Usted está aquí: sábado 19 de julio de 2008 Cultura Documenta cineasta la violencia ocurrida en el México del siglo XX

■ Jesse Lerner recupera algunos testimonios a partir de imágenes del Archivo Casasola

Documenta cineasta la violencia ocurrida en el México del siglo XX

■ Mientras se vivía un renacimiento cultural, otra cosa sucedía en calles y hoteles: José Antonio Rodríguez

■ Muestra una radiografía del DF, como una urbe poblada de bandidos y parias

Ana Mónica Rodríguez

Ampliar la imagen Reconstrucción de un suicidio, imagen perteneciente al Archivo Casasola, tomada del libro El impacto de la modernidad que fue presentado en el Centro de la Imagen Reconstrucción de un suicidio, imagen perteneciente al Archivo Casasola, tomada del libro El impacto de la modernidad que fue presentado en el Centro de la Imagen

El asesinato, la necropsia y la masa encefálica de León Trotsky son algunos testimonios fotográficos de la segunda mitad del siglo XX que Jesse Lerner recuperó para el libro El impacto de la modernidad: fotografía y crimen del Archivo Casasola, con “imágenes sombríamente inquietantes” refleja la violencia de una época.

Coeditado por Turner, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el volumen presenta la investigación realizada por Lerner en el Archivo Casasola en el segmento denominado “Judiciales”.

Dicho acervo documenta cientos de casos desde asesinatos de políticos a crímenes pasionales, de robos anónimos a homicidios sobresalientes, incluidas también escalofriantes historias de nota roja como las del primer asesino serial Gregorio Goyo Cárdenas y la cruenta muerte de la señorita México, María Teresa Landa.

Sólo apariencia

Durante la presentación del libro la noche del jueves en el Centro de la Imagen, el investigador José Antonio Rodríguez se refirió a la violencia de aquellos años y a los testimonios captados entre los personajes del submundo urbano.

“A principios del siglo XX la buena sociedad quiso dejar de lado estos testimonios para vivir tan sólo con la apariencia de un país posrevolucionario en gran efervescencia, pero, como siempre eso era únicamente apariencia.

“Mientras en el México artístico de los años 20 y 30 se vivía un renacimiento cultural, otra cosa sucedía en las calles, hoteles de paso, cantinas, en los tugurios en donde se visitaba a las prostitutas, en suburbios inhóspitos, en los fumaderos de opio e incluso en elegantes mansiones.”

En esos lugares, explica Rodríguez, se desarrollaban historias y hechos aterradores, como “crímenes, asesinatos, violaciones, muertes, decapitaciones por robo, entre otros aspectos de ese lado oscuro y oculto que exhibe la otra cara de la moneda basado en historias de la fotografía que son desconocidas y se deben contar.”

El volumen integra también testimonios periodísticos y documentales que el cineasta estadunidense recuperó para descubrir y mostrar una radiografía del Distrito Federal, como “una ciudad poblada de bandidos, malhechores, borrachos, sexoservidoras gozosas, ladrones y demás ralea, incluidos periodistas corruptos que se valían de tan desafortunados personajes para mantener en vilo la atención del público”.

La fotografía criminalista del Archivo Casasola, reunida en el libro de Jesse Lerner registra historias siniestras y ofrece la reconstrucción de escenarios y evidencias de procesos judiciales y procedimientos policiacos en el contexto del considerado nuevo orden social.

Análisis del cuerpo

El escritor y periodista J.M. Servín describió al volumen del Lerner, como un “documento social con diversas lecturas que realiza disecciones de la identidad y retoma reflexiones y lo que llamo la ética del plebeyo”.

La nota roja, agregó, es un referente ineludible y evadirla es negar su importancia como testimonio. “Cada fotografía es una disección de nuestra identidad a través del cuerpo como objeto de repugnancia y compasión”.

El testimonio fotográfico se complementa con una serie de textos y tiene su origen en el Archivo Casasola, cuya colección consta de 400 mil imágenes realizadas por varias generaciones de la familia y cerca de 400 fotógrafos es en su serie Judiciales: “Un análisis del cuerpo, al cual se involucra con la violencia, la locura, la sexualidad, el saber y el poder”.

La información sensacionalista, prosigue Servín, es un laboratorio donde vemos al cuerpo torturado, desmembrado y subordinado a minuciosos dispositivos y disciplinas que lo insertan y lo marcan y le imponen signos, usos y funciones.

“Las fotografías del libro El impacto de la modernidad: fotografía y crimen del Archivo Casasola muestran a seres y mentes sin memoria ni abolengo, hijos de la fatalidad y de las estadísticas extraviadas en el limbo del tiempo, pero que recobran involuntariamente su alma a través de la lente del fotógrafo legista, del Ministerio Público o del periódico sensacionalista.”

 
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