■ La cinta transporta al espectador al periodo cretácico

Monstruos del mar, producción de National Geographic, se proyecta en Papalote

Jaime Whaley

Los misterios del mar en la prehistoria, hace unos buenos 82 millones de años, se ponen de manifiesto en la película que la megapantalla de Papalote Museo del Niño ofrece a los escolapios de vacaciones y a aquellos que no siendo escolares se interesen en el devenir de la historia.

Monstruos del mar es el título de la producción, a cargo de la National Geographic, que remonta a los espectadores al periodo cretácico, cuando los niveles de los océanos eran más elevados de los que conocemos hoy día y sus aguas cubrían los continentes. En esas condiciones se cree, a partir de un descubrimiento de fósiles en Kansas, Estados Unidos, que por esos lares anduvieron los Dolichorhynchops, especie que definen como un género de reptil acuático.

Pues bien, la trama de la cinta en tercera dimensión, técnica que le imprime gran realismo, versa sobre la historia de Dolly, uno de esos seres apenas descritos, que es atacada por un tiburón Cretoxyrhina, de unos 7 metros de largo, dientes curvos de 5 centímetros de largo, de bordes redondeados y peso descomunal. El atacante, momentos antes de querer almorzarse a la pequeña, le pega fatal tarascada a la madre, por lo que Dolly queda en el desamparo, junto con su hermano que, después, sirve de comida rápida a un Tylosaurus, otro predador y primo lejanísimo de las serpientes que ahora conocemos.

Las tragedias, sin embargo, no impactan mucho a la chiquillería que se arrellana en las butacas, acostumbrada ya a la dosis diaria de levantones, apachurrados y hallazgos con tiros de gracia.

Los restos de Dolly o algún otro espécimen similar fueron hallados por palentólogos en tierras áridas, donde se dedicaron a la paciente y meticulosa tarea de reconstruir los cuerpos para darnos una idea de las colosales dimensiones de algunos de ellos.

La cinta va acompañada de la música original de Peter Gabriel y del grupo The Footnote. La presentación es patrocinada por Calmex, cuyos dirigentes informaron que de las 650 mil toneladas de sardinas que se pescan al año en el noroeste del país sólo se aprovecha 15 por ciento para el enlatado y consumo directo; el resto es para la elaboración de complementos alimenticios para animales.

Se exhibe cada dos horas, de las 10:30 a las 18 horas, en la Segunda sección del Bosque de Chapultepec.