■ Senadores de tres partidos critican rigidez hacia la paraestatal en materia de impuestos
Iniciativa de Calderón mantiene opacidad sobre fondos de Petróleos Mexicanos, dicen
La iniciativa de reforma del presidente Felipe Calderón sobre el régimen fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex) “no resuelve el embrollado y barroco tema de la carga tributaria para la paraestatal ni termina con la opacidad en el manejo de los recursos”, advirtieron expertos al iniciar ayer en la Cámara de Diputados el foro Análisis sobre la Reforma Energética.
Poco antes de dar comienzo a las ponencias, el senador perredista Graco Ramírez condenó la rigidez impositiva que se aplica a la paraestatal y la laxitud en materia de pago de impuestos que se obsequia a grandes empresas que tributan un porcentaje “ridículamente bajo”, posición en la que coincidieron legisladores panistas y priístas.
Rubén Camarillo, del blanquiazul, aseveró: “quien tenga que pagar impuestos que los pague, que sea equitativo y que todos carguemos con la parte que nos corresponda. Hay grandes empresas que le están jugando chueco a este país, así como organizaciones de actividades informales, por no decir ilegales, que ya suman cerca de 35 por ciento del producto interno bruto (PIB) y no pagan un centavo de impuestos”.
El priísta Francisco Labastida destacó que Pemex ha pagado en los 10 años anteriores alrededor de ciento por ciento de sus utilidades, pues tiene una ley federal de derechos onerosa y confiscatoria.
“La ley federal de derechos aplica a Pemex impuestos de más de 80 por ciento, mientras a la minería le pone un impuesto de unos pocos pesos por hectárea al semestre. Existe, pues, un sistema fiscal excesivo de un lado, excesivamente oneroso y que lleva a la quiebra artificialmente a la empresa, y del otro lado es excesivamente generosos con grandes empresas.”
En tanto, el perredista Pablo Gómez consideró que en la reforma se debe mantener el sistema de derechos en extracción de hidrocarburos después de costos, es decir, deducir el costo real por barril y aplicar el derecho después de la cobertura del costo.
A su vez, Mario Gabriel Budebo, subsecretario de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía, sostuvo que hay una enorme coincidencia en la necesidad de modernizar el marco regulatorio de Pemex y que los cambios que plantea el Ejecutivo federal se ciñen al principio fundamental de preservar la propiedad de los hidrocarburos para el país, en beneficio de todos los mexicanos. Las iniciativas contemplan, entre otros, dar a la paraestatal autonomía financiera y de gestión, y adecuar su marco fiscal.
Mientras, Sergio Benito Osorio, director del Observatorio Mexicano de Energía, condenó que el control de los recursos presupuestales y financieros de Pemex dependa de una autoridad externa, que los regula cotidianamente bajo criterios no industriales, lo que redunda en un sinnúmero de obstáculos administrativos y pérdida de oportunidades.
Criticó también que más de 90 por ciento del presupuesto de la paraestatal esté compuesto por autorizaciones de endeudamiento, bajo el esquema de proyectos de inversión de registro diferido en el gasto (Pidiregas), además de que en años recientes, a consecuencia de los elevados excedentes de ingresos petroleros, la autoridad presupuestal obliga a Pemex a mantener niveles crecientes de superávit primario.
Lo anterior, señaló, “implica una situación aberrante de imposibilidad de gasto aun con suficiencia presupuestaria y subordina, aún más, la operación de la empresa a los requerimientos del equilibrio diario de las finanzas públicas. Bajo estas restricciones, más allá de las ineficiencias atribuibles a la propia estructura de Pemex, es realmente difícil que cualquier entidad, en el ramo que sea, pueda entregar resultados positivos”.
En la mesa de análisis sobre reservas, exploración, producción e inversión en Chicontepec y pozos profundos, el director general de Pemex Exploración y Producción, Carlos Morales Gil, destacó que la era del petróleo fácil y barato llegó a su fin.
Consideró imprescindible revisar el régimen fiscal de la paraestatal, “la volatilidad de los mercados de insumos y servicios, así como la complejidad de los nuevos descubrimientos y de los campos por desarrollar”.
A su vez, David Ibarra Muñoz, ex titular de Nacional Financiera y de Hacienda, destacó que un problema fundamental del sector es, entre otros, la ausencia de un programa de acción de emergencia diseñado para frenar y revertir la decadencia productiva de Pemex, que pone en riesgo la seguridad económica y energética del país.
Señaló la descoordinación de políticas dentro del sector energético, particularmente entre Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, aunque el más agudo, del cual derivan muchas otras dificultades, es la exacción de recursos petroleros para sanear desequilibrios crónicos en el gasto público y la balanza de pagos. “La situación se explica por las transferencias de la paraestatal al fisco, que exceden sus ingresos. Con ello se ha enflaquecido y reducido a Pemex hasta el punto de hacerlo improductivo”.
Destacó que Pemex solo contribuye con alrededor de 8 por ciento del PIB, mientras el impuesto sobre la renta, con el que contribuyen todos los mexicanos, representa apenas cuatro puntos.