Usted está aquí: lunes 28 de julio de 2008 Capital Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ Consulta a contracorriente

■ La gente ejerció su derecho a opinar

Pese a las campañas en contra, de muchas acciones que se dieron desde algunas oficinas del gobierno central, y que parecían apuntar al desastre, e incluso de los pasos que alguna parte del perredismo hizo para descarrilarla, la consulta ciudadana para diseñar el futuro energético del país se dio con un resultado muy comprometedor para el gobierno federal. Más de 80 por ciento de quienes participaron en el ejercicio rechazan la iniciativa de Calderón y por tanto la priísta, que dio a conocer Manlio Fabio Beltrones, que no es más que otra forma hipócrita de complicidad.

Claro que desde ya las descalificaciones en contra de quienes votaron se convertirán en un coro que desde muy temprano sonarán fuerte en los tímpanos de la gente que escucha radio o mira televisión, porque quienes emitan las descalificaciones no se atreverán, cuando menos esta vez, a decir que en una democracia lo que cuenta son los votos emitidos, y no las abstenciones, como lo dicen siempre que a su fraude conviene.

Y es que no podrán admitir que ganó el ejercicio democrático al que convocó en un inicio Andrés Manuel López Obrador, y que concretó el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y menos aún que fue la gente que participó la que ganó en su libertad para decidir, el derecho a que su opinión sea tomada en cuenta.

Pero además, y esto es lo que realmente preocupa a quienes estuvieron en contra de la consulta, es decir, al gobierno federal en general, es la libertad con la que la gente, poca o mucha, fue a emitir su voto, porque aunque se haya dicho hasta el cansancio que este sufragio no tiene ningún valor, y que desde la convocatoria se le orientó al no, también es cierto que en todas las pantallas, y desde todos los micrófonos, o casi, se hizo una campaña abierta en contra del ejercicio.

¿Quién no miró los anuncios pagados por el gobierno federal en donde se hablaba de las supuestas bondades de la propuesta de Calderón? ¿Quién no fue testigo de los noticiarios en donde se presentó la defensa del mismo Calderón a favor de sus intenciones aviesas? ¿Quién no sabe que los trascendentes debates en el Senado de la República casi fueron ignorados por la televisoras?

Aún así, el fenómeno es nuevo e importante. Pese a las televisoras, pese a la radio, pese a las desconfianza que dejó el fraude de 2006, y el golpe que significó el chuchinero, la gente salió a votar, pero deberíamos centrarnos en el primero.

Mucha gente rompió el yugo de la opinión electrónica, se sacudió a las televisoras, no escuchó la radio y fue en libertad a decir, mayoritariamente, no a la venta de los recursos energéticos a la iniciativa privada de aquí, y del extranjero. Eso es un logro que deberá hacer pensar a quienes detentan el poder en verdad.

Ese sólo hecho tiene una importancia mayor dentro de la trascendencia que tiene la consulta por sí misma, y es que no sería justo que el legislador ignorara el ejercicio, por más autocrático que sea, porque también podrían poner en riesgo la credibilidad de las instituciones, si es que todavía les queda algo.

Y donde no podrá ser ignorada la consulta, de ninguna manera, es en el PRD. Lo que hoy pasó en las urnas deberá ser defendido, más allá de los acuerdos espurios, por la militancia de ese partido, aún haciendo caso omiso de algunos de sus líderes que pretenden hacer del cochupo una constante en la política.

Quien así no lo entienda en el PRD deberá abandonarlo, y si así fuera la consulta habría servido para otra causa noble. En fin, digan lo que digan los números, la gente ha ganado porque esta vez su voluntad en las urnas no será burlada.

 
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