Andanzas
■ Socorro Bastida y el ballet
Coyo, Cocó, o simplemente Socorro, es una de las figuras entrañables en la danza mexicana. Protagonista y testigo del desarrollo de ese arte en México y maestra incansable, no ha dejado ningún rincón de la expresión dancística sin explorar.
Seguramente, las nuevas generaciones, que sólo la conocen como maestra, poco saben de las vicisitudes que las bailarinas hemos vivido, contra viento y marea, por el gusto, la inmensa pasión por la danza y la necesidad de ganarnos la vida, en tiempos en que los los caballeros aún pensaban que ser bailarina denotaba ligereza, locura o una inclinación legítima de los homosexuales.
Creo que conocí a Coyo en elcuarto o quinto piso de la avenida Hidalgo, donde daban clase de ballet a bailarines profesionales y personajes inolvidables, como Sergio Unger, madame Dambre, así como para los profesores de contemporáneo para la compañía de Bellas Artes. Eran los años 50 y 60.
Después, pese a estudios y preparación, nos encontramos al participar en películas mexicanas, en las que por obtener dinero trabajamos casi a escondidas, ya que algunas compañías pensaban que era más bello morir de hambre que traicionar a la danza, es decir, a sus grupos.
Sería larguísima la lista de obstáculos que las bailarinas de ese entonces tuvimos que vencer en la lucha contra el naufragio de la danza. Asentada en la técnica clásica, Socorro Bastida es parte de esa historia épica del surgimiento del ballet en México.
Dedicada a la danza desde pequeña, ha pertenecido a los grupos esenciales de ese arte en el país y a casi todos los de nueva invención, como el Ballet Clásico de México y el Ballet Concierto. Su preparación es sólida y es una figura presente en todos los aspectos de la danza: desde la escuela de las hermanas Campobello, el Ballet Moderno de México (Instituto Nacional de Bellas Artes), sin dejar de lado sus presentaciones en la televisión y en el Ballet Floklórico de México, de Amalia Hernández.
¿Quién no conoce a Socorro Bastida? Mucha gente hemos bailado con ella. Su presencia es familiar y constante. Fue en la primera gira europea de la compañía de Amalia Hernández que nos hicimos amigas. Simpre discreta y elegante, mantenía su gran presencia y encanto escénico en salones y embajadas. Aprendí a apreciarla y respetarla.
De carácter optimista, disfruta a plenitud todos los momentos que la vida le brinda. Es imposible escucharla hablar mal de alguien o de algo. Mujer de temple, posee el control de emociones y sortea con éxito cualquier situación difícil.
Su belleza mexicana, en mi opinión, nunca fue bien aprovechada en el cine o la televisión. Yo la invité a participar como maestra en pantalla y asesora de ballet en mi serie Teledanza, y en todos los programas que requerían gente bella e inteligente con preparación corporal.
Su visionaria labor en el Instituto Mexicano del Seguro Social fue de gran valor y fecundidad. Durante varios años coordinó clases, temporadas, festivales, concursos y todo cuanto impulsara la danza en el país; del mismo, ha dejado huella de su capacidad, conocimientos y talento en las escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes y en los altos cargos que ha desempeñado. A ello se suma la pasión y amor con la que se entrega a sus alumnos.
Actualmente, Socorro Bastida es directora de danza en los encuentros nacionales e internacionales de mujeres en el arte y ha sido coordinadora, por varios años, de los seminarios que imparte el Taller Coreográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Recientemente participó en el noveno Encuentro Internacional de Danza, de Manta, Ecuador, al que fue invitada especial para impartir cursos, charlas y asesorías, además de recibir un reconocimiento por su fructífera trayectoria.
Hoy comparto con ustedes el perfil de la maestra Socorro Bastida, uno de esos rostros que, lejos de los reflectores, es sin duda un personaje imprescindible en la tenaz y laboriosa construcción de la danza en México.