■ Termina una “edad oscura”, Pakistán se libera de un dictador, sostiene Nawaz Sharif
Renuncia Pervez Musharraf para evitar un proceso de destitución
■ Espontáneos festejos populares tras el anuncio; EU dice que esta decisión no afecta sus intereses
Ampliar la imagen Simpatizantes del Partido Popular de Pakistán, de la asesinada Benazir Bhutto, salieron a las calles de la capital paquistaní a festejar la dimisión del general retirado, quien lllegó hace nueve años al poder tras un golpe de Estado Foto: Reuters
Ampliar la imagen Pervez Musharraf abandona la casa presidencial en Islamabad luego de anunciar su renuncia Foto: Reuters
Islamabad, 18 de agosto. El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, quien hace nueve años llegó al poder mediante un golpe de Estado, y es uno de los principales aliados de Estados Unidos en su proclamada “guerra contra el terrorismo”, renunció hoy a su cargo anticipándose a un proceso de destitución que impulsa la actual coalición gobernante, encabezada por Asif Ali Zardari, viudo de la asesinada ex premier Benazir Bhutto.
El anuncio que generó espontáneas celebraciones populares fue transmitido por televisión. El general retirado dijo que prefería dimitir antes de causar una “grave crisis política interna”, y aprovechó para defender su controvertida gestión, en la cual dijo haberse guiado siempre por la consigna de “Pakistán primero.”
Musharraf, quien llegó al poder luego de una asonada militar el 12 de octubre de 1999, fue considerado por mucho tiempo como el mejor aliado político de Estados Unidos en la región, sobre todo por el apoyo que brindó a la invasión de Afganistán lanzada a finales de 2001 por el apoyo dado por el régimen del talibán a Osama Bin Laden y su red Al Qaeda, responsables de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
Pero la falta de respaldo de Washington fue justamente uno de los motivos que precipitaron su caída, según analistas.
Luego del golpe con el que llegó a la presidencia, Musharraf organizó y ganó unas elecciones en junio de 2001 en las que intentó ganar legitimidad, pero su popularidad comenzó a desplomarse en marzo de 2007, cuando despidió al entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia, Iftijar Chaudhry, quien había tomado varias resoluciones contrarias al interés del mandatario.
Tras la presión que generó este caso, Musharraf volvió a colocar a Chaudhry en el cargo, pero lo despidió otra vez el 3 de noviembre y decretó el estado de emergencia en el país para evitar que los magistrados tomaran una decisión sobre la validez de su relección para un segundo mandato presidencial.
Esa medida le acarreó todavía más críticas, y aunque trató de matizar su fama de autoritario al renunciar como jefe del ejército, sus aliados sufrieron una aplastante derrota en las elecciones legislativas del 18 de febrero pasado ante la coalición dirigida por el Partido Popular de Pakistán (PPP), de la ex primera ministra Benazir Bhutto, asesinada en un multitundianrio acto en Rawalpindi, el 27 de diciembre de 2007.
Según fuentes cercanas, Musharraf decidió renunciar antes de que el gobernante PPP iniciara un proceso de destitución, bajo las acusaciones de “flagrante mala conducta y violación de la Constitución.”
En su mensaje televisado el ahora ex presidente afirmó que dichos señalamientos no tienen sustento alguno, pero dijo que prefirió hacerse a un lado para no generarle un daño extra al país en las condiciones actuales.
El semanario estadunidense Newsweek citó en una edición reciente a un cercano colaborador de Musharraf, quien dijo que éste aceptó renunciar luego de saber que las fuerzas armadas ya no lo apoyaban, y sugirió que buscará exiliarse durante los próximos tres meses en Arabia Saudita.
Días antes de que oficializara su dimisión, se mencionó con insistencia que el ex general estaba negociando un pacto de inmunidad jurídica con el actual gobierno para evitar ser juzgado, pero hasta el cierre de esta edición no se había confirmado ninguna noticia al respecto.
La renuncia de Musharraf desató celebraciones en las calles de las principales ciudades, revaloró la rupia paquistaní frente al dólar estadunidense e incluso motivó el alza del índice industrial de la bolsa de Karachi.
En medio de espontáneas celebraciones populares, el ex primer ministro Nawaz Sharif, quien fue derrocado por Musharraf, consideró que con este hecho se termina una “edad oscura” en la historia de Pakistán, que así “se libera de un dictador”.
Por su parte, el presidente estadunidense George W. Bush encomió la ayuda que le prestó el ex mandatario en la lucha contra Al Qaeda y declaró que su país sigue comprometido con un “Pakistán fuerte” que siga luchando contra el terrorismo.
Funcionarios militares estadunidenses citados por la agencia Reuters afirmaron que la salida de Musharraf no afectará los intereses de Washington en la región, ni generará mayor peligro por la cuestión del arsenal nuclear paquistaní.
En tanto, la presidencia francesa de la Unión Europea manifestó su respaldo al gobierno del país asiático.