■ Me siento privilegiado, dijo el andarín
Éder Sánchez será asesorado por sus padres en los JO
El marchista Éder Sánchez, uno de los posibles candidatos a subir al podio en Pekín, manifestó sentirse “privilegiado” porque será el único deportista de la delegación que contará con el apoyo de sus padres, Víctor Sánchez y Graciela Terán, ambos entrenadores de la especialidad.
Sánchez Terán, quien tiene como objetivo claro quedar “entre los seis primeros lugares” en su debut olímpico, al cual se presentará con la marca de 1.18.34 horas en la prueba de 20 kilómetros, que lo ubica en el séptimo sitio de la clasificación mundial, dijo que peleará “por una medalla hasta donde pueda”.
El andarín de 24 años de edad se siente arropado no sólo por el buen trato que recibe de las autoridades deportivas, debido a sus resultados que subieron como la espuma en este ciclo, sino que por primera vez tendrá el apoyo de sus padres, quienes viajarán con él la semana próxima hacia el máximo compromiso.
Su madre, Graciela, entrenadora de su compañero David Mejía, también clasificado en esa prueba, se alojará en la Villa Olímpica con acreditación oficial AO, mientras Víctor, su progenitor, tendrá gafete externo, ya que cumple un castigo en el ámbito internacional por falsificación de documentos en el Mundial de Atletismo de Osaka, el pasado año.
A Éder no le preocupa que su padre esté castigado, ya que la prueba se disputará en un circuito en el exterior del estadio Nido de Pájaro, aunque la salida y llegada de los competidores será en el majestuoso escenario.
“Él me estará dirigiendo afuera y nadie se lo puede impedir, a menos que el que lo sancionó vaya y le tape los ojos para que no me vea”, señala sin malicia el mexiquense.
–¿Qué pasaría si entras al estadio entre los primeros?
–No, pues ya nos ha pasado, no le quiero quitar el gusto y darle una satisfacción grande. Mi papá no tiene acreditación ni boletos (de acceso a los escenarios), pero llegando a Pekín veremos la forma de conseguirlos.
En tanto, los judocas Vanessa Zambotti y Arturo Martínez viajaron ayer a Japón a un campamento previo a su participación en la cita veraniega. Familiares y amigos los despidieron entre porras y buenos deseos en el aeropuerto capitalino.
La Osita, como se le conoce a la campeona panamericana en la categoría de más de 78 kilogramos, llevaba en su “corazón y mente” fotos de su familia y las bendiciones de su madre que no pudo acompañarla a Pekín por problemas de salud. La competidora le prometió dar todo “hasta morirme en el tatami” el 10 de agosto, día de su competencia, para quedar entre las mejores en su segunda participación olímpica.