Trasnacionales consentidas
Érika Ramírez
Cargill y Minsa, así como otras 18 agroindustrias nacionales, recibieron casi 300 millones de pesos entre 2006 y 2007 provenientes de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), encabezada por Alberto Cárdenas Jiménez.
De acuerdo con el padrón de beneficiarios de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) –órgano desconcentrado de la Sagarpa–, las compañías comercializadoras de maíz recibieron 292 millones 432 mil 575 pesos, por concepto de cabotaje y flete terrestre, en dos periodos.
Aserca registra entre las primeras beneficiarias a la Compañía Nacional Almacenadora, que al 29 de diciembre de 2006 obtuvo 85 millones 971 mil 853 pesos. Para el segundo trimestre de 2007 ya había recibido 83 millones 781 mil 686 pesos más.
Le sigue Minsa –segundo productor más grande de harina de maíz para tortillas en México–, que recibió en la primera fecha 19 millones 728 mil 909 pesos y, posteriormente, 13 millones 959 mil 421 pesos.
La trasnacional estadounidense Cargill, calificada por organizaciones campesinas como “coyote del maíz”, consiguió 18 millones 47 mil 265 pesos en diciembre de 2006 y medio año más tarde, cinco millones 387 mil 15 pesos más.
Los “apoyos” fueron asignados a éstas y otras 18 comercializadoras por el coordinador general de Comercialización, Manuel Martínez de Leo; el director general de Desarrollo de Mercados, Ulises Luna Ferra, y el director de Pagos de Apoyos a la Comercialización de Aserca, Eduardo Jacobo González.
La entrega de recursos fue operada por el esquema de “subsidios” dotados por concepto de cabotaje o flete terrestre de maíz blanco, de la cosecha otoño-invierno 2005-2006 de Sinaloa, y fue aprobada por la directora en jefe de la oficina gubernamental, Ana Graciela Aguilar Antuñano.
La crisis del maíz. Documentos obtenidos por medio de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental revelaron que en la segunda quincena de junio de 2007 Cargill recibió recursos públicos millonarios previamente al desabasto de maíz en México.
Apenas comenzaba 2007 cuando el precio de la tortilla aumentó de un promedio de seis pesos a 11 y hasta 18 pesos en algunas zonas del país, como Tijuana, según documentó la Procuraduría Federal del Consumidor.
El incremento en el precio del maíz fue el resultado de múltiples factores: el alza en la demanda del grano en Estados Unidos para producir etanol, y el control y especulación de precios que ejercen trasnacionales de la talla de Maseca y Cargill, documentaron los medios de comunicación nacionales.
Los documentos conseguidos por el mecanismo de transparencia indican que la Secretaría de Agricultura favoreció a Cargill con 13 millones 920 mil 289 pesos, por medio de Aserca.
El monto asignado fue el mayor de los subsidios entregados por concepto de exportación del grano a países africanos en 2006. El flete que Cargill transportaría a Mozambique fue de 30 mil 522 toneladas de maíz blanco; mientras, Comercializadora Profesional Mexicana, SA de CV recibió siete millones 390 mil 639 pesos para la transportación de 19 mil 974 toneladas del grano, y a La Gradesa, SA de CV, le otorgaron cinco millones 228 mil 843 pesos para el traslado de 14 mil 132 toneladas.
De acuerdo con la prensa nacional, durante el último año foxista, en la Secretaría de Agricultura, que encabezaba Francisco Mayorga, ya conocían de la crisis que se avecinaba.
Contralínea, periodismo de investigación |
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Recursos Cuantiosos a IICA
Érika Ramírez
Durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) ha transferido –por medio de sus órganos desconcentrados– más de mil 500 millones de pesos al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) documentó en el Informe de revisión y fiscalización de la Cuenta Pública 2005, que la entrega del erario al IICA es “costosa y excesiva”. No obstante, el actual titular de Agricultura, Alberto Cárdenas, continúa beneficiando al organismo, brazo agropecuario de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Informes obtenidos vía la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental revelan que de 2002 a la fecha las transferencias al IICA suman mil 584 millones 456 mil 37 pesos. Se erogaron mediante el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) y de la Subsecretaría de Agricultura.
Generoso Servicio de Sanidad. Senasica, facultado para desarrollar y aplicar planes y programas sanitarios que apoyen al campo, así como atender las emergencias sanitarias agropecuarias, asignó el presupuesto más alto al IICA durante el foxismo: más de mil 400 millones de pesos; le siguió Aserca, con 105 millones, y luego la Subsecretaría de Agricultura, con seis millones de pesos.
De acuerdo con el Concentrado de Programas y/o Proyectos Administrados por el IICA de 2002 a 2008, que opera el Senasica, fueron erogados mil 276 millones 172 mil pesos, con Javier Trujillo Arriaga como titular del Servicio, y otros 196 millones 606 mil 520 pesos en 2007 y 2008, con el actual director en jefe, Enrique Sánchez Cruz.
El recurso fue erogado por medio de siete proyectos principales: “Senasica-IICA, Contingencias, Programa Operativo Moscamed, Moscas de la Fruta , Apoyo de Personal Técnico para Prevenir el Ingreso de Plagas y Enfermedades Exóticas al país, CPA 80 por ciento-20 por ciento, y el Programa de Seguimiento y Control de Oficinas de Inspección de Sanidad”.
En 2005, la ASF evaluó la aplicación de recursos a través de 13 programas y señaló que no encontró “evidencia de las acciones que realizaría el IICA, en cuanto a aportación de experiencias, resultados y recomendaciones en desarrollo agropecuario, cooperación técnica y capacitación, apoyo a la planeación estratégica, servicios profesionales y desarrollo tecnológico”. Por el contrario, se “limitó” a la contratación de bienes y servicios para la operación de dichos esquemas.
