■ Humberto Mondragón cercó y fraccionó una zona de conservación, denuncian vecinos

Consejero ejidal transforma vivero de Cuautepec en lotes para viviendas

■ Alertan residentes sobre riesgos de enfrentamientos con los invasores para que salgan del lugar

Josefina Quintero M.

Por más de 20 años fue conocido como el Vivero del pueblo de Cuautepec el Alto, en la delegación Gustavo A. Madero. Era un espacio de recreación y entretenimiento para los habitantes del lugar porque es la única área verde de la zona. Desde hace cuatro meses fue cercado por un grupo de personas, encabezadas por el consejero ejidal Humberto Mondragón García, que amenaza con desaparecer el último reducto verde e integrarlo al crecimiento de la mancha urbana, expusieron habitantes de la comunidad.

Desde el pasado mes de marzo, “mediante una argucia legal”, aseguran los afectados, fueron ocupadas las cerca de cinco hectáreas de zona verde, por un grupo de 120 personas dirigidas por Mondragón García, a quien identifican como integrante de la Confederación Nacional Campesina (CNC).

Sin aviso previo ni autorización, explicaron, “cercó el área protegida y pese a que está prohibida la construcción, porque se trata de suelo de conservación, dividió el terreno en lotes y levantó cuartos de madera sin que nadie interviniera”.

A través de la malla metálica se pueden ver las casuchas que en un principio fueron de madera, sin embargo, el tiempo ha pasado y ante la nula respuesta de las autoridades, “ya hay viviendas de material consolidado”.

Marcos Flores, vecino del lugar, indicó que las canchas para el futbol juvenil y zona de pastizales, donde se realizaban torneos y cursos de verano, están a punto de desaparecer, por ello la comunidad exige el desalojo de la gente y que el lugar se preserve como zona de entretenimiento ecológico para la comunidad, como estaba establecido desde hace ya varios años.

En 1971 el entonces Departamento del Distrito Federal tomó posesión de los terrenos que integraban la Sierra de Guadalupe mediante un decreto expropiatorio; se construyeron escuelas, viviendas y el vivero sobrevivió.

A principios de la década de los 90, luego de la expropiación del ejido de Cuautepec, los ejidatarios reconocieron que dicho terreno fue cedido en asamblea a la comunidad para la construcción de un centro deportivo y que éste quedara bajo el resguardo de los habitantes del lugar.

Sin embargo, el consejero ejidal, Humberto Mondragón, “fingió ignorar la situación del vivero y el lunes 24 de marzo mandó invadir el predio”, señaló Alejandro Nolasco, quien alertó sobre posibles enfrentamientos entre los presuntos invasores y los habitantes de la comunidad de Cuautepec el Alto, pues prevalece un ambiente de tensión.

Los habitantes de las colonias Arboledas, Forestal, La Casilda y el centro del Pueblo de Cuautepec se han organizado para defender el único espacio verde y exigen la recuperación del lugar, el cual no sólo han lotificado, sino han introducido conexiones clandestinas de drenaje y agua potable.

Además en el lugar también se escenifica la Pasión de Cristo, por lo que no sólo afecta a dichas colonias, sino a los cerca de 300 mil habitantes que viven en las 35 colonias que integran Cuautepec.

La Comisión de Vecinos Organizados del Valle de Cuautepec en Defensa del Vivero de inmediato presentó una queja ante la autoridad delegacional, además, han recorrido las oficinas de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra, de la Secretaría de Gobierno y de la misma jefatura, sin que haya una respuesta sobre la recuperación.

Ya hay documentos en las oficinas del encargado del despacho de Gustavo A. Madero, Luis Meneses, en los que se solicita la clausura de construcciones y la recuperación del vivero, respaldados por más de mil firmas, e inclusive la más reciente promesa de la autoridad delegacional, hecha el pasado martes en voz del director de Gobierno, Rafael Bustamante, fue la recuperación del predio entre miércoles y jueves pasados, pero los días han pasado y las cosas siguen igual, aseguraron los colonos.