■ Llama a buscar la reconciliación y otorgar el perdón
Lamenta el cardenal Rivera que imperen la violencia y el rencor
Ampliar la imagen El cardenal Norberto Rivera en la Catedral Metropolitana Foto: Cristina Rodríguez
En una sociedad en la cual prevalecen la violencia, el rencor y la venganza, ni siquiera la justicia es capaz de restablecer el quebrantado tejido social, por lo que también es necesario el perdón, dijo el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien, sin embargo, aclaró que perdonar no significa aceptar el mal ni dejar de luchar contra la injusticia y la impunidad.
En su acostumbrada misa dominical, oró por el presidente Felipe Calderón y por el jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, para que “sean iluminados” en su tarea de gobierno, así como por los poderes Legislativo y Judicial, para que promulguen y ejerzan las leyes necesarias “que nos lleven a vivir con equidad y fraternidad”.
En las oraciones también fueron incluidas las fuerzas armadas y los “héroes que nos dieron patria y libertad”.
El cardenal Rivera dedicó la misa al tema del perdón, y criticó que en un mundo de venganza y violencia se escuche cada vez con más frecuencia la voz de la ley del talión, del ojo por ojo, según lo cual se propone matar a aquellos que han asesinado o secuestrado.
Subrayó que la crueldad y la barbarie del siglo pasado, que parecían no tener límites en las continuas y permanentes guerras, no han cambiado en el comienzo de este nuevo siglo. “Pero quizás por eso mismo, aunque el mensaje no sea atractivo ni esté de moda, el del perdón y la reconciliación es un mensaje de actualidad, con una necesidad impresionante en un mundo necesitado de amor”, expuso en la misa, en la que también se rindieron honores a la bandera, con motivo del Día de la Independencia.
El también arzobispo primado de México subrayó que el perdón es una lección difícil, pero absolutamente necesaria, ya que en esa misma capacidad de perdonar “nos juzgamos el ser o no ser cristianos. El perdón es una virtud absolutamente necesaria en la convivencia familiar y social, ya que ni siquiera la justicia, con ser tan importante, basta para restablecer el quebrantado tejido social, el equilibrio tantas veces roto por los errores en la vida matrimonial, familiar, profesional, de amistad y en la multiplicidad de relaciones que tiene el ser humano.
“Un insulto, una calumnia, un disgusto, un daño corporal, un perjuicio en los bienes materiales, no se arregla haciendo lo mismo al otro. La violencia siempre engendra violencia, la venganza más venganza, y si alguno piensa que el perdón es una virtud de los débiles, que haga la prueba, a ver qué es más difícil: vengarse o perdonar.
“El que perdona poco, ama poco; el que mucho ama, perdona todo. Perdonar, aunque es difícil, realmente es grandioso, dignifica al hombre y es indispensable para poder vivir en la sociedad formada por hombres y mujeres débiles, con defectos, al igual que todos y cada uno de nosotros.”