A la mitad del foro

León García Soler

■ Lenguaraz disputa por despojos del poder

El rescate de Ingrid Betancourt y la siembra de suspicacias a falta de valor de las sedicentes izquierdas para reconocer el formidable golpe recibido por las FARC a manos del ejército nacional de Colombia, exhibió la falta de rumbo de nuestro sistema plural, de una clase política prematuramente envejecida que disputa por los despojos del poder y vaga sin rumbo, aferrada a las fracasadas recetas del consenso de Washington, optimista y sonriente ante la magnitud de la crisis que padecemos.

Y a la recesión desatada por el gobierno de George W. Bush. Aquí nada nos pasa. Aquí, mientras apuestan la quinta y los mangos a una mal pergeñada reforma de Pemex, Felipe Calderón ve llegar el precio de la mezcla mexicana de crudo a más de 130 dólares y hace sonar las alarmas: entre más sube el precio del petróleo, peor nos va a los mexicanos, dice. Lo producimos a un costo de 7 dólares el barril y lo vendemos a más de 130: bajo esa premisa, los expertos aseguran que el pueblo no está capacitado para comprender los complejos temas tecnológicos y macroeconómicos y, por lo tanto, es ocioso hacer la consulta nacional. Habrá consulta y nada aclarará sobre del desarrollo de la empresa petrolera de la nación y los desatinos fiscales que la paralizan para no tener que hacer una reforma fiscal que recaude ingresos de manera progresiva, que paguen más quienes más ganen.

Andrés Manuel López Obrador reunió impresionante multitud en el Zócalo. Y recorre todas las entidades de la República. Incontestable activismo, incuestionables argumentos en defensa del petróleo nacionalizado y la administración a cargo de Pemex. Pero la pregunta es cómo. Y más allá de las movilizaciones anunciadas, los ciudadanos quieren saber no quién será el salvador sino qué hacer para salvarla. El consejero áulico Manuel Camacho expone las dudas emergentes: “No ha habido capacidad para hacer un juego político diferente”; la consulta debió ser encabezada por las instituciones y no hacerse como consulta ciudadana.

La iniciativa de reforma de Calderón no será aprobada tal como la envió al Senado. Y no habrá periodo extraordinario de sesiones para la ilusoria aprobación mayoritaria con votos del PRI sumados a los del PAN. No habrá ocasión de ofrecerle al estratega de Nacajuca una pírrica victoria en la que proclame el albazo a cargo de la derecha extrema panista y la derecha neoliberal enquistada en el PRI. Jesús Murillo Karam declaró que el PRI presentará su propia iniciativa y no lo hará en periodo extraordinario de sesiones, que su partido no actúa como marioneta de la pastorela de López Obrador, ni como patiño del circo panista.

Como prueba de que la derecha en busca del centro perdió el rumbo, renacen las filtraciones, circulan los infundios, y presunciones con sello de las cañerías gubernamentales, para desacreditar al adversario. Al senador Manlio Fabio Beltrones, nada menos, al coordinador de la fracción senatorial del PRI, del partido sin cuyos votos no lograrían aprobar ley alguna. No quién, sino por qué lanzan la piedra precisamente ahora, al ponerse en marcha los prolegómenos de las campañas electorales de 2009, de la mitad del sexenio. Ayer sábado dio el PAN el banderazo de salida. Germán Martínez tuvo a su lado al nuevo secretario general, Rogelio Carbajal. Y la ausencia de Manuel Espino ensombreció el cónclave del relevo generacional.

El escudero de Fox había hecho resonar el poder del Yunque. Dijo que él personalmente había convencido a 10 gobernadores del PRI de traicionar a su partido y optar por el “voto útil” en favor de Felipe Calderón. Confesión de parte, dirían los convencidos del fraude del 2 de julio. Puñalada trapera, dirían los del que despacha en Los Pinos, a quien reprocha Espino dar demasiado a Carlos Romero Deschamps, a Elba Esther Gordillo y a... Manlio Fabio Beltrones. Al mismo que denuncia espionaje y burdas filtraciones con el objetivo de exponerlo al linchamiento mediático y el desprestigio público.

Vaya modo de hacerse de aliados, de convencer al adversario a unirse a una causa común. Si lo fuera una reforma como la propuesta por el Ejecutivo al Congreso. Exhibición patética de dislalia fascista, de la incontinencia verbal que aquejan a Espino y a quien lo convirtió en dirigente del PAN. Hasta ayer, el único gobernador que respondió directamente a la confesión de complicidad en la manipulación del voto es Eugenio Hernández. El espionaje telefónico permitió divulgar una conversación del gobernador tamaulipeco con Elba Esther Gordillo después de la jornada electoral: “Ya se cayó el PRI”, le dijo la maestra; “Tamaulipas y Coahuila están en todo por el PRI y van a hablar (...) vale más que ustedes se adelanten, si así lo deciden, con Felipe, para vender lo que tengan.” Al grito de viva el que vence, Eugenio Hernández y Héctor Moreira oyeron consejo.

Hoy topan con la presuntuosa infidencia de Manuel Espino y con “prácticas retrogradas” de espionaje como el denunciado por Manlio Fabio Beltrones. Mal pagan, declara Eugenio Hernández: “Gracias a la institucionalidad de los legisladores del PRI, Calderón Hinojosa pudo rendir protesta como Presidente, como lo ordena la Constitución”; se han propiciado acuerdos importantes en el Congreso; los gobernadores priístas enfrentamos la centralización en el ejercicio de recursos, recortes presupuestales y suspensión de pagos de los excedentes petroleros. Espero que sean suposiciones los actos de espionaje a quienes “no pertenecemos a la misma corriente política del presidente Calderón”.

El conducto político del Ejecutivo, Juan Camilo Mouriño, se entrampa en la podredumbre de migración y florece el tráfico de personas gracias a la corrupción persistente y alternante. Y para colmo, indiciado, acusado de lucrar con los cargos políticos, queda al margen del debate de la reforma de Pemex, preside reuniones del gabinete de seguridad nacional y recibe en Bucareli al inconcebible gobernador de Jalisco que regaló 90 millones del erario al cardenal Sandoval y recibió la devolución de los 30 adelantados, porque el riesgo de complicidad en el delito cometido por desprecio no al Estado laico, sino al estado de derecho. La vanidad vacuna contra la venalidad y publicitan que la Secretaría de Gobernación ha “donado” decenas de millones de pesos a la Iglesia católica, apostólica y romana.

Mientras el PRD desaparece de la escena, vuelve el bajacaliforniano Cota Montaño, apóstata del PRI, presidente del PRD bajo el embrujo tropical del rayito de esperanza, del declarado presidente legítimo, del predicador incansable del fraude. Y dice el jugador de carreras parejeras que las elecciones del 2 de julio se perdieron porque los allegados de López Obrador no pudieron tener representantes en más de la mitad de las casillas del país. Que un casi anónimo tabasqueño tuvo a su cargo la tarea y no fueron capaces de defender los votos a favor del candidato, que actuaban como profetas de un movimiento y no como operadores electorales de una campaña política. Y se soltó la lengua de tirios y troyanos. El pez por la boca muere.

Del rescate de Ingrid Betancourt y otros 14 cautivos de las FARC, dos lecciones: “Por elemental sentimiento de humanidad, nos alegró la noticia”, dijo Fidel Castro. “Nunca debieron ser secuestrados los civiles... Ningún propósito revolucionario lo podía justificar.”