreas que agrupaban en una de ellas las regiones de vegetación desértica y semidesértica y en la otra aquellas de vegetación selvática, boscosa y de pastizal”.
Para crear los nuevos vestuarios se realizaron estudios de fotometría en Chiapas, Baja California Sur, Oaxaca, Coahuila, y también se obtuvieron “mediciones de sustratos naturales que pudieran representar, a través de colores, los entornos propios de estas áreas para retratar patrones gráficos que permitieran obtener posteriormente una adecuada distorsión digital de imágenes”.
Los nuevos diseños, además de mayor comodidad, “permitieran simular la textura de los entornos, para obtener un efecto de disrupción de silueta, con el fin de romper la figura a la vista natural del ojo humano”.
En la fábrica de la Sedena se producirán este año 2 millones 858 mil uniformes, así como 2 millones 424 mil metros de tela, que permitirán dotar a todo el personal el Ejército y la Fuerza Aérea de ropa interior, uniformes y también calzado.