■ Pugnan por acercar a los bibliófilos “el vasto y fértil” universo de ejemplares mexicanos
Realizan la primera versión de la Feria del Libro Antiguo en el Palacio Nacional
Ampliar la imagen Visita de un soldado al encuentro editorial del libro antiguo, en el Palacio Nacional Foto: María Luisa Severiano
Los amantes de joyas bibliográficas y de la lectura hallarán un universo de libros coleccionables y antiguos, manuscritos históricos y literarios, grabados, mapas y fotografías sobre diferentes temáticas en la primera Feria del Libro Antiguo, que se desarrolla en el primer patio mariano del Palacio Nacional, en la ciudad de México.
La feria –que concluye este domingo con la participación de 23 libreros– se efectúa en el contexto de la conmemoración por el 136 aniversario luctuoso de Benito Juárez y tiene como temática central la historia de México.
Predilección por pergaminos
De acuerdo con la Dirección General de Promoción Cultural, Obra Pública y Acervo Patrimonial, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el encuentro editorial busca promover una nueva cultura bibliófila mediante la revaloración del vasto y fértil mundo de los libros mexicanos.
En la feria además de los volúmenes antiguos escritos en 1800, el visitante encontrará en exhibición y venta libros de escritores como Jorge Ibargüengoitia, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, entre otros.
En el módulo del librero Fernando Villanueva, el público podrá descubrir a un autor jalisciense muy buscado, Francisco Tario, quien fue uno de los primeros escritores de literatura fantástica y escribió Libro Equinoccio.
Asimismo, al caminar por el patio mariano, los coleccionistas encontrarán las primeras ediciones de algunas obras, como La nueva amante, de Ricardo Garibay, colecciones de 1946, la reimpresión de las crónicas periodísticas del siglo XVIII, hasta un Tratado de hechicería y sortilegios de 1553.
Villanueva comentó que también las personas buscan libros de la época del imperio de Maximiliano o las crónicas de Santa María la Ribera.
Sobre su oficio indicó: “estamos en el teje y maneje del libro viejo, compramos parte del acervo de las bibliotecas de algunas familias. Otra fuente para adquirir los ejemplares son los mismos colegas. porque intercambiamos” y recordó que antes los adquirían por kilo en los depósitos de papel.
A su vez, Margarita González comentó que una ocasión llegó a sus manos la primera edición de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
Deploró que los libreros de antiguo carezcan de espacios en las ferias editoriales, que brindan todo el apoyo a los grandes sellos.
Otro libro interesante que tienen Margarita y Fernando es uno sobre artistas del cine mudo de Estados Unidos, en el que se aprecia el sello del coleccionista en las hojas, característica de los volúmenes antiguos.
En el módulo del librero Enrique Aquino destacan los enormes libros de la Historia de México que comprenden periodos como la Nueva España, la Independencia, la Reforma y la Revolución.
Los visitantes que recorren la feria no preguntan por títulos ni buscan a los autores que más venden, eligen el libro que les llama la atención por la encuadernación, por el tipo de papel, por la fecha de impresión o porque la editorial que ya no existe.
César Sánchez Obregón, de la Coalición de Libreros, explicó que lo atractivo para los coleccionistas son los pergaminos de ediciones privadas. Entre los volúmenes que ofrece figura el tercer tomo de El Quijote, de 1832, así como un ejemplar del Catecismo del Santo Concilio de Trento, que en la parte inferior tiene la marca de fuego, un antecedente del sello de la editorial.
“Hay libros atractivos –manifiesta Sánchez Obregón– porque son viejos, pero no usados. Los pliegos no están abiertos y muchas personas buscan estos ejemplares.”
El módulo de los Medina
En la Feria del Libro Antiguo no puede faltar el módulo de la familia de libreros Medina, quienes desde 1929 se dedican a la venta de joyas literarias y fotografías de personajes de la Revolución.
Entre sus libros figuran antiguos pergaminos sobre la Independencia y la libertad de imprenta, así como una propaganda de 1968.
La feria que se realiza en el Palacio Nacional está acompañada de la exposición Tesoros de ex libris mexicanos: piezas pequeñas para grandes historias, que permanecerá abierta al público hasta el 17 de agosto en la biblioteca del Recinto de Homenaje a don Benito Juárez (Plaza de la Constitución, Centro Histórico).