■ Concluye en Berlín congreso internacional que reunió a seis premios Nobel de Medicina
Reprogramar células adultas, el futuro de la genética: experto alemán
■ Libera a la ciencia de las consideraciones éticas, expone el investigador de la Universidad de Erlangen
■ El llamado hombre transparente, el riesgo de que el genoma humano sea fácilmente secuenciable
Ampliar la imagen Asistentes a la reunión mundial, que se efectúa cada cinco años Foto: Wolfgang Grysa
Berlín, 17 de julio. La terapia genética es la llave maestra para el tratamiento exitoso de enfermedades como el Alzheimer, la diabetes, el Parkinson e inclusive el cáncer. Está en el horizonte y promete la renovación del cuerpo humano a partir de su unidad más pequeña: la célula.
En Berlín concluyó el 20 Congreso Internacional de Genética que reunió, entre otros especialistas, a seis premios Nobel de Medicina. Se realiza cada cinco años para hablar de las más recientes teorías y avances tecnológicos en la genética humana, de plantas y animales, pero también de microorganismos, como virus y bacterias. Bajo el lema Genética: entender los seres vivos, un universo de especialistas reiteró su empeño por descifrar el misterio de la vida para entender la causa de enfermedades incurables.
“Estoy convencido de que tendremos esas terapias, no le digo fecha porque siempre hemos hecho predicciones un poco optimistas y creo que hemos subestimado las dificultades en el camino”, afirmó el profesor André Reis, presidente de la Sociedad Alemana para la Genética Humana, (GfH, por sus siglas en alemán), en conversación con La Jornada.
“Si recapitulamos la historia de la medicina, cuando Robert Koch descubrió sus bacilos (tuberculosis y cólera), a finales de 1800, el primer antibiótico fue creado en 1929, o sea 30 años después, así que debemos tener más paciencia, sin desistir en el esfuerzo”, advirtió el investigador, quien desde 2000 dirige el Instituto de Genética Humana de la Universidad de Erlangen, en Nuremberg.
Vertiginoso avance
La piedra filosofal de la genética moderna es la investigación con células madres pluripotentes, que tienen la capacidad de transformarse en distintos tipos de células y sustituir a las enfermas. Es un área que evoluciona a velocidad vertiginosa, superando consideraciones éticas que limitaban su desarrollo en países como Alemania, que recientemente liberó parte de su restrictiva ley, que refleja la oposición de la Iglesia católica y de sectores de la sociedad.
“Se han desarrollado unos cuantos procedimientos para transformar células adultas en células madres y eso va a ser una revolución”, afirmó el experto. Las nuevas investigaciones liberan a la ciencia de las consideraciones éticas, pues ya no necesita células embrionarias. Los nuevos métodos utilizan células adultas del paciente mismo, lo que permite terapias a la medida. “Este concepto, desarrollado principalmente en Japón y Estados Unidos, que consiste en reprogramar células adultas, es una mejor solución que el uso de células embrionarias, lo que abre nuevas posibilidades de gran futuro para la investigación”, aseguró Reis.
Sin embargo, uno de los aspectos más controvertidos de la investigación genética es que algún día, cuando el genoma humano sea fácilmente secuenciable, podría dar paso al llamado “hombre transparente”, cuyo potencial de padecer ciertas enfermedades estará a la vista de seguros médicos y empresas, que podrían negar sus servicios o inclusive una contratación laboral, por considerarlo de “alto riesgo”. “Es una preocupación y hay ciertos riesgos, sin duda, porque, aunque ahora no podemos leerlo completamente, existe el proyecto El genoma de los mil dólares, cuya finalidad es que dentro de 5 años, o máximo 10, se esté en condiciones de lograrlo para cada uno de nosotros. Puede ser muy beneficioso en proyectos de salud, pero conlleva el riesgo de discriminación y sería ingenuo no ver este problema”, señaló Reis, quien agregó que en Alemania se discute una nueva ley de análisis genético para proteger los datos de los ciudadanos, regulación que ya se tiene en Suiza y Austria.
