Usted está aquí: lunes 21 de julio de 2008 Opinión Reporte Económico

Reporte Económico

David Márquez Ayala
http://vectoreconomico.com.mx

Reeestructurando

México tiene tres elementos que no comparten otras naciones con las que se quiere “ejemplificar” la conveniencia de aceptar capital extranjero: tiene petróleo, una estructura industrial propia (Pemex) y una historia de 70 años de experiencia y resultados.

Todavía en 1984 México era autosuficiente y exportador de crudo, gas y de mil millones de dólares en productos petrolíferos; en 2007 es un importador neto por 14 mil millones. La obstrucción deliberada a la capacidad de refinación de Petróleos Meicanos (así como a la exploración de nuevos yacimientos, al desarrollo de la petroquímica, y a la modernización de la estructura petrolera) ha representado un atentado mayor contra el patrimonio social y la seguridad energética y de la nación.

Iniciativa y contrainiciativa

En conferencia reciente ante la Academia de Ingeniería, Enrique Vázquez Domínguez —ex director general de Refinación de Pemex y uno de los profesionales más reconocidos en la materia—sostiene que la iniciativa del gobierno, que propone como solución a los problemas de la industria petrolera su apertura al capital privado no es una alternativa sólida, dado que:

1) Todo lo que plantea para resolver el problema del abastecimiento es abrir la posibilidad de que terceros se interesen en efectuar para Pemex una maquila en México, pero no fija reglas ni límites, no hay definiciones ni responsabilidades

2) No hay, por ello, certidumbre alguna de contar con las instalaciones, los productos, el abasto y los precios requeridos.

3) Dicha iniciativa abre, por el contrario, riesgos de magnitud nacional:

a) El primero consiste en que no haya inversionistas que construyan y maquilen, porque la maquila de crudos ajenos no es una de las operaciones petroleras más productivas. La refinación resulta rentable, siempre, sólo para las empresas que se encargan de todo el proceso desde la extracción del crudo.

Si el sector privado no construye refinerías y Pemex tampoco, el riesgo es un vacío de inversión y una situación igual a la que ha causado el derrumbe de la industria petroquímica (que llegó a ser la quinta en el mundo), y cuyas plantas están en venta, sin éxito, desde 1996, sin inversión, y con producción y ventas al 50%. Si esto se repitiera en refinación, el desabasto energético sería, en unos años, un desastre nacional.

b) El segundo riesgo es que sí haya terceros que construyan refinerías, pero que éstos sean las petroleras transnacionales, pues el país entraría en su dinámica y en sus estrategias globales de conseguir y ampliar a toda costa el dominio que significan los energéticos. Fácilmente acabarían con Pemex Refinación y heredarían el valioso mercado mexicano de energéticos hasta controlarlo. Más aún, en caso de contingencia internacional nada evitaría que las empresas petroleras derivaran su producción a otros países a expensas del abasto mexicano, sobre la base de que la energía es un valor estratégico y porque las refinerías serían suyas y podrían procesar sus crudos.

En síntesis, la iniciativa del gobierno no resuelve los objetivos de abasto y representa enormes riesgos, es incongruente con su enunciado de no privatización, porque sí se privatizaría la función de refinar (y otras) y su renta, y es también incongruente con su enunciado de que se pretende fortalecer a Pemex, porque estaría acabando con su actividad industrial.

No siendo este el camino, la otra alternativa, la sensata, la constitucional, la mejor para el país y para los mexicanos es fortalecer efectivamente a Pemex para que cumpla cabalmente sus funciones mediante los siguientes cambios:

1) Reestructuración del Consejo de Administración.- Desde hace sexenios el peso de la visión económica del Ejecutivo ha sido decisivo en las inadecuadas directrices impuestas al sector energético; con ellas, en Pemex se desvirtuó su responsabilidad de abastecedor energético por una función de abastecedor económico, y se frenó su desarrollo. No es por tanto aceptable la iniciativa gubernamental que aumentaría ese poder discrecional al introducir en el Consejo de Administración cuatro consejeros más nombrados por el Ejecutivo.

Lo que se requiere es un Consejo compacto, con prestigio y autoridad, independiente y consecuentemente refractario a lineamientos externos, capaz de sanear, y debidamente apoyado por grupos técnicos.

2) Autonomía (o suficiencia) financiera.- Una razonable autonomía sólo es deseable con una nueva administración indpendiente, y consiste básicamente en que Pemex cuente con recursos suficientes y un presupuesto propio, con certidumbre de ingresos y capacidad de ejecución de grandes programas y proyectos. Pemex no puede seguir siendo manejado (ni asfixiado) por Hacienda ni supliendo su ineficiencia recaudatoria. Recursos petroleros para financiar el desarrollo petrolero sobran. Es necesaria, además, una simplificación a su régimen impositivo y que la Federación absorba sus deudas por Pidiregas y pasivos laborales, pues son su responsabilidad.

