■ Isabel Custodio narra la cotidianidad en medio de la Revolución
La Tiznada, vida de una aristócrata que trascendió al devenir soldadera
La Revolución Mexicana y sus protagonistas, como Francisco Villa, Álvaro Obregón y Venustiano Carranza, entre otros, es el contexto histórico que sirve para dar vida al personaje de La Tiznada, título de la primera novela histórica de la escritora y periodista Isabel Custodio.
Historia sobre la vida de una mujer aristócrata de la época porfiriana, de alrededor de 70 años de edad, heredera de La Piedad, propiedad que llegó a tener “cinco millones de hectáreas antes de la anexión de Texas a Estados Unidos”, y que por las circunstancias del momento termina al lado de las soldaderas de Villa, como doctora y cirujana de la bola.
La Tiznada es una mujer que “en medio del machismo y el fanatismo religioso intenta llevar la justicia a las mujeres, al reivindicar un derecho en ese entonces inimaginable: la libertad sexual”.
El tiempo que abarca el devenir de este ficticio personaje va de 1913 hasta 1915, años que le llevó a Francisco Villa recorrer 8 mil 648 kilómetros dentro del conflicto armado.
De acuerdo con la autora, se trata de una novela histórica, pues las fechas, lugares y batallas son verídicas, aunque como escritora creó siete personajes que viven esos hechos.
Historia y ficción se conjugan aquí. Lo que se narra “no son las batallas históricas, sino lo que ocurre en la vida cotidiana después de ellas, cuando los campos quedan cubiertos de muertos y heridos”.
Publicada por Editorial Planeta, La Tiznada es una novela cuya protagonista es considerada “una mujer adelantada a su tiempo”, explicó Custodio.
Diversos mundos en varias voces
“Debido a que de adolescente fue víctima de abuso sexual por un sacerdote, durante toda la novela hay un feroz ataque contra todo lo que huela a iglesia. Sin embargo, los argumentos de la protagonista van más allá de su violenta experiencia. Los sustenta a partir de que la religión es el opio del pueblo. Se identifica con la lucha armada por salir de la esclavitud que se generó en el porfiriato.”
En esta obra se ven reflejados diversos mundos en varias voces: la de un muxe ciego (hombres criados como si fueran mujeres), conocido como La Refranera; la de la mujer educada (La Tiznada); la de una chica víctima de una violación multitudinaria, y la de un chino y tres hermanos: uno blanco, uno indio y uno negro.
La Tiznada “de alguna manera arma una revolución, dentro de la Revolución, pues, como cirujana, explica a las soldaderas cómo nacen los niños, hace abortos o les liga las trompas de falopio, les da condones de aquella época; en general, les da educación sexual. Además les brinda consejos sobre cómo se pueden liberar a través de su cuerpo y que no se deben de entregar a los hombres si no quieren, que el sexo es para gozarlo”.
Es una novela, concluye la autora, que fue escrita “por el gusto que tengo por el periodo histórico de la Revolución Mexicana, en cuyo contexto, creo, se pudo haber dado esa historia y la reivindicación del derecho de la mujer, por ejercer su libertad sexual”.