El investigador manifestó sus reservas en lo que respecta a la utilidad para el ciudadano común de conocer su genoma. “Lo que algunas empresas ofrecen es el análisis de alrededor de 40 mil puntos, pero el genoma completo tiene unos 3 billones de secuencias, y el análisis genético sin saber para qué no resuelve ningún problema específico. ¿Cuál es el sentido de saber si se tiene 10 por ciento de riesgo de padecer diabetes dentro de 10 años, o ceguera dentro de 20? Puede ser ventajoso si, por ejemplo, hay una enfermedad en la familia o directamente en esa persona, pero saber por saber no tiene sentido”.
Según el investigador se conocen alrededor de 2 mil 500 genes que cuando mutan causan una enfermedad muy rara que habla sobre el funcionamiento de complejos programas en el cuerpo humano. Las investigaciones avanzan rápidamente, tan sólo este año se han detectado unos 30 genes involucrados en la enfermedad de Crohn, grave inflamación intestinal asociada con una deficiencia inmunológica.
El científico, de padre portugués y madre alemana, que creció en España y emigró a Alemania a los 19 años para estudiar medicina, afirmó que muchas enfermedades, como la epilepsia, la esquizofrenia, el alcoholismo e inclusive la obesidad, pueden tener predisposición genética, pero el medio ambiente y el modo de vida pueden llegar a ser determinantes. “Aunque hay ciertos alelos muy difíciles de compensar, en general ayuda mucho llevar una vida sana, hacer mucho ejercicio y tener una dieta balanceada”. Lo mismo ocurre con el talento. “Si a un niño no se le desarrolla, quedará prácticamente inadvertido.”
La ciencia no puede medir genéticamente la inteligencia. “Creemos que hay predisposición al talento, que está compuesta por muchísimos alelos; lo que sí sabemos es que si un gen tiene una mutación catastrófica puede llevar a un retraso mental”, afirmó el científico, quien dirige una investigación para detectar las causas del subdesarrollo mental en infantes, en el que participan unos 30 mil niños.
Sin embargo, no se sabe aún cuáles son los elementos que afectan la inteligencia de modo general. “Habrá ciertas combinaciones, pero no sé si llegaremos algún día a determinar el talento, pues tiene no sólo una dificultad técnica, sino también conceptual”, aseguró. ¿O sea que no llegaremos a entender el genio de Mozart? (se ríe) “El genio no está en el genoma, sino en el entorno, en la sociedad, en la familia. Los genios siempre se han desarrollado de forma única. Cuando se ha estudiado a hijos de genios hay decepciones, porque la genialidad no se trasmite genéticamente.”
Superado, freno al progreso
Al comienzo del congreso los genetistas alemanes publicaron un comunicado en el que reconocieron la responsabilidad de la medicina en el asesinato masivo de personas discapacitadas en el nazismo. “El motivo de esta declaración fue que el 14 de julio se cumplió el 75 aniversario de la entrada en vigor de la Ley para prevenir la generación de débiles mentales, que coincidió con el inicio del congreso en la misma ciudad donde fue proclamada.”
El científico alemán explicó que algunos representantes de lo que pasó a la historia como programa de eutanasia (operación T-4) siguieron trabajando después de la guerra. “No fue posible deshacerse de los últimos vestigios de esa herencia, que fueron un freno para el desarrollo de la genética moderna en Alemania. Muchos otros, que rechazaron todo tipo de conceptos eugénicos, trabajaron en el extranjero y desarrollaron conceptos modernos, como los actuales, con un enfoque en el individuo y en la familia y no en la sociedad. Pero cuando fue fundada la Sociedad Alemana de Genética Humana, en 1989, se puso punto final. Más vale tarde que nunca”, concluyó.