3) Autonomía y eficiencia de gestión.- Para maximizar la eficiencia es preciso liberar a la empresa de: a) los lineamientos del Ejecutivo y Hacienda; b) del marco regulatorio asfixiante e inadecuado, específicamente de los candados del TLCAN, de la legislación de obra pública, de los reportes excesivos y de los cálculos telaraña de pagos a la Federación; y c) de las múltiples fiscalizaciones, que se propone sean sustituidas con la inclusión del personal fiscalizador al interior de los grupos de trabajo para que además de vigilar y en lugar de estorbar, asesoren, colaboren y participen para erradicar de base las posibilidades de corrupción y delito.

Para contar con capacidad de gestión se necesita: a) restituir que los altos puestos administrativos estén en manos de expertos de carrera que los obtengan mediante competencia y capacidad; b) estímulos, entendidos como la eficaz motivación que para los petroleros representa el poder llegar a cubrir los puestos superiores de su empresa, y c) autoridad sobre el equipo laboral, evitando concesiones al sindicato desde afuera.

4) Otra estructura y otro sistema de evaluación.- En 1995 se introdujo en Pemex un sistema “empresarial” fallido que la orientó a objetivos económicos en sustitución de las metas volumétricas y de autosuficiencia, se desagregó la empresa en cuatro subsidiarias, y se implantó un sistema de evaluación interna sesgado en favor de la extracción de crudo (Recuadro).

Con ello se fracturó en cuatro al sólido equipo constructor de Pemex; se obstruyó el manejo unificado de ductos; se perjudicó al segmento industrial congelando la refinación; se descuidó la exploración con el consecuente desplome de las reservas y se puso a la venta la petroquímica, lo que ha sido un completo fracaso.

Ante tales resultados proceden dos cambios principales: a) reunificar a Pemex en una sola empresa, sin subsidiarias, integrada, con un equipo de trabajo unificado y eficiente en toda la cadena productiva. Si la desagregación es parte de un proceso privatizador la integración debe ser el reverso; y b) implantar un sistema de evaluación interna basado en costos, que permita conocer el costo real de los productos intermedios y finales, ubicar y cuantificar las pérdidas y las utilidades, y sustentar los análisis de precios y subsidios.

El Ingeniero Vázquez concluye:

1) Reestructurando a Pemex con medidas concretas y factibles, México puede y debe contar con una empresa petrolera de vanguardia mundial.

2) Apoyado por una reforma que verdaderamente lo fortalezca, Pemex será una garantía de seguridad energética para el país y su autodeterminación, un soporte invaluable para la economía y el desarrollo, y una empresa que obtenga más petróleo y dé a cada barril el mayor valor agregado posible para beneficio de la población.

3) Pemex puede perfectamente remontar la crisis de refinación terminando a corto plazo la reconfiguración de Minatitlán y realizando la de Tula, Salina Cruz y Salamanca, construyendo las nuevas plantas para cumplir con las normas ecológicas (hidrodesulfurización), y sobre todo, construyendo en menos de cuatro años las (dos) grandes refinerías faltantes, ultramodernas en tecnología, diseño, ahorro de energía, protección al ambiente y eficiencia.

4) Más allá, es claro que lo que México necesita es una estrategia energética nacional que defina cauces para el desarrollo de todas las fuentes de energía, enfatizando en lo inmediato en los dos grandes sectores energéticos: el petrolero y el eléctrico, incluyendo acuerdos de cogeneración en la utilización de energéticos derivados de la refinación avanzada del petróleo para la generación eléctrica en lugar de gas natural importado.

LAS “PéRDIDAS” DE REFINACIóN

De hecho, la única fuente que atribuye pérdidas millonarias a Refinación es el denominado Sistema de Evaluación Interna de Petróleos Mexicanos, que es un sistema contable que trabaja con cifras y flujos monetarios virtuales, no reales, y en consecuencia define pérdidas que en realidad no existen. Se basa en dar valores, llamados precios de transferencia, a cada una de las más de 100 corrientes (gasolinas, crudo, gases etc.) que intercambian las cuatro subsidiarias de Pemex. Esos valores se relacionan a los precios (costos de oportunidad) en el mercado exterior, pero el valor final de cada precio de transferencia se ha fijado sesgadamente en perjuicio de la refinación y en favor de la explotación.

Ejemplos: 1) El crudo se le vende a Pemex Refinación al precio de exportación, pero se le entrega un material de mucho menor calidad; 2) Operaciones de Pemex Refinación con beneficios multimillonarios para la empresa se reportan con pérdidas y las utilidades se acreditan a Pemex Explotación, como es el caso del crudo Maya en la Planta Despuntadora de La Cangrejera; 3) La inequidad en la aplicación del sistema se hace obvia y agresiva al manejar los impuestos en la contabilidad de Pemex Refinación. A través de los años, un fuerte componente de los egresos (y por tanto de las pérdidas) de Refinación fueron los impuestos. Ahora (2006 y 2007) el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) “se reconoce como ingreso a Pemex Refinación”, pero las pérdidas se reportan ahora, por primera vez, antes de impuestos, obviamente para no acreditarle el IEPS a Refinación, que sin este sesgo no tiene pérdidas, sino beneficios del orden de 21 mil millones de pesos en 2006 y de 26 mil millones en 2007. (EVD)

UNIDAD TÉCNICA DE ECONOMÍA SA de CV • ciudad de México • Teléfono / Fax: 5135 6765 • [email protected]

 
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