Aserca, órgano desconcentrado de la Sagarpa traspasó al IICA 105 millones 302 mil 467 pesos de 2002 a 2007, sólo para cubrir los gastos en servicios de asesoría profesional y el pago de cuotas a organismos internacionales, según indica la información entregada mediante la Ley Federal de Transparencia.
Mientras, la Subsecretaría de Agricultura, a cargo de Francisco López Tostado, entregó en 2004 otros 6 millones 375 mil pesos para cumplir con los compromisos adquiridos con la firma del Acuerdo General Interinstitucional de Cooperación Técnica.
Cárdenas, en la misma línea. Los informes indican que la entrega de recursos públicos del erario al organismo internacional fue operada en la administración del ex secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, y de los subsecretarios López Tostado y Antonio Ruiz García, por medio del Acuerdo Interinstitucional signado el 2 de julio de 2002 con Edgardo Moscardi, encargado de la oficina de IICA México.
A pesar de las observaciones hechas por la ASF, Alberto Cárdenas Jiménez firmó en agosto de 2007 el Acuerdo General de Cooperación Técnica y de Gestión de Proyectos con el representante del IICA, Christopher Hansen; vigente hasta al 30 de noviembre de 2012.
Contralínea, periodismo de investigación
Las crisis de los alimentos , del petróleo y de las finanzas
Jesús Ramírez Cuevas
En un hecho sin precedentes en la historia moderna, simultáneamente en todas las regiones del mundo, ricas y pobres, sus poblaciones resienten los efectos combinados de varias crisis: una financiera-económica, otra alimentaria, una más energética, y los resultados de la depredación ecológica. Las protestas en unos 20 países, lo mismo en Europa, Estados Unidos, México o Filipinas, son síntoma de que las consecuencias devastadoras del capitalismo salvaje y su modelo neoliberal abren paso a una crisis social de alcances incalculables, incluida la disputa por los recursos naturales como el petróleo y el agua.
Los actores principales de la catástrofe económica son los centros financieros internacionales y las empresas trasnacionales que controlan los mercados, de cuyas decisiones pende la vida de millones de personas, de pueblos enteros, que son arrojados al hambre y a la pobreza.
La crisis financiera, advierte el Fondo Monetario Internacional, amenaza con extenderse con una combinación letal de recesión económica más inflación. A su paso dejará una estela de quiebras, desempleo y destrucción de economías locales. Mientras, los especuladores del mercado mundial de alimentos y combustibles, provocan un incremento exagerado de precios.
Sin embargo, el alza de precios de los alimentos no es causada por la escasez. De hecho, en la Cumbre de Roma, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció una cosecha récord de cereales para este año. Eso no modificará los precios; los dos gigantes que controlan el mercado, Cargill y Archer Daniels Midland, no renunciarán a sus enormes ganancias.
El encarecimiento de los alimentos (desde 2007 los precios han subido 90 por ciento a escala global) es causada por el incremento de las gasolinas, por la creciente demanda con el uso de alimentos para generar agrocombustibles (una cuarta parte de la tierra cultivable de Europa y Estados Unidos estará destinada a ello) y por la especulación de intermediarios internacionales. Aunque, según la FAO , las hambrunas que vienen “serán resultado de la oferta y la demanda y del cambio global, que se encuentran fuera del ámbito gubernamental”.
El incremento del petróleo impacta la industria, la agricultura y los servicios, provocando un efecto dominó en la economía y el bienestar de la gente, una espiral inflacionaria y carestía.
Sin embargo, los altos precios del petróleo, que amenazan con llegar a los 200 dólares por barril a fin de año, no tienen que ver con los costos de producción (15 dólares por barril en promedio), ni con su disponibilidad en el mercado. Se deben a la especulación de bancos y grupos financieros en los índices, mercados a futuro y de materias primas, quienes están invirtiendo en petróleo para recuperar sus capitales perdidos por la crisis hipotecaria y financiera.
Los especuladores en el mercado del petróleo son Goldman Sachs; Morgan Stanley; British Petroleum (BP); Société Genérale de Francia; Bank of America, el mayor banco de Estados Unidos, y Mercuria de Suiza. Detrás de ellos están las grandes petroleras.
Así la depresión económica genera más riqueza y poder de unas cuantas empresas globales. En México se pulverizaron los ingresos de la mayoría. En unos meses los salarios perdieron más de 40 por ciento de su poder de compra. En cambio, los precios de los productos básicos y los servicios aumentaron más de 70 por ciento. El incremento de la cartera vencida es muestra de ello (hay 110 mil juicios de desalojo por créditos hipotecarios). El desempleo es galopante. Hay más de 60 millones de pobres y 20 millones de mexicanos padecen hambre y desnutrición.
Hoy importamos 40 por ciento de nuestros alimentos. Y a pesar de la cosecha récord de maíz este año (25 millones de toneladas), seguimos trayendo granos del exterior. Maseca y Cargill monopolizan el mercado de maíz y diez empresas acaparan la producción del campo y reciben más de 80 por ciento de los subsidios y apoyos del gobierno federal a los productores.
Las crisis alimentaria, financiera y energética no están separadas; son parte de un proceso de reestructuración económica y social. El encarecimiento de los alimentos, combustibles, créditos y servicios es instrumento de una guerra económica a escala global.
“Quien controle el petróleo controlará naciones enteras, quien controle los alimentos controlará pueblos enteros”. De esa dimensión es el tiempo que vivimos y el reto de la humanidad para construir alternativas.
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