■ La obra de Slawomir Mrozek se estrena el 9 de agosto en el Centro Cultural del Bosque
Los emigrados demuestra que no es posible la igualdad en el sistema en que vivimos: Psalmon
■ La gran aportación de la escenificación es su ausencia de localización, lo que la hace universal, agrega
Ampliar la imagen Silverio Palacios y Joaquín Cosío, durante un ensayo de la obra Foto: Yazmín Ortega Cortés
El fenómeno migratorio, la lucha de clases y el problema de comunicación entre los seres humanos, son temas que aborda la obra Los emigrados, escrita por el dramaturgo polaco Slawomir Mrozek, que la compañía TeatroSinParedes escenificará a partir del 9 de agosto, en el Centro Cultural del Bosque.
Heredero del llamado teatro del absurdo, Mrozek plantea que los modelos capitalista y comunista que ha experimentado la sociedad no han funcionado.
El director de la obra, David Psalmon, señala que “uno de los personajes emigra porque desea mejorar su condición económica; el otro, renuncia a todo en su país y vuelve a ser un don nadie. Es un ser autodestructor que emigra por una necesidad interna. Son dos tipos empujados hacia el límite del cinismo”.
Más allá del tema de la migración, comenta el director, la propuesta escénica refleja cómo no es posible la igualdad en el sistema en que vivimos. “Podemos pretender que la queremos encontrar y los gobiernos también lo intentan, pero este sistema no busca el bienestar de la mayoría, sólo el de la minoría. El malestar de la mayoría es claro en la obra, y al escuchar a los personajes nos da esta visión.
Nadie sabe donde se desarrolla la acción de Los emigrados, ni tampoco de donde provienen los personajes. Esta ausencia de localización y de personalización da innegablemente a la obra un carácter universal y favorece la transposición, ya que al situarla en un lugar determinado se le quitaría parte de la magia que Mrozek supo infundir mediante esta abstracción.
“Los personajes son como dos virus en un cuerpo ajeno que es el país en donde están. Son dos virus de origen similar, pero de realidad distinta, el problema no se resuelve con un antivirus, y se crea una situación bastante absurda con humor.
“Nadie está dispuesto a dejar lo que tiene o a lo que aspira. Todos queremos consumir, obtener y tener más, esto ha generado la globalización y el sistema capitalista en sus fundamentos. Estamos en una etapa del capitalismo en la que buscamos la uniformidad y el pensamiento único, pero sabemos que las desigualdades sociales son cada vez más fuertes”, indica Psalmon.
Los emigrados describe la relación entre un obrero a la vez estúpido y astuto, y un intelectual pretencioso pero vulnerable. Sus relaciones no pueden conducir más que a situaciones absurdas, tanto que se vuelven irresistiblemente cómicas, y al enfrentamiento sicológico. La oposición feroz y cruel de dos visiones irreconciliables del mundo, a pesar de una situación común de perdición y soledad, son la trama y el tema de esta obra.
Con la actuación de Joaquín Cosío y Silverio Palacios, Los emigrados se presentará de jueves a domingo, a las 20 horas, en la sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional).