■ Vuelven a sus estados para combatir la alianza entre Gordillo y SEP
Docentes “multiplican frentes de batalla” y levantan plantón
■ Yunes por fin podrá tomarse su foto en las oficinas del ISSSTE
Ampliar la imagen Retiro de los campamentos frente a las instalaciones del instituto, el viernes pasado Foto: Carlos Cisneros
Se va el plantón, se va el plantón, se va para la otra grilla, parodia bajito un maestro, en su último día frente a las oficinas del ISSSTE. “No me quisiera ir”, confiesa el guerrerense Gaudencio Calleja, uno de los pocos que se echó un año y medio de plantón, sin conocer siquiera un museo del DF, “porque siempre andaba comisionado”.
Amanece apenas cuando estacionan camiones y camionetas frente al Monumento a la Revolución. Es el último día de plantón “contra la criminal ley del ISSSTE”, y el ambiente es al mismo tiempo de algarabía y pesadumbre.
“Nos vamos porque queremos, vamos a darle en nuestros lugares a lo que viene, y a lo mejor regresamos porque esto debe llegar al final: subir a lo nuestro y bajar a Elba Esther Gordillo”, resume Calleja.
Artemio Ortiz, secretario general de la sección 18 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a cargo de la clausura, anuncia el regreso a los estados para enfrentar el examen de adjudicación de nuevas plazas, parte de la Alianza Nacional por la Calidad de la Educación.
“Ese examen aniquila de facto al SNTE, cancela la posibilidad de plaza automática para los egresados de las normales y es un golpe letal para la escuela pública”, dice Ortiz.
El dirigente informa que la CNTE boicoteará la recepción de los exámenes y acordonará los centros donde se pretenda realizar. “Vamos a prepararnos para tronarlo en todo el país. ¡Compañeros, metamos todo para detener esta agresión!”.
Los Sin Tierra en la Plaza de la República
Los maestros levantan sus tiliches. Hay cajas, bolsas y mochilas a cada paso. La médico Lourdes García Garrido saca sus cuentas: atendió de 20 a 70 personas cada día, casi todos por infecciones leves, estomacales o respiratorias. Su caso más grave fue una joven maestra que se luxó un tobillo. Y su más grande orgullo que casi todos sus pacientes se curaron con medicamentos y terapias “alternativas”. La doctora aprovechó el viaje para dar cursos de herbolaria y anexas.
Con esa idea “alternativa” el plantón se echó 451 días, las últimas dos semanas en forma de “taller del educador popular”, con una asistencia promedio de mil mentores, la mayoría de Michoacán.
La última jornada arranca muy temprano, con actividades de “activación” (ejercicios) y el desayuno. Sigue lo que llaman “mística”: canciones, poesía coral, danza. “Sí, es algo que aprendimos con el Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil, se trata de actividades para fortalecer nuestro proceso de identidad”, dice Sergio Espinal, hace unas semanas electo secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, un órgano paralelo en contraposición al que encabeza Gordillo y en el que participan grupos de muchas partes del país, aunque el mango del sartén lo tengan los michoacanos.
Las raíces y las novedades
¿Cuál es el movimiento magisterial que levanta el plantón frente al ISSSTE?
Andan por ahí folletos y libros con textos de V.I. Lenin y Paulo Freire, de profesores de la UNAM y Theotonio Dos Santos. Igual que en los primeros años de la coordinadora. Las carpas están decoradas con mantas que muestran imágenes de Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y Emiliano Zapata. Esas también sobreviven.
Lo nuevo, aunque los textos reproducidos sean de hace siete años, son los materiales de “educación popular” del MST. Eso y las constantes referencias, en discursos y mesas de trabajo a la resistencia global, al Foro Social Mundial y a una retórica que es más de Hugo Chávez que del profe Cabañas.
“Perseguimos el socialismo. Muchos no lo entienden pero aquí, en estos días, ya lo estuvimos viviendo”, dice Heriberto Castillo, quien con su esposa estuvo enseñó a los maestros a hacer galletas, pizzas y conservas con “productos orgánicos”.
“Es esto –sigue Castillo–, que todos tengamos una tarea y andemos siempre acompañados, conversando, gozando el trabajo, porque la soledad te acaba”.
En bola están las maestras en la cocina. Entre las que hoy preparan alimentos para más de mil personas, sólo hay un hombre. Pero ellas dicen que tuvieron “muchos chefs” y que todos lavan sus trastes sin importar el sexo. “Hasta tenemos fotos de los cocineros”, presumen. La última comida del día es barbacoa de res, ensalada y agua de jamaica.
Luego de 14 meses, el gasolinazo que nunca subiría los precios hizo estragos también en el plantón: “Comenzamos cobrando 10 pesos, y ahora cobramos 20 por las tres comidas”, dice la maestra Eréndira Delgado.
Por las tardes, hubo talleres de mecánica, bordado, artes plásticas, artesanías varias, además de actividades para unos 100 niños, hijos de los maestros e invitados del DF. Los pequeños hicieron volantes contra la privatización de Pemex y aprendieron a elaborar mazapanes y dulces de tamarindo.
Con tantas actividades, a la hora de levantar el changarro la lista de sobrantes es larga: toda clase de material de papelería, escobas y cuanto se le ocurra de artículos de limpiezas, kilómetros de cable eléctrico, martillos y taladros, pelotas y aros, semillas y harina integral.
Espinal saluda en cada campamento, presenta a los responsables de cada tarea, mientras explica que antes de elegir a su comité paralelo, ya se habían distanciado de un grupo de ex elbistas, encabezado por Noé Rivera y José Escobedo. “Provocaban muchas fricciones internas; los grupos más comprometidos los veían con mucha suspicacia, así que ya no llegaron a la reunión constitutiva”, dice.
Ni la figura de Elba Esther Gordillo ha unificado la estrategia de la disidencia magisterial. Algunos dirigentes del comité democrático dicen en corto que los oaxaqueños y otros bloques de la CNTE, entre ellos la sección 9 del DF, “no quieren entrarle cuando se trata de confrontar directamente a Gordillo. A lo mejor tiene sus infiltrados”, aseguran. Pero no lo declaran abiertamente porque, así sea precaria, la unidad de la coordinadora se mantiene.
La “pedagogía de la resistencia”
El plantón no se levanta para satisfacer a Miguel Ángel Yunes, director del ISSSTE, quien llevaba meses amenazando con acciones legales contra los maestros y el Gobierno del Distrito Federal. Se trata, más bien, de que la alianza signada por Gordillo y por Josefina Vázquez Mota, multiplica los frentes de batalla de los profesores disidentes.
En unas horas, cuando el licenciado Yunes, tan amigo de la maestra Gordillo como de Manlio Fabio Beltrones, recupere sus oficinas ya no estarán las carpas, las láminas, el tendedero de cables de los maestros. Y quizá también desaparezcan, porque las manden cortar para poner pasto, las yerbas de la parcela que los maestros pusieron en la banqueta: frijol, brócoli y cilantro. Eso sí, todo con abonos orgánicos. Cuando arranquen la última yerba, Yunes se podrá tomar su foto soñada: él con el edificio de sus oficinas a sus espaldas, ya sin plásticos que hagan desmerecer la impostura.
Pero nadie nombra a Yunes en el acto final, que mezcla los rituales de la izquierda social con los del normalismo rural.
“Este proceso educativo comunitario es un ejemplo vivo de que otro mundo es posible”, dice la maestra Mirabel Mejía, detrás de la escolta formada por seis maestras vestidas muy formales, con trajes sastres negros y blusas rojas, luego de que la banda de guerra calla.
Hay bailables, canciones en lenguas indígenas, poesía coral. Pruebas, dicen los maestros, de que están “construyendo una nueva forma de hacer escuela”.
Ya entrada la tarde, mientras algunos profesores desarman las “casas” en las que vivieron durante 14 meses, Artemio Ortiz da por concluido el plantón con vivas a México “libre y soberano” y a la CNTE.
Como en las sesiones de “mística”, todos cantan La Internacional, El pueblo unido jamás será vencido y Venceremos. Luego suena música de piano. Dos maestros leen lo que “aprendí y desaprendí en esta nueva forma de hacer escuela”, de la “pedagogía de la resistencia, de la coherencia y de la ternura”. Y el plantón se va.