■ La cantante se presentará el 5 y 6 de septiembre en el Lunario del Auditorio Nacional
El arte, la mejor medicina para digerir el mundo: Concha Buika
■ La española canta descalza; “reconozco que empecé a actuar sin zapatos porque no tenía dinero para comprarme unos”
■ Está en México para promover su tercer disco, Niña de fuego
Ampliar la imagen No me visto porque quiera taparme, lo hago por una cuestión de respeto, afirmó Buika en entevista con La Jornada. Portada del disco Niña de fuego Foto: Omar Ayyashi
Concha Buika reitera en entrevista con La Jornada que canta para no odiar, para no volverse loca, como anuncia en su sitio de Internet. Pero la española de origen guineano, quien cantaba por afición en un barrio de Mallorca –de donde es originaria– y ahora tiene tremendo éxito en Europa, dice que la música le ha servido para digerir el mundo, porque “el arte es el mejor medicamento. Y sí, es verdad que compongo para no odiar, pero es algo que hacen muchos artistas. A quien aprecie lo que un artista hace también le puede servir para no odiar”.
Con presentaciones los días 5 y 6 de septiembre en el Lunario del Auditorio Nacional, Concha Buika regresa a México (ya se presentó en el Festival Cervantino). Promoverá su tercer disco, Niña de fuego, en el que las coplas españolas, las rumbas y las rancheras desgarrarán el alma de los que asistan. En el álbum de esta ahijada musical de Chavela Vargas se pueden apreciar temas de compositores como Fernando Z. Maldonado y Javier Limón.
Dice su biografía, en su sitio web: “Buika ha cultivado el arrebato durante toda su carrera. De su madre aprendió a escuchar las grandes voces del jazz, pero desde la ventana de su casa y por la radio se cuelan las coplas de toda la vida, y en la calle se pega el quejío flamenco que quedará definitivamente impregnado a su piel. Canta en bares y clubes de Mallorca, graba varios temas house, colabora con La Fura del Baus. En 2000, no se acuerda muy bien cómo ni por qué, llega a Las Vegas, donde trabaja en casinos como doble de Tina Turner y The Supremes, y donde es invitada por la dama del jazz, Rachelle Ferrell, a cantar en el Club Blue Note”.
Pero lo que más llama la atención es su autenticidad. Buika se despoja de todo (hasta de su ropa, como en la portada de Niña de fuego) para entregarse a quien la quiera escuchar. Siempre sale al escenario descalza para, dice, “guardar el equilibrio, para que no se me vaya ese sentido”.
–¿Por qué aparece desnuda en su portada y canta descalza?
–No sé. Porque nunca me he escondido de nada ni de nadie. No me visto porque quiera taparme, lo hago por una cuestión de respeto, porque así estamos habituados, porque si pudiéramos andar desnudos todo el tiempo, yo no tendría problemas.
Afirma: “No utilizo zapatos a la ahora de salir al escenario, pero no sabes el dolor de cabeza que me evito. Es verdad que la experiencia es la mejor ayuda, pero también es cierto que es lenta y siempre llega tarde.
“Reconozco que empecé a actuar sin zapatos porque no tenía dinero para comprarme unos, sólo tenía un par. Yo misma hacía mi ropa para salir a tocar, pero, como no podía coser unos zapatos, prefería salir descalza que mal calzada; se me quedó como costumbre”.
Atrapada por la música desde niña
Buika asegura que ha ido encontrando su rumbo de manera instintiva. “He cantado siempre, pero de forma profesional no hace mucho tiempo. Nunca fui a un sello discográfico a buscar una oportunidad. No sé por qué siempre fueron por mí. Empecé en un bar y luego de ahí salía la invitación para ir a otro la siguiente noche. No decidí hacerme profesional, simplemente ganaba más que en otros trabajos, y la música me tenía atrapada desde niña, pero antes de cantar quería ser baterista, luego lo intenté con el bajo.”
–Pero ¿se ha dado cuenta de lo duro que es la vida del artista en la industria musical?
–No me entero mucho de eso. Pertenezco al mundo del arte y no sé del mundo del espectáculo y sus cuestiones negativas. Pero el mundo del arte está de puta madre. No puedes ir a ver un Modigliani y decir que el mundo del arte está en crisis; es una falta de respeto. No puedes decir que el arte está en crisis cuando encuentras un disco que se grabó hace 20 años, pero que suena como si hubiera sido grabado ayer. Puede ser que el mundo de los artistas o del showbiz sí esté en crisis, pero el arte no. Las sociedades se construyen, se destruyen y se rehacen. Pero, como soy humana, tampoco me preocuparía por eso.
–Aunque venda discos y continúe con su misma ideología, que desde un inicio no está contaminada.
–No vendo los discos; los venden la compañías, es su trabajo y lo hacen bien. Un artista solo no es nada; es como un ladrillo apilado que tiene la responsabilidad de ser esquina.
Sin virtudes ni defectos
Agrega: “Nunca había soñado siquiera con salir del país. No, porque concebía al mundo desde mi barrio de Mallorca; siempre me sentí como pequeña piedra independiente. Ahora no me da miedo nada, bueno, sólo el día que me deje de tener a mí misma. Aunque no tengo concepto de paraíso, ni lo busco, no creo tener virtudes ni defectos. Veo a mucha gente perdida que busca la verdad, pero esas verdades son de un color y luego de otro. No, yo sólo soy una artista muy vaga”.
–¿Qué opina de la gente que quiere cambiar el mundo mediante el arte?
–¿Por qué lo hacen? Quieren cambiar algo que no conocen. Quién se cree tan grande como para conocer el mundo. Primero hay que conocerlo, y habría que tener unas 100 vidas para hacerlo. La música es una arma de doble filo: puedo beneficiar, pero también hacer mucho daño. Tenía una compañera que cuando la dejó un novio escuchaba puras canciones que la hundían más; entonces, por eso, en ocasiones tampoco es tan buena.
Buika, con todo su canto visceral, estará acompañada por músicos de primer nivel, entre los que destacan el pianista Iván González y Horacio El Negro Hernández, considerado uno de los mejores bateristas latinos en el mundo.
Se presentará los días 5 y 6 de septiembre en el Lunario del Ausitorio Nacional, a las 22 horas.