■ El realizador estadunidense promueve su película más reciente en México
La música es una ventana para descubrirnos el uno al otro: Sayles
■ Ambientada en los años 50 en un pueblo de Alabama, aborda la transición del blues al rocanrol
■ “Si gana Obama significa que Estados Unidos ha madurado, que la raza no es lo más importante”
Ampliar la imagen John Sayles durante la entrevista con La Jornada Foto: Jesús Villaseca
“La música es un lugar en el que se encuentran las razas en Estados Unidos, algo que aún podemos compartir, una conversación, una ventana para descubrirnos el uno al otro. Sus creadores, en especial, tienen eso de la retroalimentación, aunque sus géneros sean diferentes. Se enriquecen. Con esa fusión de culturas es como se formó mi país y su idioma, sus leyes, con esa mezcla de muchas cosas”, aseguró en entrevista el realizador John Sayles, uno de los directores alternativos de esa nación y que en sus cintas, algunas de contexto social, ha reflejado “a personajes reales”.
Honeydripper, o mejor dicho Sueños de rocanrol, como se tituló a la reciente cinta de Sayles (que se estrenará el próximo 15 de agosto en salas de nuestro país, con 50 copias) es lo que trae a México a este director, que se inició como novelista por los años 70, pero que ha sido indagador en temas fuera del mainstream como el racismo o las luchas sociales.
Return of the Seacaucus Seven, The Brother from Other Planet, Baby it’s You, Hombres armados, Casa de los babys (que produjo el mexicano Alejandro Springall, quien dirigió Morirse está en hebreo, que el propio Sayles produjo), son algunos de los trabajos cinematográficos que han hecho destacar a este a realizador.
Reivindicación
Cintas como Sueños de rocanrol, ¿puede ser una reivindicación para la negritud en Estados Unidos y algo que refleje la política de ese país?, preguntó La Jornada a Sayles.
Respondió: “Si gana (Barak) Obama significa que hemos madurado; que la raza no es lo más importante. Hemos cambiado tanto que este candidato tiene posibilidades, porque es muy inteligente, representa un cambio importante, pero veremos. La elección va a estar cerrada. No obstante, debo decir que hay muchos republicanos que no pueden actuar democraticamente. Creo que es una costumbre, es su forma de ver la vida. Como el personaje principal de la cinta, que no quiere cambiar”.
En Sueños de rocanrol, ubicada en un pueblo de Alabama en los años 50, narra parte de la vida del pianista Tyrone Purvis (Danny Glover), que debe dinero para mantener su club, en el que se presentan cantantes de blues. Tyrone está dispuesto a cualquier cosa con tal de atraer a los jóvenes cosechadores y a los reclutas de la base cercana a su bar, para hacerle la competencia –al dueño del local rival con un guitarrista reconocido en el mundo del rhythm and blues, que nunca llegará.
“Hablamos de los inicios del rocanrol; del sueño de un personaje, que vive con la alegría de tocar. En la cinta, el sábado es muy importante para los personajes. Es el momento en que los trabajadores de los campos de algodón salvan sus vidas. No tienen luces en sus chozas, no tienen radios, pero sí la oportunidad de escuchar música. Pueden estar bien sólo en ese lugar y en la iglesia. Son los espacios en los que la gente puede tener un momento de libertad, de trascender”, argumentó el cineasta sobre la historia.
Combinación fructífera
Sayles, quien ha combinado ese aspecto de hacer un cine sin concesiones, personal, con el sistema de Hollywood, atrayendo a actores famosos, quienes prefieren hacer papeles interesantes aunque la paga sea menor, afirmó: “Como guionista de los grandes estudios, mi tarea es encontrar escenas en las que haya cosas que puedan molestar al público, como política o confrontaciones raciales. Pero en mis cintas, en las que escribo, dirijo y produzco, no quisiera evitar a estos personajes pero sí hacerlos más reales, decir las cosas como son en el mundo, no negarlos, como decir que no tenemos el blues sin la época de opresión, o que el rocanrol no viene de una mezcla del blues y de otros géneros musicales”.
El cinerrealizador señaló que un aspecto importante en esta película fue que pudo trabajar con “actores afroestadunidenses, talentosos, que habitualmente no tienen empleo o que les dan papeles sin trascendencia. Este proyecto fue la oportunidad para ellos actuaran juntos en una historia interesante. Para mí también fue importante rodar con los músicos que intervinieron, los cuales tenían un lenguaje invisible. En la cinta toda la música fue grabada en vivo, con excepción del piano de Danny Glover, quien practicó mucho para imitar los movimientos de un pianista. Cada toma era algo nuevo. Se dio una gran química, porque sólo ensayaban menos de una hora para mantener ese concepto de que pareciera que no se conocían”.