■ José Hernández, hijo de un campesino de Michoacán, estará 11 días en una misión de EU
Astronauta de origen mexicano viajará al espacio en julio de 2009
■ La NASA cumple este martes 50 años de creada
■ Los actos conmemorativos del aniversario culminarán el próximo octubre, mes en que la agencia comenzó sus operaciones
Ampliar la imagen Recientes investigaciones revelaron que en la parte externa la galaxia Pinwheel, mejor conocida como Messier 101, carece de moléculas orgánicas, presentes en el resto de sus similares. Esta es una imagen captada por el telescopio Spitzer Space, de la NASA Foto: Reuters
Los Ángeles, 28 de julio. En el contexto del 50 aniversario de la NASA, que se cumple este martes, se anunció la participación de un astronauta de origen mexicano en una nueva expedición espacial, prevista para julio de 2009.
José Hernández, hijo de un campesino de Michoacán, es ingeniero electrónico, casado y con cinco hijos. Nació en French Camp, comunidad del condado de San Joaquín, y creció en Stockton, California, a unos 45 kilómetros al sur de la capital del estado.
Su padre, Salvador, es originario de La Piedad, Michoacán, y llegó a Estados Unidos hace unos 60 años para trabajar en los campos agrícolas de California.
La participación de este astronauta latino se sumará al logro que tuvo Rodolfo Neri Vela, nacido en Chilpancingo, Guerrero, quien fue el primer astronauta mexicano en participar en un viaje espacial. Fue parte de la misión del Atlantis del 26 de noviembre al 3 de diciembre de 1985.
Hernández, quien creció viendo a su padre trabajar en la pizca de tomate, nunca se imaginó hasta donde llegaría. En 11 ocasiones fue desechado por la NASA y no fue sino hasta el concurso anual 12 cuando fue aceptado.
El nuevo astronauta de origen mexicano fue seleccionado junto con otro grupo de siete científicos para participar en la misión prevista para el 30 de julio de 2009, cuya finalidad es terminar la construcción de la Estación Espacial Internacional, que deberá estar lista para 2010.
José Hernández participará en la misión STS, número 128 y estará 11 días en el espacio, mientras Neri Vela estuvo 165 horas.
Empleado del Centro Johnson
Hernández trabaja desde hace cuatro años en la NASA como jefe del área de materiales y procesos del Centro Espacial Johnson, en Houston, Texas.
Antes de estar en la NASA trabajó en el Laboratorio Nacional Livermore, donde desarrolló equipo para mamografías digitales.
En esta misión los astronautas también realizarán experimentos sobre cómo reaccionan ciertas medicinas bajo cero gravedad, e investigarán cómo se forman los huracanes.
La NASA festeja 50 años de su creación de manera sobria. El 29 de julio de 1958, el entonces presidente Dwight D. Eisenhower firmó el decreto para la fundación de la agencia espacial estadunidense, que comenzó a trabajar el primero de octubre del mismo año.
Para ese mes están previstas las grandes celebraciones oficiales, como el cierre de los actos conmemorativos, que duraron meses e incluyeron conferencias y foros, entre otras actividades.
Los transbordadores sobrevivientes, que tienen 27 años de antigüedad, dejarán de operar en 2010, con lo cual quedarán en manos de los rusos, los otrora rivales de los estadunidenses en materia espacial, los viajes a la Estación Espacial Internacional.
Y mientras el presidente George W. Bush lanzó en 2004 un plan para regresar a la Luna con la idea de usar el satélite como plataforma de lanzamiento para la exploración de Marte y otros planetas, hay poco entusiasmo para esos programas en la actual campaña electoral.
A lo largo del camino, los viajes espaciales crearon héroes modernos, como el primer astronauta en pisar la Luna, una exitosa experiencia en julio de 1969 grabada en la memoria de cada estadunidense que vivió ese momento.
En 1968, cuando fueron asesinados el líder de los derechos civiles Martin Luther King y el senador Robert Kennedy, el país se vio convulsionado por disturbios en defensa de los derechos civiles y la guerra en Vietnam, la revista Time destacó el hecho que alegró el corazón de cada estadunidense y restituyó el sentimiento de que Estados Unidos podía aún hacer algo bien: la circunnavegación de la Luna por la nave Apolo 8, con los astronautas Frank Borman, Bill Anders y Jim Lovell a bordo.
En la Navidad de ese año, millones de estadunidenses estuvieron atentos al hecho, en el que los astronautas leyeron la historia bíblica de la creación: “En el principio, Dios creó el cielo y la tierra”.
Hollywood no lo hubiese podido hacer mejor.
Esa confianza en el futuro fue la luz que guió los grandes momentos de Estados Unidos, pese a que siempre estuvo claro que la carrera espacial con la entonces Unión Soviética incluía tanto la dominación del espacio como del planeta Tierra.
Nadie reconoció mejor la profunda fascinación de los estadunidenses por los vuelos espaciales y su efecto movilizador como el presidente John F. Kennedy, asesinado en 1963.
En medio de lo más agudo de la guerra fría, cuando los estadunidenses aún estaban frotándose los ojos por el lanzamiento soviético del primer satélite artificial de la historia, el Sputnik, el joven y carismático presidente restauró la fe.
“Elegimos ir a la Luna esta década y hacer las otras cosas no porque son fáciles, sino porque son difíciles, porque ese objetivo servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y habilidades, porque ese desafío es uno que estamos dispuestos a aceptar, uno que no estamos dispuestos a posponer, y uno que intentamos ganar”, dijo Kennedy en 1962.
Denominó al espacio como una nueva frontera, sabiendo bien que el complejo científico-militar iba a trabajar para poner a un astronauta en la Luna e impulsar a Estados Unidos en su lucha contra los soviéticos.
La llegada del hombre a la Luna, en 1969, marcó el auge de la NASA.
Tal vez habrá de nuevo héroes modernos, si Estados Unidos logra cumplir los objetivos de Bush de llegar nuevamente a la Luna para 2020 y pisar el suelo de Marte para 2037.