■ Descifrar el cielo explica el saber prehispánico
Cosmogonía de Mesoamérica para los más pequeños
El libro Descifrar el cielo: la astronomía en Mesoamérica, de Federico Guzmán y con ilustraciones de Ángel Campos, explica los secretos que los astros murmuran noche tras noche y día tras día, ya que para los pueblos indígenas el movimiento del Sol, los diferentes ciclos de la Luna y las figuras que forman las estrellas se convirtieron en obsesión.
Guzmán señala que esta curiosidad permanente ante el espectáculo del cielo llevó a los mesoamericanos a construir observatorios, realizar cálculos, predecir eclipses y medir el tiempo mediante los ciclos imperturbables de los planetas y las estrellas.
El volumen, bajo el sello de Ediciones El Naranjo, responderá a los niños las preguntas que se formulan cuando ven el cielo salpicado de estrellas, al tiempo que explicará la función de edificaciones de diferentes zonas arqueológicas del país.
El autor explica cómo el estudio de los astros repercutió en la planeación de la ciudades, la creación de una religión basada en gran número de dioses, el desarrollo de la agricultura y la organización de la sociedad en diversos estratos, cuya cúpula estaba constituida por los sacerdotes.
De acuerdo con Guzmán, en la actualidad existe una nueva ciencia para el estudio de la astronomía prehispánica, la arqueoastronomía, “conjunto de estudios dirigidos a entender los conocimientos astronómicos que poseían las culturas antiguas y el papel que éstos representaban en las sociedades”. Uno de los atractivos de la nueva ciencia es la conjugación de la arqueología con la astronomía.
El libro resalta el gran conocimiento de los astros que tenían las culturas prehispánicas y su relación con ellos. Desde hace muchos años, parte importante de los estudios arqueológicos se ha dedicado a esclarecer los puntos oscuros que se existen sobre el tema.
“La arqueostronomía se ha convertido en uno de los pilares del estudio de las culturas mesoamericanas, pues mediante ella es posible conocer muchos aspectos de su estructura, de su forma de pensar y de concebir el mundo y la vida.”
El texto de Federico Guzmán describe a los hombres que lograron descifrar el movimiento del cielo y que crearon calendarios para predecir los eclipses.
Reconoce que entre los sabios de la época prehispánica los más reconocidos son los mexicas, ya que ejercían sus funciones cuando los españoles llegaron a la ciudad de México-Tenochtitlán.
“Los sacerdotes, además de ser las principales autoridades en materia religiosa y los encargados de guardar el conocimiento, también ejercían un papel central de poder político.”
La obra, de la colección Vestigios, permitirá a los niños entender por qué varios edificios fueron construidos con una orientación espacial precisa para señalar fechas importantes en relación con los astros y cómo el universo mesoamericano estaba formado por tres capas: el cielo, el mundo y el inframundo.
Guzmán detalla las características de edificaciones prehispánicas, como la gran pirámide de Cholula, el Palacio del Gobernador de Uxmal, El Castillo de Chichén Itzá, El Tajín, Monte Albán, Calakmul y la pirámide de los cinco pisos de Edzná, entre otros.
Al final del volumen se incluye una cronología con los aspectos más relevantes de las civilizaciones mesoamericanas, así como un glosario de términos utilizados en el texto.