Usted está aquí: domingo 31 de agosto de 2008 Estados Priva tensión en la UdeG; padillistas siguen atrincherados en la rectoría

■ Desde anteayer bloquean acceso a personas que no tenga permiso de Cortés Guardado, el “nuevo jefe”

Priva tensión en la UdeG; padillistas siguen atrincherados en la rectoría

■ Se avecina una cruenta cacería de brujas contra quienes no tomemos partido por algún bando: docentes

L. Poy, J. García y R. Torres (Enviada y corresponsales)

Ampliar la imagen Carlos Briseño Torres, al centro, quien estaba vinculado con el grupo del ex rector Raúl Padilla López, rompió en llanto cuando informó que su familia no está con él pues dijo haber recibido amenazas de muerte Carlos Briseño Torres, al centro, quien estaba vinculado con el grupo del ex rector Raúl Padilla López, rompió en llanto cuando informó que su familia no está con él pues dijo haber recibido amenazas de muerte Foto: Arturo Campos

Guadalajara, Jal., 30 de agosto. Desde la tarde del viernes, seguidores del llamado “líder moral” y ex rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Raúl Padilla López, permanecen atrincherados en las oficinas de la rectoría general de esa casa de estudios y en la torre administrativa, donde se concentran los mandos operativos a la espera de las órdenes del “nuevo jefe”.

Tras la destitución de Carlos Briseño Torres, quien fue relevado por Marco Antonio Cortés Guardado –hombre cercano a Padilla López–, las instalaciones del Paraninfo Enrique Díaz de León, símbolo de la universidad y uno de los edificios de mayor valor artístico de Guadalajara, permanecen en “custodia” de simpatizantes padillistas, quienes resguardan los accesos principales, así como los balcones centrales, con más de 30 vigilantes que impiden el acceso a toda persona que “no reciba la autorización” de Cortés Guardado.

Además del sitio oficial www.udg.mx, en el recinto permanece interrumpido el servicio de Internet, al igual que en 14 centros universitarios, por lo que miles de estudiantes, profesores y trabajadores no pueden acceder a la base de datos de la universidad, ni recibir información en sus cuentas de correo electrónico adscritas a la UdeG.

Decenas de improvisados elementos de seguridad, algunos muy jóvenes, resguardan la puerta principal a la oficina del rector general que hasta ayer ocupaba Briseño Torres, en la que se colocaron sellos –fechados el 29 de agosto a las 22:20 horas– para evitar el posible ingreso de briseñistas. Sin embargo, fueron rotos la tarde de este sábado para dar paso a las primeras actividades de despacho de Cortés Guardado.

En tanto, cerca de 50 simpatizantes del depuesto rector Briseño Torres acudieron a un hotel de la capital jalisciense, donde se convocó a la sexta conferencia de prensa de la semana para cobijar al funcionario con porras y consignas de apoyo. Los briseñistas anunciaron que este lunes darán a conocer la sede alterna donde “despachará el rector, en tanto es restituido por los tribunales judiciales”, aunque rechazaron dar a conocer mayores detalles sobre su ubicación.

Los directivos y trabajadores que han permanecido fieles a Briseño afirmaron que “mantendremos la unidad, porque nos asiste la razón”, y anunciaron que este lunes se presentarán a sus lugares de trabajo, para “evitar que se nos finquen falsas acusaciones para un despido injustificado”.

“Nadie quiere hablar”

En un recorrido por las principales instalaciones universitarias, alumnos y docentes afirmaron que “nadie quiere hablar porque hay mucho miedo a las represalias. No sabemos qué pasará”. Estudiantes de medicina en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud –ubicado a unos metros del Hospital Civil de Guadalajara, dependiente de la UdeG, donde en julio pasado estalló un escándalo por el presunto tráfico de órganos que involucra a directivos y especialistas del nocosomio– afirmaron: “Esta mañana nos levantamos sin saber quién es el rector de la UdeG, pues hay uno (Cortés) que dice que destituyó a otro (Briseño), quien no reconoce su caída”.

