■ Buscan que sea un sitio de visita obligada no sólo para los amantes del arte, dice su director
Convierten en romería todos los rincones del Met de Nueva York
■ De nuevo está a punto de alcanzar la cifra récord de 5.1 millones de asistentes al año
■ Junto a obras de Klee y Van Gogh se muestran atuendos de los superhéroes del entretenimiento en EU
Ampliar la imagen Una de las salas del museo neoyorquino, cuyo director, Phillippe de Montebello, anunció que dejará el cargo el próximo diciembre Foto: Mónica Mateos
Nueva York, 10 de julio. El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) está a punto de llegar, de nuevo, a su cifra récord de visitantes: 5.1 millones de personas al año.
Costó trabajo recuperar esa afluencia luego de los atentados del 11-S de 2001, pero quien ha sido director del recinto por tres décadas, Phillippe de Montebello, sabe su negocio.
Próximo a retirarse del cargo (anunció que se va en diciembre), ha echado mano de todos los recursos para convertir el Met en sitio obligado de visita, no sólo para los amantes del arte.
Además de adquirir obras de Balthus, Vicent van Gogh, Jasper Johns, Paul Klee y el maestro renacentista Duccio di Bouninsegna, entre otros notables artistas, se da el lujo de crear polémica al exhibir en ese recinto los atuendos de los superhéroes favoritos de la megaindustria del entretenimiento estadunidense.
El público pasa del exquisito arte medieval y gótico a admirar el traje, ya descolorido, que usó la actriz Linda Carter en 1976 para personificar a la Mujer Maravilla en la popular serie televisiva del mismo nombre.
No son pocos los espectadores que manifiestan más entusiasmo por la exposición titulada Superhéroes: moda y fantasía que durante su recorrido por los salones dedicados a la pintura europea del siglo XIX.
Identidad e ideología
La diferencia de gustos es evidente: en la retrospectiva dedicada al pintor británico Joseph Mallord William Turner abundan las personas de la tercera edad, embelesadas ante las tormentas de luz plasmadas en los 140 óleos y acuarelas del también llamado fundador del impresionismo.
Mientras, jóvenes y familias con niños, cautivados, observan el traje que usó el actor Christian Bale, protagonista de la película más reciente de Batman, El caballero de la oscuridad, próxima a estrenarse, o al mirar, “bien cerquita”, los atuendos que sirvieron a Tobey Maguire para dar vida al Hombre araña en la tercera parte de la saga.
“Los superhéroes, como antes los héroes bíblicos y mitológicos, son en Nueva York los avatares de nuestra esperanza”, se explica a la entrada de esta muestra, en la que no se permite tomar fotos porque “es especial”.
Pero al final del recorrido, por supuesto, hay una tienda bien surtida, para llevarse a casa alguna historieta o recuerdito de cualquiera de los personajes, exclusivamente de la editorial DC Comics.
Quienes no pasan de largo para ver antes que nadie el traje que ciñó el cuerpo de la Gatúbela Michelle Pfeiffer en Batman regresa (1992) pueden leer en una pared la justificación de la presencia de Hulk, Ironman y los Hombres X en el Met: “No deben ser subestimados. Han sido tachados de frívolos y superficiales, pero en su aparente trivialidad hay identidad e ideología. El superhéroe es más efectivo como metáfora”.
Unos pocos permanecen inmunes al encanto de las capas rojas y los puños de acero. Los viejos artistas, que son parte del encanto del Met, se plantan frente a alguna escultura grecorromana y dibujan más obras de arte durante toda la calurosa tarde dominical, ajenos al gentío que va y viene de las salas dedicadas a Egipto o al Islam.
Los estudiantes de pintura prefieren copiar las naturalezas muertas de Van Gogh o algún desnudo de Ingres, mientras los turistas extranjeros buscan piezas representativas de sus culturas.
Chinos, japoneses, coreanos, mexicanos, españoles, hindúes, franceses y africanos, todos encuentran obras que les hablan de sus lugares de origen.
Rehabilitación en marcha
Otra de las estrategias que ha servido para convertir cada rincón del Met en una romería, sobre todo en estos días veraniegos, es reducir la tarifa de entrada.
Al visitante se le pide una “donación”, la cual, se sugiere, puede ser de 20 dólares, pero la mayoría logran el acceso con un dólar o menos.
Con una rehabilitación en marcha (se ejecutan trabajos para cambiar la escalinata del acceso principal), el Metropolitano no será el mismo luego de la salida de Phillippe de Montebello, aseguran los expertos.
Para buscar a su sustituto se creó un comité formado por integrantes del consejo de administración del museo, que en estos momentos estudia quién podría ser el mejor relevo.
El diario The New York Times citó como posibles candidatos al director del Museo Británico, Neil MacGregor (quien acaba de decir que no lo aceptaría); al presidente y director del Instituto de Arte de Chicago, James Cuno, y al director del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, Glenn D. Lowry.
En 1977 el Met recibió 3.5 millones de visitantes y en 2000 alcanzó 5.1 millones. De Montebello tuvo que esforzarse mucho para conseguir que el año pasado vinieran 4.6 millones.
El decano de los responsables de los museos de arte de todo el mundo es reconocido, dicen, por “su integridad, autoridad y cultura”, pero sobre todo por la envidiable cantidad de personas que ha atraído a “su” museo.
No se ha dormido en sus laureles para ofrecer al mundo el impresionante acervo que resguarda el Met: 2 millones de obras de arte que recogen 5 mil años de cultura del hombre, celosamente protegidas y catalogadas en 17 departamentos de conservación.
Exposiciones memorables
Por cierto, los restauradores de arte renacentista tuvieron esta semana mucho trabajo luego de que la noche del lunes 30 de junio una escultura de terracota del arcángel San Miguel, realizada en el siglo XV por el italiano Andrea Della Robbia, se rompió al caer del soporte metálico que la sostenía desde 1996.
No se sabe por qué ocurrió el incidente y los expertos mantienen cerrada el ala de esculturas y artes decorativas europeas, para revisar una a una las cerca de 50 mil piezas que ahí se exhiben, obras que abarcan desde el año 1400 hasta el siglo XX, incluyendo el patio de un castillo español completamente reconstruido, ubicado en dos galerías.
Con esa diversidad de piezas, ¿cómo no realizar más de 30 exposiciones temporales al año? Durante los tres lustros recientes, Montebello, de 71 años, ha presentado en el Met memorables exposiciones, entre ellas: México: esplendor de treinta siglos; Las colecciones del Vaticano, Esplendores de la China imperial, La gloria del bizantino, Arte egipcio en la era de las pirámides.
A partir del 29 de julio, el coloso neoyorquino volverá a sorprender al público, con una exposición de bellísimos manuscritos budistas iluminados a mano, acompañados por esculturas y objetos tibetanos.