■ Emiliano Monge publica Arrastrar esa sombra, su primer libro de cuentos
“En la literatura la felicidad es imposible cuando los personajes son libres”
■ En cada relato, la obsesión del autor por la descripción acompaña la sicología de los protagonistas
En Arrastrar esa sombra, primer libro de cuentos de Emiliano Monge, describe las derrotas cotidianas mediante un estilo original que permite al lector adentrarse en un mundo de obsesiones y enfrentamientos con el yo oculto, que irrumpe en el silencio.
El narrador plasma los otros interiores con los que batallamos cada día, esos que, sin cuartel, se disputan la primacía sobre la voluntad del vacilante yo, que desde el comienzo tiene perdida la batalla, en especial cuando los otros se amparan en los recuerdos.
Los ocho relatos nacen del primer cuento El sueño del héroe –explica Monge–, porque lo que sucede en el texto podría continuar con nuevas historias.
Poco a poco aparecen personajes fantasmagóricos que habitan una vecindad donde vive el protagonista del relato, y posteriormente surgen las historias de otros personajes en las mismas condiciones.
“Las historias son batallas cotidianas, que no son la gran derrota de cada uno de los personajes, pero sí las que al final hacen difícil la existencia”, detalla Emiliano Monge.
En las historias que integran Arrastrar esa sombra, editado por Sexto Piso, todo sucede una y otra vez. Los personajes de los relatos sufren una cotidianidad opresiva, asfixiante, y aunque no todos viven en la misma vecindad, están conectados por otro medio, inclusive, a veces de modo circunstancial.
Los protagonistas de Monge discurren ensimismados en un mundo distorsionado, difuso y cambiante, donde la fatalidad derrota al pensamiento. Al respecto, explica el autor: “Lograr la felicidad es muy difícil en el mundo real, y en el mundo de la literatura es más complejo cuando los personajes son liberados por el autor. En la literatura es posible cuando el escritor controla a su personaje y regala una historia sencilla a los lectores.
“Me parece que la felicidad de los personajes es imposible cuando son libres. Sin embargo, existe una delgada línea de felicidad en los cuentos: el personaje es infeliz en todo el relato y también posee la felicidad, pero no decide tomarla, por eso son todas las dudas sicológicas, enfrentamientos y obsesiones personales.”
El estilo narrativo de Emiliano Monge se caracteriza por frases cortas; la lectura lleva un ritmo que da la sensación de escuchar el texto.
En algunos casos, la historia es circular, donde se va y se regresa a situaciones que ya han ocurrido y se complementa con una historia del presente y otra en la memoria del personaje.
“Marca la arena las huellas del hombre. Sube la casa grande y entra a su casa. Hoy es el día, dice a la mujer que calla en la silla. No quiere la tierra, habrá de volver, piensa que no lo ha logrado. No puedo leer, el chofer ha apagado las luces.”
“El estilo –dice Monge– funciona así porque necesitaba la narrativa del momento y las situaciones en que se encontraban los personajes, al igual que la sicología del personaje que finalmente era lo más importante; los cuentos suceden en la mente de los personajes más que ellos. Las frases cortas me permitieron incluir las dos partes: la del presente y la de los recuerdos.”
En entrevista, Monge confiesa su obsesión descriptiva, que utiliza en los relatos, y aclara que uno de los aspectos que hacen sutilmente diferentes a sus personajes, es su obsesión que se refleja en la descripción del entorno y los objetos.
“La obsesión por la descripción complementa el sentido que dan las frases cortas y acompañan perfectamente la sicología de los personajes. Al no poder entrar al pensamiento de los personajes, la descripción es un método.”