■ Prepara piezas para exhibirlas a partir de septiembre en el palacio de Versalles
Tres obras monumentales de Koons ocupan la terraza del Museo Metropolitano de Arte
■ Se trata de un globo con forma de perro salchicha, un corazón envuelto en papel celofán para regalo y una estructura de plástico con las siluetas del osito Winnie Puh y su amigo el puerquito Piglet
Ampliar la imagen Dos de las tres creaciones de gran formato del artista estadunidense Jeff Koons, emplazadas en el Met neoyorquino, que son el regocijo de niños y adolescentes Foto: Mónica Mateos
Nueva York, 10 de julio. El mundo del arte lo adora o lo detesta. Con Jeff Koons (Pensilvania, 1955) no hay medias tintas.
Si encantó a algunas personas con su perrito gigante de flores (Puppy), hoy símbolo del museo Guggenheim de Bilbao, España, asqueó a medio mundo cuando se retrató teniendo sexo con su ex esposa, la legendaria actriz porno Ilona Staller, la Cicciolina.
Mientras el artista estadunidense prepara obra para ser exhibida nada menos que en el palacio de Versalles, en Francia, la terraza del Museo Metropolitano de Arte (Met) de Nueva York presenta tres de sus creaciones monumentales.
Se trata de un globo en forma de perrito salchicha, de ésos que hacen los payasitos para los niños mexicanos; un corazón envuelto para regalo con papel celofán rojo y moño amarillo, así como una estructura de plástico donde se adivinan las siluetas del osito Winnie Puh y su amigo el puerquito Piglet.
A los niños les encanta. A algunas adolescentes también. Son los adultos los que, en su mayoría no saben qué hacen esos tres ¿juguetes? ¿adornos? en la cima de uno de los museos de arte más prestigiados del mundo. Pero eso sí, todo mundo se retrata frente a las obras de Koons.
Los conocedores saben que se trata de un divertimento más de uno de los artistas vivos más cotizados a escala mundial.
Hace unos meses, un enorme corazón colgante realizado por Koons fue subastado por la casa Sotheby’s en 23.6 millones de dólares.
Asimismo, su escultura Balloon flower (Magenta), inmenso globo retorcido, alcanzó 25.7 millones de dólares, un récord del propio artista, tras estimaciones por Christie’s de 24 millones de dólares, en una subasta londinense a comienzos de julio.
Contra el arte árido y alienante
Jeff Koons ha sido tildado de todo: kitsch, minimalista, neopop, dadaísta, conceptual y provocador.
Al respecto, el artista sólo responde que está en contra del arte árido y alienante, pues considera que se puede trabajar con ideas para representarlas de forma muy visual.
El Met lo presenta como un creador que “ha convertido el mundo cotidiano que lo rodea en el eje de su trabajo, con los ojos bien abiertos y asimilando la cultura consumista estadunidense en busca de inspiración”.
Lo emparentan con Marcel Duchamp, por aquello de colocar objetos no artísticos en contextos artísticos, y con Andy Warhol por estar influenciado por la cultura popular, “en un sentido mercantilista, como productor de objetos de consumo (…) Pero con dichos objetos, su investigación da un paso más y profundiza en conceptos más abstractos como el deseo, la sexualidad, la raza, el género, la fama, el comercio y los medios de comunicación”.
Puppy en Nueva York
A partir del próximo septiembre, Europa se estremecerá al ver en los emblemáticos jardines de Versalles, así como en los pasillos que fueron hogar de reyes, quizá un conejo inflable monumental o un cachorro construido con macetas, una de sus piezas más cotizadas.
En 2000, Nueva York reclamó su Puppy y Koons le dio gusto a la ciudad colocándolo frente al Centro Rockefeller.
Los millonarios coleccionistas de arte enloquecen por una pieza de Koons, ya sea una aspiradora dentro de una vitrina o pelotas de baloncesto que flotan en tanques de agua, sin faltar la famosa escultura de porcelana del cantante Michael Jackson y su chimpancé Bubbles.
Desde 1990 Koons dirige un taller en Nueva York –similar al que tenía Warhol en los años 60–, de 2 mil 500 metros cuadrados, donde labora más de un centenar de ayudantes.
El Met concluye que las tres esculturas que orgullosamente exhibe en su terraza “representan una buena muestra de lo que ha sido el trabajo de este fascinante artista en los tiempos recientes. Un alegato kitsch sobre la alegría y al buen humor, pero con una ejecución formal impecable”.