■ Cristóbal Quirino, el relevo 4x400 y Éder Sánchez, entre ellos
Partieron ayer canoístas, integrantes del equipo de atletismo y taekwondoínes
Con porras, mantas de despedida y buenos deseos, un contingente de 25 deportistas, entrenadores y médicos viajó ayer a su cita olímpica en Pekín, adonde van con las mayores expectativas, con sus mejores tiempos y marcas, pero sólo con la certeza de que darán su mejor esfuerzo.
Una de las cartas fuertes, José Cristóbal Quirino, de canotaje, sabe que no será nada fácil enfrentarse a los europeos, pero con su tímida sonrisa se da fuerza y apuesta a que “todo puede suceder en la competencia”.
El michoacano dijo que está nervioso porque mucha gente desde aquí ya le está colgando la medalla olímpica, pero eso de alguna forma lo hace fuerte, por lo que prefiere solamente pensar en la estrategia a utilizar y no en lo que otros piensan que debe lograr.
Juan Luis Barrios, todavía molesto porque marginaron a su entrenador Rafael Martínez de la delegación, aunque sí viajó, por separado, deberá apelar a lo entrenado durante meses para aplicarlo en la competencia, y conformarse con quizás ver de lejos a su preparador, para lograr ubicarse entre los ocho primeros de los 5 mil metros.
Sonrientes, dejándose tomar fotos, las integrantes del relevo 4x400 de Raúl Barreda bromeaban entre sí. Gabriela Medina piensa que el grupo puede meterse a la final, y quizás hacer un papel más que excelente, así como en su debut olímpico individual en los 400 metros planos.
El entrenador cubano naturalizado mexicano Raúl Barreda espera que el relevo se meta en la final, “porque eso sería un gran logro para el país”, pero prefirió ser prudente en su sueño, ya que “es preferible que las muchachas trabajen para obtener su plena madurez y, entonces sí, pensar en un resultado diferente”.
Éder Sánchez, con su acostumbrada seriedad, se muestra cierto de que con las enseñanzas de su padre, Víctor, puede conocer las mieles de terminar entre los ocho primeros en un circuito de marcha que conoce bien, porque ya obtuvo ahí una presea de bronce, hace unos meses.
Idulio Islas teme compartir la gráfica con los mejores exponentes del taekwondo, “porque esto me puede perjudicar de alguna manera”, aunque espera que al ser un competidor no muy conocido, pues sus compañeros María Espinosa y Guillermo Pérez se llevan los reflectores, pueda sorprender a sus rivales en la justa veraniega.
Hubo risas, parabienes, improvisados buenos deseos de los viajantes que coincidieron en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en la salida de los deportistas mexicanos, quienes saben que son los mejores en sus disciplinas y deben responder así en Pekín 2008.