■ Las últimas cinco estaciones del recorrido afectan tierras de cultivo, señalan comuneros
Opositores a la línea 12 del Metro refuerzan vigilancia en el paraje Terromotitla
■ Denuncian versiones de que serán desalojados; canoeros de Tláhuac se unen a la protesta
Ejidatarios de San Francisco Tlaltenco, de la delegación Tláhuac, que se oponen a la construcción de la línea 12 del Metro, reforzaron la guardia que mantienen en el paraje de Terromotitla ante las versiones que han surgido de que serán desalojados para que comiencen las obras la próxima semana.
Héctor Mendoza, uno de los dirigentes de los inconformes, señaló que desconocen si las autoridades sólo están blofeando, para “ver nuestra capacidad de organización”, pero indicó que se mantendrán atentos para evitar cualquier intervención en la zona, donde se pretende levantar la terminal de la llamada línea dorada.
Detalló que a pesar de las protestas que han realizado, ninguna autoridad se ha acercado a dialogar; por el contrario, han comenzado a ser hostigados. “La noche del martes se corrió el rumor de que en la madrugada venían a sacarnos, nos movilizamos y estuvimos en vela, pero nada ocurrió”, apuntó.
Los inconformes, integrados en el Frente Rural del Sur en Defensa de la Tierra, reiteraron que la negativa a vender sus tierras es para evitar que siga la deforestación de las áreas verdes y el crecimiento irregular de la mancha urbana.
La construcción de la línea 12 del Metro es una amenaza en contra del área de reserva ecológica –decretada por el entonces Departamento del Distrito Federal en 1992– por tratarse de una zona de recarga de mantos freáticos, argumentaron los también pobladores, quienes dieron a conocer que a su movimiento se unieron los canoeros de Tláhuac.
Expusieron que, de acuerdo con el proyecto, el trazado de las últimas cinco estaciones de la línea: Tláhuac, Tlaltenco, Zapotitlán, Francisco Villa y Olivo, muestra que se edificarán sobre terrenos agrícolas y ello no sólo afectaría la disponibilidad de agua para los habitantes del sur y el oriente del Distrito Federal, así como del valle de México, sino que aniquilaría la zona lacustre de la delegación y, en consecuencia, los ingresos de miles de familias que viven de la agricultura y el turismo.
Afirmaron que los canoeros, al igual que los ejidatarios, defenderán las tierras, lo cual no significa una oposición a la construcción de línea dorada, sino a la ruta del proyecto. Si no hay cambio, advirtieron, “no se permitirá que avancen los trabajos”, programados en dicha zona por la Secretaría de Obras para septiembre próximo.
Reiteraron que llevar a cabo el trazado sería la “debacle” del medio ambiente, por lo que el gobierno de la ciudad debe reconsiderar y cambiar dichas estaciones.
Indicaron que en la actualidad los canales turísticos están descuidados, pese a que son un atractivo de la delegación, al igual que las chinampas, porque en la demarcación los grupos contrarios a la autoridad han sido castigados mediante recortes en apoyos, falta de programas y subsidios, que se han endurecido al manifestar su oposición a la línea dorada, aseguraron.