Ciudad Perdida
■ La noche de los dos Gritos
■ Un país con proyectos diferentes
Pese al ungüento, para algunos hasta mágico, de la propaganda en medios electrónicos, y de la demagogia, la profunda herida causada a una muy buena parte de la ciudadanía por la elección fraudulenta de 2006 está tan fresca, y causa tanto dolor, como el primer día. En nombre de esto, el Zócalo de la ciudad de México volverá a dividirse el próximo 15 de septiembre.
Serán dos gritos, dos visiones totalmente diferentes de ver al país. El momento, quizá como ningún otro, advierte esas diferencias e involucra, de todas formas, el significado de ese 15 de septiembre que habla de independencia en el mismo momento en el que, eso, la independencia del país, está en juego.
Para nadie es un secreto que la visión panista de México depara un destino que compromete el desarrollo del país a la utopía del capitalismo bueno, ese que dice que las ganancias de un grupo reducido de hombres de negocios se invertirán en la creación de empleos, pagarán puntualmente sus impuestos, no sacarán del país sus didvidendos, y además verán por el progreso democrático de México.
Seños azules convertidos en la pesadilla constante de los casi 2 millones de desempleados, de los que no alcanzan los beneficios que las leyes laborales imponen, de los que carecen de seguridad social, de los excluidos de la educación, de los migrantes que toman el camino de la expatriación forzados por las condiciones económicas deplorables que les han dejado dos gobiernos panistas continuos, que no han hecho más que agravar el daño que el PRI ya había causado.
Y como si la historia no fuera más que una anécdota, sin mayores consecuencias, el panismo juega la carta de salvación empeñando lo poco, tal vez lo único, que le queda al país: sus recursos energéticos, a la bondad de las trasnacionales, que están listas a ayudar a México, por un módico interés que profundice la pobreza de la mayor parte de los mexicanos.
Por eso es que sólo el cinismo azul, ya proverbial, podrá hacer que desde el balcón central del Palacio Nacional se pueda lanzar el Grito de Independencia, mientras se realizan contratos con empresas trasnacionales fuera de la ley, pero acordes con los intereses de la utopía azul.
Así, el otro Zócalo gritará por la independencia, y muchos defeños, muchos más de los que quiere reconocer el poder, asistirán a la plaza mayor de la capital de México, de todo el país, para rescatar su deseo de que las cosas cambien para trazar nuevos rumbos, cambios reales a lo que hoy tiene como remedio nada más la profundización de una crisis que amenaza con ser la peor de la historia.
Entonces será bueno ir el 15 al Zócalo, y que cada quien escoja su momento, su grito, el país que más le guste.
Dos de pasadita
Cuentan que tras los cambios en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal se ha impuesto una mayoría bien identificada contra las ideas de gobierno de Marcelo Ebrard, y que esto será un lastre muy pesado para el jefe del Ejecutivo local. Ya veremos.
Dos: en la calle Pilares de la colonia Narvarte, en la delegación Benito Juárez, el supermercado que allí tiene una megatienda dejó que los enormes camiones que le surten de mercancías realizaran sus maniobras de descarga a la mitad de la tarde, causando verdaderos conflictos viales en los alrdedores, pero para que nadie extrañara el caos, una cafetería de la firma trasnacional Starbucks ha creado un conflicto peor al que se tenía, y aunque hay vigilancia policiaca en esa calle, nadie hace nada para aliviar la situación que es, en verdad, terrible.