■ Bush coordina desde Texas las tareas de respuesta a la emergencia
Gustav casi vence dos diques en Nueva Orleáns; 700 mil afectados
Ampliar la imagen Uno de los dos diques que protegen la ciudad de Nueva Orleáns está a punto de ceder al paso del huracán Gustav, aunque el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, declaró que si los pronósticos son ciento por ciento seguros, apenas se verán rebasados Foto: Ap
Ampliar la imagen Una residente cruza las inundadas calles de la ciudad Foto: Reuters
Nueva Orleáns, 1º de septiembre. El huracán Gustav, que golpeó hoy costas de Estados Unidos con menos fuerza de la prevista, provocó que dos diques que protegen a Nueva Orleáns cedieran parcialmente ante la fuerte marea, lo que comenzó a provocar algunas inundaciones en la zona castigada por Katrina justo hace tres años.
De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (CNH), Gustav se degradó a categoría uno, con vientos de hasta 145 kilómetros por hora, y se espera que pierda potencia conforme se siga adentrando en el país.
Las lluvias y los fuertes vientos comenzaron a azotar prácticamente las mismas zonas por donde pasó el huracán Katrina, y ya ocasionaron inundaciones y apagones en los alrededores de Nueva Orleáns y en algunos barrios de la propia ciudad, que afectaron a unas 700 mil personas.
Al estar casi por completo bajo el nivel del mar y del lago Portchatrain, al norte, la supervivencia de la ciudad depende en gran medida de la resistencia de sus diques, que fueron reforzados tras la devastación de Katrina.
Pero los trabajos de mantenimiento de los muros se terminaron sólo en 50 por ciento, pese a la inversión de 15 mil millones de dólares aprobada por el Congreso, por lo que todavía tienen algunos puntos débiles, advirtió el director de la agencia federal encargada de las situaciones de emergencia (Fema), David Paulison.
De hecho, las aguas rebasaron dos muros que protegen el sureste de Nueva Orleáns, donde viven alrededor de 12 mil 500 personas, lo que comenzó a provocar algunas inundaciones.
El dirigente vecinal Billy Nungesser llamó a los habitantes a evacuar la zona de inmediato, lo cual ya estaba haciendo el ejército, y en entrevista con la televisora CNN dijo que “estamos peleando una batalla perdida de antemano con el huracán”. Además, advirtió que uno de los dos diques “puede ceder en cualquier momento.”
Previamente, el gobernador del estado de Luisiana (sureste), Bobby Jindal, afirmó que los diques podrían resistir los vientos y la lluvia torrencial, y pidió al gobierno federal que utilice sus reservas de crudo para combatir la escasez energética causada por el huracán.
“Si son ciento por ciento precisos, están diciendo que los diques aguantarían o se verían apenas rebasados”, dijo el funcionario al citar las predicciones de meteorólogos y expertos en ingeniería, aunque de todas formas advirtió que la fuerza de Gustav “podría ser significativa.”
Al cierre de esta edición se informó que Gustav dejó de ser huracán y pasó a tormenta tropical.
Con el precedente de la mala actuación del gobierno a la llegada de Katrina, que cobró mil 500 vidas y causó daños por 800 mil millones de dólares, el presidente George W. Bush se apresuró esta vez en declarar que la coordinación de los trabajos de socorro “es mucho mejor”, aunque advirtió que el meteoro sigue siendo un “acontecimiento serio.”
Bush canceló su asistencia a la convención del Partido Republicano, que inició este lunes en Minnesota, y se trasladó a Texas para coordinar desde ahí las labores de emergencia.
Por su parte, la Guardia Costera reportó la muerte por ahogamiento de tres personas en Florida, todas ellas relacionadas con el mal tiempo, que se suman a los siete muertos en las ciudades de Baton Rouge y LaFayette por accidentes de auto y caídas de árboles.
Mientras, el CNH reportó que la tormenta tropical Hanna alcanzó fuerza de huracán en el sureste de Bahamas, y se espera que en los próximos días llegue a Florida.
Las consecuencias fatales de los desastres naturales –acentuados por el cambio climático, según expertos– se dejaron sentir también en otras latitudes.
En el sur de Chile una mujer murió y tres mil personas quedaron damnificadas por un temporal de lluvia, al tiempo que en el sur de Argentina un alud de nieve afectó las provincias de Río Negro y Neuquén, donde se suspendieron las clases y hubo cortes de electricidad.
Por otra parte, al menos 20 personas murieron y cientos perdieron su casa por un frente frío en Sudáfrica.