Melón
■ Veracruz el bello
■ Orquesta Aragón, el broche de oro
Permítame decirle, mi nagüe, que ir a Veracruz es para mi un placer, todo un agasajo. Por eso, desde aquí, va mi agradecimiento al licenciado Antonio Vázquez Figueroa, Sergio Villasana Delfín, Reynaldo Gómez Villerías, David Baquero, Montse, Malena, Abel, César y a todos los que hayan intervenido en mi participación en el Festival Internacional Afrocaribeño, que estuvo por la maceta, poniendo a gozar al público del puerto con actuaciones de todos sabores y colores.
Llegué el miércoles 11 de junio por la noche y lo primero que hice fue cenar en La Parroquia, uno de mis lugares favoritos; al día siguiente visita obligada al Sanborcito (sic) de doña Evelia, donde se come lo original de la cocina veracruzana, y por la noche, cena en el El Gaucho, donde el Che Siles campea por sus respetos y brinda cordialidad y bonhomía a raudales.
Di una larga caminata por el malecón para corroborar que hay que cuidarse de los “pentontos” y “tondejos” con iniciativa, que quitaron el muro en varias partes que, según me dijeron, fueron del gobierno del PAN. Desde aquí una trompetilla y una porra veracruzana cada vez que respiren. ¡Qué poca drema!
El viernes me apersoné en el festival para darme cuenta “de qué lado masca la iguana”, y ser testigo del fervor de los veracruzanos por Willie Colón y con mucho gusto estar presente en la actuación del Quinteto Mocambo, en esta ocasión convertido en sexteto.
Puedo decir qu
Al “caimán” Rafael Santos ya lo conocía de hace tiempo y sabía de su talento, pero fue una grata sorpresa escuchar a Rafael Barcelata, sobrino de Toño y, por tanto, de la dinastía de los Barcelata, dueño de algo que no se compra en la botica: el sabor, divino tesoro, una dicción clara y sentido del ritmo que son sus armas que espero lo pongan en un lugar preponderante en nuestro ambiente sonero.
El sábado 14 me tocó actuar, pero antes de mi turno tuve otra agradable sorpresa al escuchar a la Sonora Veracruz, que sonó como hacía tiempo no la escuchaba. Ojalá que siga por ahí, ya que ese es el camino, con profesionalismo, disciplina y mucho ensayo, se llega lejos.
Y para cerrar con broche de oro, la Orquesta Aragón que me sigue poniendo la piel chinita con tanta calidad y hace que me parezcan nuevos sus viejos éxitos, clásicos, diría yo. En mi opinión, y sin afán de polemizar, la Orquesta Aragón es un ejemplo de profesionalismo y vigencia; da la impresión que todos y cada uno de sus elementos se está divirtiendo, está gozado en el escenario, lo cual contagia al respetable y convierte su actuación en un diluvio de saoco.
Ahora, mi querido enkobio, permítame transmitirle lo que escribió Tony Taño al referirse al álbum del 50 aniversario de la Orquesta Aragón: “Varias generaciones en todas partes del mundo han bailado y compartido sus amores al compás inconfundible de la Aragón. Cincuenta años de bregar afanosamente en suelo cubano y en todos los continentes, hacen de esta orquesta una institución de la cultura musical cubana.
“El colectivo de músicos que la fundó, los continuadores y quien fuera su director por más de 40 años, Rafael Lay, han sabido mantener la calidad y sus propósitos artísticos en todo momento. Si bien se le puede conceptuar como una orquesta tradicional, también mantiene su vigencia sobre todo entre el público bailador y aquellos que la disfrutan cómodamente sentados, por su timbre característico y la calidad interpretativa de cada uno de sus integrantes y en su conjunto”.
Por su parte, Nancy Robinson Calvet dice: “Los Aragones han hecho de la disciplina laboral y del depurado arte interpretativo sus más poderosas armas en la lucha contra el tiempo. El sello de calidad impuesto por el ritmo inconfundible de la agrupación se ha visto sometido a los embates de muchas corrientes musicales nacionales y externas, pero han salido invictos”. (Citas tomadas del libro La Orquesta Aragón, de Héctor Ulloque).
Termino con un recuerdo de admiración para Rafael Bacallao, Pepe Olmo y Richard Egües, así como para Rafael Lay. ¡Vale!