■ Resguardado por cientos de elementos admite que la solución no se logrará a corto plazo
Mientras Calderón promete seguridad en Juárez, el crimen ejecuta a 2 en esa ciudad
Ciudad Juárez, Chih., 22 de julio. Durante su estancia en esta ciudad, periodo en que se sumaron dos ejecuciones a las 11 ocurridas en menos de dos días, el presidente Felipe Calderón aseguró que los juarenses “no están solos” y prometió que unidos van a ganar la batalla contra la criminalidad.
Resguardado por cientos de elementos del Ejército Mexicano, del Estado Mayor Presidencial (EMP) y de la Policía Federal Preventiva (PFP), el michoacano estuvo aquí durante seis horas y media, y aprovechó la ocasión para plantear que el problema de la criminalidad no tiene una “solución mágica o de corto plazo”, pero ofreció que trabajará sin descanso hasta recuperar la seguridad en el municipio.
En esta ciudad fronteriza, el panista reconoció que los hechos violentos se han incrementado en el país, a causa –dijo– de una lucha que libran entre sí grupos criminales, razón por la cual su gobierno puso en marcha el Operativo Chihuahua y envió a más de 4 mil elementos de la PFP y del Ejército Mexicano adicionales a los habituales en la región.
Mientras el Presidente realizaba su gira hubieron dos asesinatos. La policía ministerial informó que un hombre fue ultimado en una camioneta Jeep Cherokee, cuando intentaba resguardarse en su domicilio, ubicado en el fraccionamiento Infonavit Oasis, mientras que otra persona fue ejecutada en la colonia Barrio Alto.
Además, antes de que llegara a Ciudad Juárez ocurrió otra ejecución. La víctima fue una policía municipal identificada como Margarita Enríquez Franco, de 36 años, que fue hallada sin vida a un lado de la unidad 181 de seguridad pública municipal.
Cuando el avión presidencial llegó al aeropuerto internacional Abraham González habían soldados con armas largas, francotiradores y un avión Boeing 727 de la PFP estacionado en la pista. Además, en todos los traslados, hubo patrullajes de la policía estatal.
Aunque durante su estancia el panista recorrió tres fábricas y puso énfasis en las ventajas de invertir en México, el tema central de sus discursos fue el de la seguridad. De hecho, luego de hacer el primer recorrido por una planta de Electrolux, el presidente municipal, José Reyes Ferriz, agradeció a su invitado por el operativo conjunto y le prometió que si los juarenses reciben apoyo en materia de seguridad, van a corresponderle generando nuevas fuentes de empleo.
En el mismo tono, el gobernador, el priísta José Reyes Baeza, reconoció la lucha “cruenta” que Calderón libra contra el crimen organizado, pero remarcó que más allá de sus dificultades y sin esconder los problemas bajo la alfrombra, esta ciudad “está pisando fuerte” en cuanto a creación de empleos.
En respuesta al planteamiento de Reyes Ferriz, el Presidente se sumó al proyecto estatal de creación de una nueva policía “únicamente comprometida con los ciudadanos” y expuso que con ese propósito su gobierno ha destinado 104 millones de pesos adicionales a esta ciudad, como parte de una partida extra para seguridad municipal aprobada por el Congreso federal.
Aseguró que México vive un proceso de transformación “profunda, difícil”, pero señaló que está poniendo en orden la casa, no sólo para fortalecer la seguridad sin importar cuántos años o décadas este problema se haya incubado, sino también en materia de finanzas públicas.
Mientras en el Senado concluían los foros de discusión sobre la reforma energética y el coordinador del Partido Acción Nacional, el chihuahuense Gustavo Madero lo acompañaba en esta visita, Calderón aludió al respecto e insistió en que su propuesta sirve para fortalecer a Petróleos Mexicanos.
Luego comió en privado con empresarios y antes de regresar a la ciudad de Mexico estuvo a punto de coincidir en el aeropuerto con Manuel Espino, ex dirigente blanquiazul y crítico de sus alianzas con el senador Manlio Fabio Beltrones.
Tras visitar una fábrica de cuatrimotos de Bombardier Recreational Products, el Presidente se subió a una, pero no logró ponerla en marcha.
“Que mala pata, a mí se me hace que fue el Estado Mayor Presidencial”, expresó con una sonrisa y mirando al jefe del EMP, Jesús Castillo.
–¿Qué le hizo?, estaba muy bien –bromeó un ejecutivo de la empresa.