¿A las elecciones con el “Seguro Popular”?
En el mes de mayo, tras recibir la Medalla Anáhuac en Medicina 2008, el doctor José Ángel Córdova –secretario de Salud– declaró que la responsabilidad más grande de los médicos consiste en proporcionar atención con calidad, en particular “a personas de pocos recursos económicos”.
Lamentablemente su dicho se contradice con la operación cotidiana de uno de los programas más caros de Fox y Calderón: el “Seguro Popular” (y su modalidad cambray: sólo para los recién nacidos) que afilia, pero no cura; gasta descontroladamente, pero no atiende. Ese “seguro” que –como sostiene hasta el Banco de México– constituye un abierto incentivo a la informalidad y –por su diseño esencialmente centralista– radica, vía administraciones paralelas, los recursos en la cúspide de la operación estatal, sólo para el año electoral 2009, recibirá ¡49 mil millones de pesos!, sin disponer de ninguna garantía para que los médicos puedan cumplir con la “más grande” de sus responsabilidades.
Mientras tanto la Ssa opera como gendarme golpeador. Después de que Hacienda reconociera que en la administración calderonista existe “falta de transparencia, ausencia de proyectos, programas y subejercicio” (primer trimestre 2008), el doctor Córdova se atrevió a precisar que ese subejercicio resulta de que “a veces” el flujo de recursos a los estados “se retrasa” porque ellos no comprueban “el uso que dan al dinero”. El único mecanismo para que cumplan, agregó, “es ¡retrasándoles los recursos!”, ¿y los pacientes, doctor Córdova? ¿Para el año electoral 2009 se “contempla” el mismo “mecanismo” incluso para los estados gobernados por panistas, como Guanajuato?
Pero con todo y “retraso”, los recursos del “Seguro Popular” sirven a los más diversos propósitos del pansimo, aunque ellos sean “ligeramente” extrasanitarios: formando parte de la macrolimosna que el gobernador de Jalisco entregó para la edificación del Santuario de los Mártires (Proceso, 1648) o apoyando la cartilla de salud “preventiva” de la elbista Alianza por la calidad de la educación (Declaración contra la Alianza Calderón-Gordillo, La Jornada, 15/5/08), aunque pocos lleguen a la atención de los pacientes y, menos, a la remuneración digna de los equipos de salud que los asisten.
El propio Consejo de Salubridad General del doctor Enrique Ruelas asume que México registra un desabasto crónico de medicamentos “de 20 por ciento” y al empezar el sexenio de Vicente Fox “era de 50 por ciento”.
Por algo, el presidente de la Comisión de Salud en el Senado de la República, Ernesto Saro Boardman, ya asegura que el “Seguro Popular” está urgido de una “evaluación para ajustarlo porque hoy día la afiliación no está vinculada a la calidad de los servicios. Sólo afilia” (Canal del Congreso, 3/7/08).
Pero ¿qué es lo que quieren hacer electoralmente con él Calderón y Daniel Karam, comisionado de Protección Social en Salud? Además de cerrar los ojos frente a la aplastante corrupción que lo rodea (como el escandaloso caso de Salud-Oaxaca) y seguir oprimiendo a los estados, quieren usarlo exactamente como lo hizo Fox en 2006: proyectando sus cuantiosos recursos sobre la elección intermedia de 2009. Por eso Calderón nunca cumplió sus ofertas de campaña de “revisarlo”, como ahora postula Saro Boardman. Correspondió a Dionisio Pérez Jácome, subsecretario de Hacienda, confirmar que para ese año electoral dispondrá de una bolsa de 49 mil millones de pesos.
En los dos últimos años del sexenio Fox se sirvió descaradamente del “Seguro Popular”: presentándolo como “instrumento fundamental para mejorar las condiciones de salud de la población” (julio, agosto, septiembre, 2005); como “garantía de pensiones para los trabajadores informales” (diciembre, 2005); entregando cheques a ancianos durante la campaña de Calderón (abril, 2006); publicitando las cifras de afiliación desde el gabinete (Daniel Cabeza de Vaca, entonces titular de la PGR en Michoacán, mayo 2006); usando el padrón de Oportunidades y el “Seguro Popular” –con información clasificada por la empresa de Diego Hildebrando Zavala– para el manual de campaña de Calderón, campaña operada, entonces, por Josefina Vázquez Mota (junio, 2006), sin que ello se tradujera en mejoras para pacientes, médicos y enfermeras como muestra patentemente –ya con Calderón– el vergonzoso caso de la comunidad Mini Numa en el municipio de Metlatónoc, Guerrero.
El 3 de julio de 2006 se hizo público que 41 por ciento de los beneficiarios de Oportunidades y 44 de los del “Seguro Popular” habían votado por el candidato del PAN (encuestas de salida).
Como Fox, ahora Calderón alinea, con idénticos propósitos, sus “nuevos” programas electoreros: Caravanas de la Salud (520 millones de pesos en 2008), Estancias Infantiles (mil 441 millones de pesos en 2008) y “Seguro Popular” (con su modalidad cambray, sólo para los recién nacidos, 49 mil millones de pesos en 2009), todos ellos precipitadamente adheridos a la incoherente estrategia “Vivir Mejor”, aunque para las entidades federativas, pacientes y equipos de salud no haya más que exigencias huecas.
Como dice Germán Martínez: “el panismo planteará una oferta clara”. Curiosa plataforma que desnuda a una derecha política incapaz de modernizarse, que elude la corrupción y no es competente para vincular su “política social” con un proyecto económico montado sobre los sectores avanzados de la economía. Y es incapaz porque teme que ese viraje hacia la modernidad, termine despojándola de su base tradicionalista de apoyo –como en los tiempos priístas– meramente clientelar. El proceso electoral de 2009 lo demostrará.
En esas condiciones resulta sencillamente peregrino esperar, como espera el doctor Córdova, que los médicos puedan cumplir con la “más grande” de sus responsabilidades.
*Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco