■ Su falta de experiencia en temas de seguridad nacional, “talón de Aquiles”: analistas
Pierde Obama apoyo de jóvenes, mujeres, minorías e independientes, indican sondeos
■ Sectores progresistas rechazan su decisión de llevar como compañero de fórmula a Joe Biden
Nueva York, 11 de septiembre. Barack Obama, según recientes encuestas nacionales, está perdiendo frente al candidato que representa la continuación de las políticas del presidente más reprobado en la historia reciente del país, y nadie sabe bien por qué.
Hoy, en el promedio de siete encuestas nacionales, el demócrata, después de mantener una ventaja desde finales de junio, está perdiendo por 2.7 puntos (48.3 apoya a McCain y 45.6 a Obama), registra el sitio especializado Real Clear Politics. Algunos analistas señalan que Obama ha estado perdiendo uno o dos puntos cada semana durante los últimos ocho meses (lo cual representa aproximadamente 1.2 millones votantes si se supone que votarán 120 millones en noviembre) y que si no se revierte esta tendencia pronto, la percepción misma de que está “perdiendo” perjudicará aún más su campaña.
Las razones de esta situación son múltiples. Aunque el racismo es indudablemente uno de los principales factores que enfrenta el primer candidato presidencial afroestadunidense, no es el único. Algunos analistas y estrategas electorales señalan también el giro hacia “el centro” de la campaña de Obama, la cultura del temor que impera en este país, y la sustitución del debate político por el espectáculo.
Desencanto ante el pragmatismo
En los últimos días, entre los jóvenes, progresistas y otros se expresa una creciente desilusión con Obama. “Ha perdido casi todo lo que lo hacía diferente, lo que lo hacia atractivo”, comenta una maestra. “Ahora parece que quiere convencer a todos de que es ‘seguro’, ‘aceptable’ y ‘pragmático’”. Muchos liberales y progresistas repudiaron su decisión de votar en favor del programa de espionaje interno promovido por el presidente George W. Bush, y rechazaron que haya elegido al senador Joe Biden como candidato a la vicepresidencia, ya que éste había votado en favor de la guerra en Irak; también algunos se molestaron porque ahora está rodeado de asesores que provienen de la clase política permanente en Washington.
Jóvenes y algunos sectores progresistas se quejan de que la decisión del equipo de Obama de girar hacia el llamado “centro” político provoca dudas sobre si acabará siendo “más de lo mismo” y no lo que era cuando se lanzó. De hecho, algunas encuestas registraron este desánimo desde hace un mes. ATV/Zogby encontró que Obama estaba perdiendo apoyo entre algunas de sus bases de apoyo más fervientes, sobre todo jóvenes, mujeres, y hasta minorías e independientes, lo cual bajó su apoyo hasta llevarlo a un empate técnico con McCain después de que un mes antes, la misma encuesta la daba una ventaja de 10 puntos.
El encuestador John Zogby reportó que entre votantes de 18 a 29 años, Obama perdió 16 puntos, mientras que McCain ganó 20, y perdió ventajas entre independientes y casi 10 puntos entre los propios demócratas. “La pérdida de apoyo a Obama entre los jóvenes podría ser resultado de la percepción de que revirtió sus posiciones sobre temas que les preocupan, como la guerra y el espionaje gubernamental”, declaró Zogby al Miami Herald.
Sin embargo, algunos insisten en que ese giro es casi inevitable para cualquier candidato que desea jugar para ganar, y que por ello casi todos los precandidatos más liberales finalmente tuvieron que abandonar la contienda. Además, en la elección general, la competencia, según los estrategas, es en torno de ese sector “centrista” y recuerdan que casi dos tercios de los que votaron en la última elección son blancos, y que muchos se deciden por el camino que se percibe como el más seguro en tiempos de incertidumbre.
El temor
Aunque hay un consenso de que las cosas van por mal camino –ocho de cada diez opina eso– la clase política es experta en emplear el temor como arma política, y es que el fenómeno tan bien explorado por el documentalista Michael Moore en Bowling for Columbine, la “cultura del temor”, continúa como factor determinante en la vida cotidiana. De hecho, esta semana el séptimo aniversario del 11-S se presta perfectamente para nutrir esto, y para que cada político lo use para sus fines como lo hecho de manera tan efectiva el gobierno de Bush desde esa fecha.
Esta semana otra comisión independiente de expertos, encabezada por el ex representante Lee Hamilton, emitió un informe que concluye que Estados Unidos continúa “peligrosamente vulnerable” a atentados con armas de destrucción masiva. “La amenaza de un nuevo ataque terrorista sobre Estados Unidos es muy real”, afirma el informe. Este es sólo uno de muchos reportes que constantemente circulan aquí, y también se habla de las drogas, de los inmigrantes, de la frontera, y casi todo en tono de “amenaza” y “guerra”; ni hablar de desastres naturales, los llamados “actos de Dios”.
Ambos candidatos no cuestionan el paradigma, y el debate es sólo sobre quién sería el mejor “comandante en jefe”. Aquí, Obama está en desventaja por el simple hecho de que no es veterano militar, y que enfrenta a un político que ha logrado imponer su imagen de “héroe de guerra”. Ahora, con Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia, se agrega a una mujer cuyo hijo está por ser desplegado a Irak.
Ante tanta amenaza, la táctica republicana es generar dudas sobre si Obama tiene “la experiencia” para enfrentar una crisis de seguridad nacional (un punto sobre el cual fue constantemente atacado por Hillary Clinton durante las primarias), y el candidato demócrata tendrá que convencer que es más capaz que el condecorado “héroe” militar McCain. De hecho, esta “falta de experiencia” en asuntos de seguridad y política exterior son considerados como “el talón de Aquiles” de Obama.
Es obvio, y Obama y su equipo lo repiten, que una de las razones por las cuales el mundo es aún más peligroso hoy que antes es resultado de las políticas bélicas de los republicanos. Pero el temor es una herramienta muy efectiva, y vale recordar que Bush (quien evadió el servicio militar en Vietnam), empleando esa táctica, logró vencer a otro “héroe” militar condecorado: John Kerry.
Democracia como espectáculo
“Esta, como tantas elecciones anteriores, no se define por argumentos intelectuales entre el electorado, sino por factores emotivos, si el candidato cae bien, si es un tipo con el cual uno puede irse a tomar unas chelas, si parece ser buena gente”, comenta a La Jornada un veterano observador de estos procesos en Washington. “No hay que descartar como factor la estupidez de la gente”, concluyó.
Y es que las elecciones a veces parecen diseñadas más como un espectáculo que como una contienda electoral. Música, teatro, imágenes y otros son empleados para manipular la percepción popular, y la atención pública suele enfocarse en la personalidad de los candidatos que en examinar sus posiciones y propuestas políticas. Un ejemplo es cómo los republicanos acaban de convertir a una figura casi desconocida hace un par de semanas en una “estrella”: la candidata a vicepresidente Sarah Palin.
Obama ha sido hasta la fecha la “estrella” de este espectáculo electoral, pero hay indicaciones de que tal vez ya se está opacando. En una encuesta de Pew Research Center poco antes de la Convención Demócrata, registró lo que llamó “fatiga Obama” entre el electorado, donde 48 por ciento dijo que había “escuchado demasiado” sobre Obama (sólo 26 por ciento se quejaba de lo mismo con McCain).
Obama ha enfrentado otras coyunturas poco favorables para él y ha sorprendido a los expertos en esta contienda (como lo demostró ante rivales tan poderosos como los Clinton). No pocos están a la espera de una sorpresa más, y apuestan que a pesar del racismo, el desánimo ante la política “pragmática”, el temor y el pan y circo, suficientes estadunidenses optarán por algo nuevo dada la alternativa y responderán al llamado de Obama de que “somos un país mejor que todo eso”.