TOROS
Sólo hubo 19 heridos en Huamantla
Aunque desde 1953 lo intenta, Huamantla no consigue parecerse a Pamplona. Así lo corroboraron los hechos de anteayer, sábado, en esa pintoresca localidad tlaxcalteca, donde la huamantlada, tradicional parodia de la pamplonada, terminó convertida en algo más cercano a una matanza al estilo Chihuahua que a un ritual propio de la tauromaquia.
Entre ríos de pulque y en un clima de improvisación y desorden agudos, una de las reses que debía correr acompañada de la multitud se salió de la ruta y se metió en un corral donde la Cruz Roja atendía a los heridos que acababan de caer. El animal embistió a ciegas y le clavó los cuernos en cuello y cabeza al paramédico José Luis Cabrera Pérez, subcoordinador de socorros de la benemérita en aquella entidad.
El desafortunado se recupera en estos momentos de una cornada de cinco centímetros de largo y dos de hondo en el cráneo, que no le causó fracturas ni daños peores, y se encuentra lúcido y estable aunque también presenta contusiones en la espalda y dolores en las vértebras cervicales. El toro que lo atacó fue sacrificado a balazos por un intrépido agente de la policía.
La huamantlada, feria que actualmente maneja el ex empresario de la Plaza México, José Antonio González Chilolín, dejó en esta ocasión un saldo de 19 heridos, lo que a juicio de Víctor Morales Acoztli, director del Instituto Estatal de Protección Civil de Tlaxcala, significó un “avance”, pues gracias “a la coordinación de las instituciones y grupos de voluntarios, el número de heridos fue bajo comparado con el del año pasado”.
En 2007 hubo un muerto y 23 heridos, cuatro de ellos muy graves, cosa que a fin de cuentas no inquietó a nadie porque la huamantlada es “un evento de alto riesgo” y eso lo aceptan todos los tlaxcaltecas. A diferencia de la feria de San Fermín en Pamplona, donde a lo largo de 10 días cada mañana la gente corre delante de un encierro de ocho toros hasta la plaza donde éstos por la tarde serán lidiados a muerte, en Huamantla sueltan 25 toros, divididos en seis grupos, que recorren el mismo número de circuitos por toda la ciudad.
La fiesta incluye además jaripeos, peleas de gallos, exhibición de bellísimas alfombras de aserrín pintado sobre las plazas públicas y un exposición de títeres que evocan la historia de la ciudad. En 2006 los toros lesionaron a 21 personas. Hasta el momento se ignora si el gobierno estatal tomará providencias para mejorar la seguridad de los participantes el año próximo.