Tras la sesión del Consejo General Universitario (CGU), convocada la tarde del pasado viernes, donde se aprobó la desti- tución de Briseño Torres por mayoría de los consejeros universitarios asistentes, seguidores de Padilla López tomaron la sede de la rectoría general y las oficinas centrales de la administración universitaria, lo que generó clima de tensión ante los “rumores de que podrían llegar a los centros universitarios”, amenaza que finalmente no se cumplió, pues a excepción del Centro Universitario de Ciencias Sociales, las instalaciones educativas permanecieron abiertas y siguen en poder de los padillistas el paraninfo Enrique Díaz de León y el edificio donde se ubican la mayoría de las oficinas administrativas.

Catedráticos e investigadores, con más de 20 años de experiencia docente en la UdeG, afirmaron que “vivimos no sólo una parodia, por no decir tragedia, de lo ocurrido hace casi 20 años, cuando el mismo Padilla López enfrentó el embate de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) –agrupación que más tarde debilitaría hasta casi extinguirla, para integrar la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU)–, por una disputa caciquil por el poder en el interior de la universidad”.

Afirmaron que es “lamentable que hayamos llegado al exceso de dar un verdadero golpe de Estado, al más puro estilo caciquil de principios del siglo XX, ante una guerra del todo por el todo y hasta donde tope, por mantener bajo un dominio personal, ya sea de Padilla López o de Briseño Torres, que deteriora y desgasta a una de las instituciones educativas más importantes en México”.

Historia de cacicazgo

Considerada la segunda universidad del país, por número de alumnos, con un presupuesto superior a 7 mil millones de pesos, y cerca de 200 mil estudiantes de bachillerato y licenciatura, la UdeG arrastra una larga historia de cacicazgo desde su refundación, en las primeras décadas del siglo pasado, donde personajes como José Guadalupe Zuno y Margarito Ramírez Miranda tuvieron una participación central, que “más tarde heredaron a sus hijos, lo que generó una nueva generación de caciques”, afirmaron docentes de la institución.

Advirtieron que en la universidad no sólo se vive una fractura, “se avecina una cruenta cacería de brujas para todos aquellos que no tomemos partido, ya sea por (Carlos) Briseño o por el bando encabezado por el ex rector (Raúl) Padilla López, pues el fondo del problema es la grave impunidad en que se mueven unos cuantos personajes de la institución, quienes se dan el lujo de ponernos la bota en el cuello y definir, en camarillas, el destino de la universidad”.

Investigadores de esta casa de estudios, que solicitaron anonimato por temor a represalias, afirmaron que “hay un sentir generalizado de temor e incertidumbre, pues aquí quienes estamos secuestrados somos los académicos que trabajamos en el laboratorio o en el aula, ante grupos verdaderamente porriles que se pelean entre ellos por alcanzar el poder absoluto en la UdeG, sin importar que a quien lesionan gravemente no son sus intereses personales, sino a una de las instituciones educativas más importantes del país, pues vivimos un viejo sistema de cacicazgo que se remonta a 60 años”.

Lágrimas y giras

En tanto, Briseño Torres, a quien se vinculó hasta hace unos meses con el grupo de poder de Padilla López, y que en opinión de académicos e investigadores “es de la misma camada política que forjó a Padilla, y sus más leales seguidores, entre ellos Cortés Guardado”, convocó, en su sexta conferencia de prensa de la semana, a “rescatar a la UdeG del cacicazgo porril” de Padilla López.

Llamó a la sociedad jalisciense a sumarse a la “defensa de la universidad”, tarea que afirmó “no sólo corresponde al rector”. Informó que realizará una gira “dependencia por dependencia, y municipio por municipio, para hablar con la comunidad universitaria”.

El rector destituido, quien había evitado convocar al gobernador panista, Emilio González Márquez, a intervenir en la crisis, dijo que “hoy mismo” le exigiría la presencia de los cuerpos policiacos en las afueras de escuelas y centros universitarios, y le haría un “llamado enérgico para que haga respetar la legalidad”.

Agregó que también contactó al subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, quien “me confirmó que estarán muy atentos a las circunstancias”, y le pidió que todos los recursos federales destinados a la UdeG, “sean canalizados a través de las cuentas del gobierno de Jalisco.

En entrevista por separado, Marco Antonio Cortés Guardado afirmó que los llamados del ex rector “son sólo una cortina de humo para tener mayor cobertura mediática”, y aseguró que “estamos felices, porque lo que queríamos era destituirlo, y eso ya lo logramos”.

 
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