■ Realizan en esta ciudad el segundo Simposio Internacional de Tecnohistoria
Los mayas utilizaron la víbora de cascabel para desarrollar su geometría
■ Mediante la subdivisión del cuadrado construyeron edificios como los de Uxmal, dice experto
Los antiguos mayas utilizaron la víbora de cascabel como una de las bases de su geometría y resolvieron problemas con principios matemáticos similares a los que se manejaron en la antigüedad griega, así lo planteó Leonardo Icaza Lomelí, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Icaza Lomelí habló durante su participación en el segundo Simposio Internacional de Tecnohistoria, en el que compartió sus conocimientos acerca del patrón matemático y geométrico conocido como canamayté, con el cual, mediante la subdivisión del cuadrado, se pudieron construir edificios como los de Uxmal y, tras la llegada de los españoles, se aplicó para resolver el problema del abastecimiento de agua en los conventos.
Según el investigador, los mayas pensaban que en el cascabel de la serpiente, o ajau can, se guardaba el secreto de la vida y la regeneración, pero además plantearon que este animal “sagrado” mostraba en su piel un patrón matemático y geométrico, el canamayté, que representaba la cosmovisión sobre la formación del cielo y la Tierra a partir de cuatro esquinas y cuatro lados.
Canamayté es el cuadrado central en la hilada de cuadros en el dorso de la víbora de cascabel, modelo que ayudó a resolver problemas relacionados con la construcción, comentó Icaza Lomelí, según información del área de prensa del INAH.
En matemáticas al canamayté se le conoce como cuadrivértice, modelo geométrico dinámico basado en la subdivisión del cuadrado y que se explica a partir del movimiento que produce la víbora, puesto que las formas cuadradas de su piel se transforman en rombos y luego recobran su forma original, es decir, representa a un cuadrado inscrito en otro cuadrado.
El término subdivisión del cuadrado fue empleado por los griegos, quienes lo aplicaban para resolver problemas de construcción y repartir terrenos.
Con este modelo geométrico se construyeron edificios como los de Uxmal y diversos arcos, también lo utilizaron los mayas para labrar rocas y realizar diseños de flores o perfiles, pero además los antiguos habitantes de Yucatán lo aplicaron en la localización de los puntos cardinales.
A la llegada de los españoles, este modelo matemático continuó vigente en la construcción, y un ejemplo de su aplicación se observa en las norias de algunos conventos franciscanos del siglo XVI, que fueron incluso levantadas sobre cenotes, como los de Valladolid, Maní y Mama, en Yucatán.
El canamayté sirvió para instalar lo que se conoce como ruedas hidráulicas, pues a partir de la subdivisión del cuadrado se estableció el engranaje, conformado por una rueda vertical y otra horizontal, que funcionaban como el motor de la noria.
“La gran aportación es que ese modelo sirvió, en Yucatán, para dar soluciones hidráulicas no sólo en las norias sino también en los depósitos de agua llamados aljibes”, apuntó el investigador.
En el siglo XVI, el canamayté funcionó además como instrumento para diseñar niveles y medidas de agua.
Así pues, esta concepción matemática, propia de la naturaleza, traspasó la época prehispánica y aún hoy los actuales habitantes del territorio de la península siguen utilizando “la cuadratura del círculo” en las construcciones.
La trascendencia de la serpiente de cascabel estuvo presente en la geometría y arte de toda Mesoamérica, así como en los conceptos religiosos y filosóficos.